Archivo. EFE

«En el régimen absoluto, el poder autorizado no tiene, no admite límites. La voluntad del déspota es la ley suprema». Simón Bolívar

La represión política y social es la negación de la libertad de realizar actividades políticas y sociales a una parte de la población por parte de un gobierno.

Del latín repressĭo, represión es la acción y efecto de reprimir (contener, detener, refrenar o castigar). El término suele utilizarse para mencionar a las acciones llevadas a cabo desde el poder para cohibir ciertas actuaciones políticas o sociales.

De acuerdo con algunos tratadistas, la represión puede ser legal (cuando se enmarca dentro de la constitución) o ilegal pues las fuerzas estatales o paraestatales actúan sin respeto por la ley y cometen delitos en su accionar. Por lo general, la represión implica la aplicación de dosis de violencia. Cuando la represión excede los límites legales, los propios represores son quienes acaban en la ilegalidad y anulan derechos legítimos, como la libertad de expresión o de manifestación.

España es uno de los países que durante más tiempo ha estado sometido a una represión. Concretamente a la franquista, como consecuencia del triunfo del bando nacional en la Guerra Civil (1936 – 1939) y el establecimiento de un régimen dictatorial, que giró en torno a la figura de Francisco Franco y que duró hasta bien entrada la década de los años 70.

Terror blanco fue como también se denominó a ese periodo de sometimiento a la dictadura de aquel general. En él se produjo una contundente represión a distintos niveles: educativa, administrativa, económica, lingüística, cultural, laboral…

Las consecuencias de toda esa actuación fueron la censura, la prohibición de partidos políticos y sindicatos, las multas y embargos económicos, la instauración como religión oficial del catolicismo y la muerte de personas que, por sus ideales políticos, fueron encarceladas y fusiladas.

Para el psicoanálisis, la represión es un mecanismo psíquico utilizado por el ser humano para bloquear ciertos pensamientos, recuerdos o deseos y mantenerlos en el inconsciente. Estos contenidos rechazados no son eliminados, sino que conservan su efectividad psíquica y se sintomatizan. Lo reprimido puede regresar a la esfera de lo consciente a partir de los sueños, los actos fallidos o, incluso, los síntomas neuróticos.

En tanto que la represión política es el acto o conjunto de esta, ejecutada ordinariamente desde las estructuras de poder para contener, detener o castigar con violencia actuaciones políticas o sociales (Real Academia Española). Se trata de un mecanismo de control social, cuyo objetivo es incrementar los costes de aquella acción colectiva, que cuestione o perjudique los intereses de las élites o de actores con capacidad coercitiva. Generalmente es ejercida por las fuerzas de seguridad del Estado (policía y ejército) e ilegales (paramilitarismo). Sin embargo, también es ejecutada por otros sectores con poder coercitivo, a través de estrategias que involucran a la población civil. La represión política, utilizada como castigo ejemplarizante, suele ir acompañada de recompensas a aquellas personas o grupos que apoyan al agente represor, promoviendo de este modo una mayor ruptura del tejido social.

Los actos represivos de mayor intensidad son el genocidio y otras formas de violencia extrema que buscan el exterminio total o parcial de determinados grupos sociales y políticos.

Algunas democracias alrededor del mundo, incluida la venezolana,  presentan niveles de represión iguales o superiores a la media global de las autocracias. Pese a la relevancia de este fenómeno, la investigación de la represión democrática, es escasa y poco sistematizada.

Sin embargo, el caso venezolano merece un análisis particular, por cuanto rompe las teorías y explicaciones empíricas, que para propios y extraños rebasa todo límite, lo cual amerita un severo estudio e investigación por parte de la Corte Penal Internacional, máximo organismo de la justicia, por cierto, en deuda con nuestro país, que desde hace años y últimamente con la designación de su nueva autoridad el fiscal Karim Khan, espera su definitivo pronunciamiento  sobre la flagrante violación de los derechos humanos, tal como lo denuncian en estos días ONG venezolanas, por la arremetida del régimen de Maduro contra activistas y sindicalistas. La plataforma Alerta Venezuela reveló nuevas detenciones arbitrarias de la dictadura chavista y señaló que la oleada de arrestos es otro ataque a la libertad sindical y a las organizaciones civiles.

El régimen socialista (comunista) encabezado por Nicolás Maduro, rompe los paradigmas de una genuina democracia, pues no sólo vulnera los derechos humanos, sino que pretende acallar con una brutal represión, la voz de un pueblo harto de su populista y demagógica política, que desdice del legado del Padre de la Patria, el único Libertador que ha parido Venezuela.

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