Muchos ciudadanos durante 2019 advertían al gobierno interino que preside Juan Guaidó de los “errores” que estaba cometiendo al tomar decisiones equivocadas, como ir a “dialogar” a Oslo y luego a Barbados, para encontrar posibles “soluciones” a la catástrofe humanitaria que provocó la izquierda en el país en manos del chavismo.

Finalizó 2019 y los resultados obviamente previsibles se cumplieron: el régimen castrocomunista chavista ganó tiempo, radicalizó el sistema y los venezolanos quedaron profundamente decepcionados. Aunque es importante recordar que no ha sido la primera vez que vivimos una situación similar. Solo basta con mirar atrás para ver cuántas veces han salido fortalecidos después de cada “diálogo”. Por eso, con todos los antecedentes, a estas alturas no se puede calificar de “error” lo sucedido.

El cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres fue un himno en Venezuela que se inició el 23 de enero de 2019, pero lo vimos desvanecer a lo largo de los meses. La ruta inicial se fue alejando de lo prometido aquel día de coraje cuando valientemente Guaidó asumió la responsabilidad ante el país que pedía a gritos que se juramentara como presidente interino de Venezuela.

La ruta inicial murió porque otra vez los mismos de siempre, la “oposición” aglutinada en la MUD, decidió tratar a unos criminales como “políticos”; pero quienes secuestraron a Venezuela desde 1999 no son políticos, están vinculados a las peores mafias del mundo, grupos terroristas, Hezbolá, ELN, FARC, pero también con carteles de la droga, tal como lo ha denunciado Estados Unidos. De modo que no se puede enfrentar un sistema como este con los mimos métodos que se emplean ante un gobierno imperfecto o una dictadura convencional.

Comenzó 2020 y Guaidó fue ratificado como presidente interino de Venezuela, de tal manera que se presenta otra oportunidad para hacer las cosas bien y aplicar las medidas necesarias para lograr la libertad de un país oprimido por una tiranía oprobiosa sin piedad.  Sí quiero dejar en claro que no tengo ninguna expectativa con este nuevo periodo de gobierno interino (porque conozco los personajes que lo rodean y la forma como actúan), pero entiendo que hay ciudadanos que aún mantienen esa esperanza de que actúe con convicción, coherencia y determinación para alejarse del plan que ciertos sectores de la “oposición” quieren imponer, la cohabitación.

Se presenta una segunda oportunidad y Juan Guaidó realiza una gira internacional que inició en Colombia, donde se celebró una cumbre antiterrorista sumamente importante si se toma en consideración la protección que el régimen chavista le ha brindado a estos grupos durante 20 años. Aspiro a que esta gira no sea para pedir a los gobiernos que presionen al régimen criminal para que permita “elecciones” libres, sabemos que no van a dejar el poder por las buenas ni por presión, este es un régimen tutelado por La Habana, donde la dictadura de los Castro se ha mantenido por más de 60 años. Es una segunda oportunidad para pedir a la comunidad internacional apoyo para ponerle fin al genocidio en Venezuela y una segunda oportunidad para limpiar el país de mafias.


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