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La rusofobia o sentimiento antirruso engloba un amplio espectro de sentimientos vinculados con prejuicios, temores o aversiones hacia  Rusia, los rusos, la lengua rusa y la cultura rusa. Wikipedia

En la política internacional moderna, el vocablo «rusofobia» se utiliza específicamente para describir asuntos conservados de la época de la Guerra Fría o relacionados con las luchas internas en Ucrania, o las confrontaciones de Rusia con la OTAN en el siglo XXI.

Muchos prejuicios presentan a menudo elementos de guerra política contra la Unión Soviética, que se siguen viendo en los debates de las actuales relaciones con Rusia. La «amplitud» de la rusofobia varía considerablemente de un país a otro, y no solo depende de la geografía, sino también de la historia y de otros variados factores. La «intensidad» de la rusofobia ha evolucionado en diversos países, a lo largo de la historia.

Según connotados internacionalistas suele ser objeto de disputa, si el sentimiento hostil hacia Rusia (tanto en la actualidad como en su pasado), es la consecuencia de una evaluación racional de sus políticas específicas, o bien se trata de un sistema compuesto de creencias y prejuicios estereotipados más allá de las acciones o políticas concretas.

En la segunda mitad de la década del 2010, el gobierno ruso y otros gobiernos afines llevaron a cabo una intensa campaña de denuncia de la supuesta rusofobia en Occidente, alegando como causa de las acusaciones presuntas responsabilidades del gobierno de Putin en sucesos, entre otros, la guerra del Dombás, la guerra civil siria, el Brexit, el auge del populismo en países de la Unión Europea y la victoria presidencial de Donald Trump en Estados Unidos.

Explican estos mismos internacionalistas que el brusco auge de la utilización del concepto rusofobia por los medios estatales y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia se produjo a partir de 2014, año de la crisis de Crimea, como herramienta en la guerra de la información.

La operación militar de Rusia en Ucrania, desató –especialmente en Estados Unidos, Canadá y los países de la Unión Europea– un rechazo de todo aquello que sea ruso o tenga raíces rusas. La situación ha llegado a extremos tan absurdos que las autoridades de la Universidad Bicocca, en Milán, Italia, prohibieron a un profesor dar un curso sobre Fiódor Dostoyevski, uno de los grandes escritores de todos los tiempos, fallecido hace más de 140 años… Al final, ante el escándalo que se suscitó, la universidad tuvo que dar marcha atrás.

Otro ejemplo de este sentimiento antiruso es el del famoso director de orquesta Valery Gergiev, quien primero debió renunciar por presiones a su puesto de director musical del Festival de Verbier, en Suiza, y al cabo de unos días fue cesado como director titular de la Orquesta Filarmónica de Múnich.

La rusofobia surgió después de que varios países occidentales impusieron a Rusia las primeras sanciones económicas. No hay ninguna prueba de que la totalidad de los rusos esté respaldando las acciones militares del gobierno de Putin en contra de Ucrania, pero el pueblo ruso es víctima de esta discriminación que se está dando en todos los ámbitos: académico, artístico, científico, deportivo, señala Talya Iscan, docente de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, y experta en seguridad internacional.

Para Iscan, el surgimiento de este sentimiento antiruso representa también un fenómeno arcaico y, sobre todo, peligroso para los mismos países occidentales, ya que puede propiciar un nacionalismo más exacerbado en Rusia y un apoyo más resuelto de la población de este país a la operación militar que el gobierno de Putin está realizando en Ucrania.

En opinión de Iscan, independientemente de que se tome partido por uno de los dos bandos en conflicto, no se puede satanizar a los integrantes de una población por su nacionalidad, su idioma o su apariencia física.

Pero, tras todas las consideraciones anteriormente indicadas, el pueblo venezolano no entiende y mucho menos asimila el decidido apoyo del régimen de Nicolás Maduro a su par ruso Putin, hoy día en la mira internacional de los pueblos del mundo, conmovidos con la tragedia de la población ucraniana,víctima de  los más escalofriantes sucesos de la invasión rusa en su territorio, en los que han perdido la vida miles de hombres, mujeres, ancianos y niños, amén de la destrucción de centros nucleares, hospitales, edificios, comercios e industrias, por lo que el otrora agente de la KGB devenido en Presidente, deberá pagar más pronto que tarde, ante la Corte Penal Internacional (CPI).

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