El comandante estratégico operacional, Remigio Ceballos, respondió con presteza a la decisión de Twitter difundida el 9 de junio de bloquear su cuenta oficial. Anunció el mismo día que continuaba “la batalla comunicacional” desde la propia red social al registrar un nuevo usuario.
Pero Ceballos no mostró la misma diligencia ante un planteamiento comprometedor que Hugo “el Pollo” Carvajal le hizo desde España el 29 de septiembre de 2019, una mora de casi dos años.
“@ceofanb ¿Detección de 54 aeronaves estadounidenses en territorio venezolano? Jajaja”, escribió precisamente en Twitter el ex jefe de inteligencia, con fama de que “lo sabe todo de todos”.
Y agregó: “Curiosamente estos radares sirven para detectar aeronaves estadounidenses pero no para detectar aeronaves del narcotráfico auspiciado por Maduro”.
El mayor general retirado, que manejó durante casi una década la inteligencia militar y civil del país, sabe de todas las rutas por donde pasa la droga hacia Europa y Estados Unidos. Conoce también -como saben en Washington- las entrañas del Cartel de los Soles y su alianza con la narcoguerrilla de Iván Márquez desde 1999.
En el trasfondo de esa alianza y en la rivalidad entre facciones de las disidencias de las FARC por el negocio de la droga es preciso buscar la explicación del conflicto armado en Apure.
Ahora con prontitud, el jefe del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana anunció el miércoles 16 de junio en su cuenta oficial de Twitter un despliegue de la Infantería de Marina en Apure “para combatir y expulsar todo grupo irregular colombiano”. Esta vez no los llamó “narcotraficantes terroristas”, como el 27 de abril.
El anuncio sin embargo parece prematuro, pues no ha transcurrido siquiera un mes del desastre al que los mandos arrastraron a la FANB para hundirla en la guerra de guerrillas, que terminó en rendición incondicional y el cese de territorio nacional Al Frente Décimo de las FARC para traficar con drogas. Lo cierto es que ya no hay “pie de fuerza” y que la declaración del Ceofanb aparece a estas alturas como una cortina de humo tal vez digna de la perturbadora risa del Pollo.