Dos años después de una ruta fallida, los venezolanos estamos obligados a abrir la mesa del entendimiento nacional entre los sectores verdaderamente democráticos.

Este año 2021, a nuestro juicio, debe ser de recomposición y para ello lo primero que debe ocurrir es que ese sector de la oposición que hasta ahora ha estado al frente de la alternativa democrática recupere la sensatez y regrese a la política real; es decir, que pisen tierra y comprendan que hay una grave crisis humanitaria, que la gente busca soluciones a sus problemas.

Urge atender a la Venezuela real, esa que se debate entre comer o comprar medicinas, una tercera edad que ya no tiene ni para lo uno ni para lo otro, como el 80% de los venezolanos que se encuentra en estado de pobreza. Dejemos la diatriba política a un lado y dediquemos nuestras fuerzas para rescatar la unidad, la institucionalidad en el país y empezarle a dar vida a proyectos ejecutables.

Vamos a trabajar por las soluciones para ese pueblo que hoy se encuentra sumergido en una cola para echar gasolina, aterrado por la inseguridad o por las bandas criminales que los acechan, démosle respuesta a los ciudadanos que están pariendo a diario para conseguir agua, que sufren las fallas de energía eléctrica y ni hablar del tema económico: hace un año el dólar estaba en 76.890,76 bolívares, hoy (al momento de escribir este artículo) ya pasa largo del 1.600.000 bolívares. A todo esto hay que sumarle el alto costo de la vida, con correcciones de sueldos insuficientes. En fin, pongámonos en los zapatos de la mayoría de los venezolanos que está tratando de sobrevivir.

Con estos indicadores es imposible seguir postergando un gran acuerdo de salvación nacional, en el que nos involucremos todos sin excepción; llámese sociedad civil en sus diferentes expresiones organizativas: empresarios, academia, iglesias, ONG, jóvenes y no tan jóvenes, indígenas, campesinos, entre otros, incluyendo a los militares de este país, y que junto a los políticos podamos construir con seriedad esa ruta que nos saque de este atolladero en el que hoy nos encontramos sumergidos.

Se nos acaba el tiempo, nuestra Venezuela se deshace en las manos del gobierno, la hiperinflación y la delincuencia. No hay espacio para más aventuras.

En Unidad Visión Venezuela desde hace rato hemos propuesto una ruta –siempre democrática–, estando claros que debemos de comenzar por las cosas que nos unen como nación, dejando a un lado la arrogancia, vanidad e intereses personales, y buscar un punto intermedio donde el ganador sea nuestro país y su gente. Por ello, vamos a presentar esta semana unos puntos en concreto, que a nuestro juicio, se deben abordar con carácter de urgencia en esa Comisión Especial para el Diálogo, la Reconciliación y la Paz Nacional.

Sabemos que siempre van a haber detractores, gente que no esté de acuerdo, que no le gusta lo que decimos y pensamos, pero por mucho que a veces la verdad duela, siempre va a ser mejor enfrentar la realidad –por muy impopular que esta pueda ser– que continuar viviendo en una mentira eterna y creando falsas esperanzas a nuestro pueblo.

En resumen, se debe dar prioridad al abordaje de temas y realidades de alto impacto y afectación entre la población venezolana, y que no solo se centren en el abordaje del conflicto político, como ha ocurrido en ocasiones anteriores.

El país requiere un pacto de características integrales, que además de tratar una ruta para la normalización política plena, permita abordar las reformas económicas e institucionales necesarias, así como construir los consensos para prestar atención a la emergencia humanitaria que vive el país.

Para finalizar, nosotros, desde Unidad Visión Venezuela, vamos a proponer que se incorporen temáticamente las siguientes áreas: crisis migratoria nacional, seguridad alimentaria y ciudadana, así como el derecho a la propiedad privada y seguridad jurídica.

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