En la actualidad le rendimos un justo y merecido homenaje a los trabajadores del sector sanitario (médicos, enfermeras y empleados), caídos en la gesta heroica de  la confrontación con la epidemia universal del coronavirus en Venezuela.

Él es el peligro existencial más importante que ha amenazado la vida y el bienestar de nuestra nación, después de la tragedia vivida por los caraqueños con la peste española hace un siglo (1920), en un país mayoritariamente rural.

En esta ocasión el conflicto sanitario compromete a la totalidad de nuestra población, en una situación en la cual las dificultades son múltiples debido a la concentración y la pobreza de la comunidad, porque la organización de la vida en las ciudades crea mecanismos de contagio mucho más expeditos.

En Venezuela de igual manera que en Suramérica, las debilidades del sistema sanitario han facilitado la extensión del proceso, pero en nuestro caso muy particularmente se aprecia una mortalidad muy elevada en las filas de los combatientes de la primera línea en contra de la enfermedad.

Carecemos de una información oficial confiable sobre la cantidad de colegas médicos y enfermeras fallecidos, no comprendemos el  porqué del silencio, dada la trascendencia y la naturaleza de un asunto que compromete el éxito del esfuerzo.

Nuestras organizaciones gremiales (Federación Medica) señalan que las muertes médicas en Venezuela sobrepasan, sensiblemente, el estándar de las mismas en el continente, cantidad de fallecidos que crece al incorporar los demás operadores sanitarios muertos.

Sigue estando en la discusión de la Política Sanitaria Venezolana los sistemáticos e importantes señalamientos, de que no se compadece con las exigencias de la salud de los ciudadanos de nuestra República, creemos que se encuentra atrapada en las fronteras de la incapacidad y la corrupción.

La ofensiva del coronavirus ha puesto al descubierto el abandono de los servicios públicos nacionales por parte del gobierno madurista, conducta que se materializa en la ausencia de la infraestructura sanitaria necesaria, para atender a la población.

Muchos de los recursos indispensables para hacerlo con éxito, tanto en tecnología como en medicamentos no están presentes en el sector público, ausencia que se acompaña de la falta de protección para los profesionales de la salud, dejando el camino abierto para su contagio y muerte.


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