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El presidente de Irán, Ebrahim Raisi, en su reciente visita a Venezuela, con Nicolás Maduro / Foto EFE

El 18 de julio se cumplen 29 años del atentado en Buenos Aires contra el centro comunitario judío AMIA perpetrado por Hezbolá, agente terrorista de la República Islámica de Irán. El atentado contra la AMIA, en el que murieron 85 personas y más de 300 resultaron heridas, sigue siendo el peor ataque terrorista en la historia de Argentina. Desde entonces, el régimen iraní y sus agentes han ampliado su presencia en Latinoamérica, evadiendo sanciones, traficando con narcóticos y lavando dinero para facilitar su campaña mundial de terror. Las visitas del presidente iraní Ebrahim Raisi el mes pasado a varios países latinoamericanos, entre ellos Venezuela, Nicaragua y Cuba, demuestran la importancia que Teherán concede a la región en la consecución de sus ambiciones.

Un objetivo clave del viaje de Raisi era demostrar al pueblo iraní que, a pesar de las afirmaciones de Occidente y de los grupos de la oposición iraní, su país no está aislado. De ahí que los medios de comunicación del régimen iraní dieran mucha publicidad a la pompa que recibió el presidente iraní en Latinoamérica. Incluso la primera dama de Irán, Jamileh Alamolhoda, contribuyó a los esfuerzos de relaciones públicas aceptando ser entrevistada ampliamente por TeleSur, la plataforma estatal de televisión internacional de Venezuela. Este hecho no tiene precedentes, ya que ninguna otra esposa de un presidente iraní lo había hecho antes.

Los 28 acuerdos de cooperación comercial y económica firmados por Teherán con países latinoamericanos también recibieron mucha atención en la prensa iraní. Entre ellos se incluye un acuerdo para suministrar a Venezuela conocimientos de ingeniería de petróleo y mantenimiento de petrolíferos. Adicionalmente, el régimen iraní también acordó suministrar a Nicaragua medicinas y material médico.

A pesar de estos esfuerzos publicitarios, el periódico iraní E’temad criticó un acuerdo para abrir una cadena de montaje de automóviles en Venezuela, ya que dichos autos son rechazados por los consumidores iraníes debido a su mala calidad. Además, a juzgar por las reacciones en las redes sociales, la población iraní no parece muy impresionada ya que las relaciones de Irán con Venezuela, Nicaragua y Cuba suponen una contribución casi microscópica al bienestar de los iraníes.

El mayor reto que enfrenta cada día la población de Irán es económico. La inflación en Irán es tan alta que el gobierno ha dejado de publicar cifras oficiales. El aumento del costo de la vivienda obliga a la gente a abandonar las grandes ciudades y provoca un aumento de las personas sin hogar. La pobreza aumenta a tal velocidad que algunos niños menores de 10 años se ven obligados a buscar trabajo. Peor aún, algunas madres han vendido a sus hijos recién nacidos por tan solo 120 dólares, debido al aumento de la pobreza y el consumo de drogas en la sociedad iraní.

Lo que los iraníes necesitan desesperadamente son mejores condiciones económicas. Sin embargo, los países que Raisi visitó en América Latina, muchos de los cuales están sometidos a sanciones al igual que Irán, enfrentan grandes dificultades económicas y no pueden hacer ninguna contribución al bienestar de la economía iraní. Nicaragua, por ejemplo, aún no ha pagado una deuda petrolera de 1986 a Irán, equivalente a por lo menos 160 millones de dólares en la actualidad. Esta deuda no se mencionó, y entre Raisi y el líder de Nicaragua, Daniel Ortega, solo hubo palabras de elogio.

Asimismo, Cuba no está en condiciones de hacer ninguna contribución al bienestar de los iraníes. Su economía está sancionada y se encuentra en una situación desesperada. Lo que probablemente haya llamado la atención del régimen iraní son los recientes informes de que China planea abrir una estación de vigilancia electrónica en Cuba, lo que podría haber dado lugar a que Raisi hiciera una propuesta similar al régimen cubano falto de liquidez.

De los tres países latinoamericanos que visitó Raisi, Venezuela es el que tiene la mayor economía. Con varios nuevos gobiernos de izquierda en América Latina aceptando al gobierno de Maduro en Venezuela, incluyendo Brasil bajo el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, Colombia bajo el presidente Gustavo Petro y el gobierno de Chile, Irán ve la oportunidad de un mayor compromiso diplomático.

Mientras tanto, Venezuela ha expresado su deseo de unirse al llamado grupo de países BRICS, que incluye a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Hasta el momento, China, Rusia y Brasil han declarado que acogerían con agrado este hecho, y es probable que India y Sudáfrica también lo hagan. La entrada de Venezuela en el BRICS supondría un importante golpe diplomático para Irán.

Venezuela también ofrece un lucrativo mercado para el sector energético iraní. Debido a las sanciones y a la importante migración de personal y capital de Venezuela, su infraestructura energética, especialmente sus refinerías de petróleo, necesita urgentemente mantenimiento y modernización. Venezuela también quiere desarrollar su industria petroquímica. A lo largo de los años, Irán ha desarrollado sus capacidades en el sector energético y, por tanto, planea ayudar a Venezuela a hacer lo mismo. Es probable que Venezuela pague a Irán de varias maneras, incluyendo lingotes de oro, un método que han utilizado desde 2011.

Sin embargo, las empresas iraníes que hacen negocios con el gobierno venezolano son, casi todas, propiedad del régimen. Sus tratos comerciales son opacos y poco transparentes, y nadie sabe realmente qué ocurre con los lingotes de oro y otros pagos que Irán recibe de Venezuela.

Otro ámbito de cooperación bilateral es Hezbolá: Al parecer, Venezuela permite a Hezbolá utilizar el territorio venezolano para traficar con estupefacientes. El dinero generado contribuye a las operaciones militares y políticas de Hezbolá en Líbano y otros lugares. También ayuda al régimen iraní al generar ingresos a través del narcotráfico y así reducir la carga que Hezbolá supone para el presupuesto iraní.

La presencia de cárteles afiliados a Hezbolá en Venezuela también podría suponer una gran amenaza para los intereses estadounidenses e israelíes en América Latina. Según los informes, 7 millones de venezolanos han abandonado su país desde 2015 debido al deterioro de la situación humanitaria y económica. La mayoría han salido por tierra, a países vecinos como Colombia y Brasil. Muchos han llegado hasta Chile, Argentina y Estados Unidos. Los agentes de inteligencia iraníes o de Hezbolá, utilizando la tapadera de los refugiados, podrían establecer células terroristas en todo el continente americano.

Por último, los bancos venezolanos, a diferencia de los iraníes, no están en la lista negra del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), organismo de control mundial del lavado de dinero y la financiación del terrorismo con sede en París. Esto significa que el régimen iraní podría utilizar dichos bancos para lavar dinero, con lo cual lograría seguir incumpliendo las sanciones. Esto permitirá al régimen desafiar a la comunidad internacional, mientras sigue ignorando las necesidades de la población de Irán, cuya desesperación ha alcanzado niveles sin precedentes.

Estos últimos esfuerzos del principal Estado patrocinador del terrorismo y el antisemitismo en el mundo por consolidar y ampliar su presencia en Latinoamérica suponen problemas no únicamente para las comunidades judías y los ciudadanos israelíes en la región, sino también para Estados Unidos y sus aliados transatlánticos comprometidos a mantener a raya las amenazas que Teherán y sus apoderados representan en todo el mundo.

Con su visita a Venezuela, Nicaragua y Cuba, el régimen iraní quiere seguir enviando a Estados Unidos el mismo mensaje que lleva enviándole desde principios de la década de 2000: así como Estados Unidos está presente en zonas que la República Islámica considera su esfera de influencia, como Irak y Siria, la República Islámica tiene presencia en zonas que Estados Unidos considera su esfera de influencia, es decir, América Latina.

El viaje de Raisi a Latinoamérica debería servir una vez más como sombrío recordatorio de que la lucha contra las nefastas políticas de la República Islámica requiere una acción global concertada a ambos lados del Atlántico.


El Dr. Meir Javedanfar es un académico, autor y comentarista irano-israelí. Desde 2012 enseña política iraní en la Universidad Reichman de Israel y es consultor sobre Irán de la Liga Antidifamación (ADL). @MeirJa


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