En las últimas dos semanas, Boris Johnson y Mario Draghi, primeros ministros del Reino Unido y de Italia respectivamente, renunciaron por razones completamente opuestas. Hace menos de tres años, Johnson logró la mayor victoria de los conservadores desde 1987 para completar el Brexit, pero su estilo meteórico de gobernar junto con la serie de escándalos que caracterizaron a su gobierno, como el Partygate y la escalada de inflación e impuestos, llevó a su caída. El caso opuesto es el de Mario Draghi, quien a pedido del presidente Mattarella se convirtió en el primer ministro de Italia en 2021, luego de que logró una amplia alianza con diferentes partidos políticos. Draghi, como presidente del Banco Central Europeo, orquestó un paquete de préstamos de 489 millardos de euros a los bancos de la Unión Europea  y en 2012 dijo que iba a “hacer lo que fuese necesario” para mantener el euro y superar su crisis, con lo que el costo de pedir prestado de los bonos europeos disminuyó principalmente en España, Italia y Francia, lo que ayudó a aliviar la deuda de estos países y adquirió el sobrenombre de “Super Mario”.

En Italia, Draghi lideró las reformas del sistema judicial civil y criminal para facilitar los procesos de apelación y de inversión extranjera, las cuales fueron aprobadas por el parlamento italiano en agosto de 2021. También pasó el presupuesto de 2022 contemplando un aumento en la edad de retiro de 62 a 64 años, y una revisión del sistema impositivo que incluyó una serie de incentivos y créditos fiscales para reactivar la economía y a la vez ofrecer beneficios sociales.

Las nuevas medidas económicas, así como el apoyo monetario y militar de Italia a Ucrania ante el ataque ruso originó que Conte, el líder del Movimiento Cinco Estrellas, no apruebe el paquete económico que permitiría navegar la actual crisis económica y energética. Si bien el paquete fue aprobado por el Senado, la falta del voto de confianza por algunos de los partidos de su coalición llevó a Draghi a renunciar. Sin embargo, Italia necesita la aprobación del nuevo presupuesto y de las medidas económicas propuestas por Draghi para obtener el nuevo componente de los 200 millardos de euros destinados a Italia del fondo de recuperación del covid-19 “Próxima Generación UE”. Considerando que el BCE acaba de aumentar las tasas de interés en 0,5%, el aumento del costo de la deuda italiana por el mayor riesgo político, y por tanto, el incremento de las diferencias de tasas entre los bonos de 10 años alemanes e italianos, el mayor problema para Italia es el alto costo del refinanciamiento de su deuda de 200 millardos de euros. Este costo se trataría de controlar a través del programa de transacción monetaria según el cual el BCE compraría la deuda soberana de los países en dificultades en los mercados secundarios en la medida en que estos países aprueben estrictas políticas de ajuste.

Italia no es el único país con una alta deuda, Grecia le supera y Francia y España le siguen. Sin embargo, a pesar de estos altos niveles de endeudamiento, los bancos europeos se encuentran capitalizados, existe el fondo Próxima Generación UE de  800 millardos de euros, la inflación en la zona del euro es alta (8,1%), pero esto hace que la deuda nacional sea más manejable al compararla con un PIB nominal, y por lo menos en el caso de Italia, la proyección del crecimiento del producto es todavía optimista (3%).

En conclusión, los cambios políticos europeos junto con la guerra de Ucrania han desestabilizado la región, pero los organismos regionales como el BCE, la Junta de Estabilidad Financiera y el fondo Próxima Generación UE facilitan la implementación de una política monetaria más austera y la estabilidad financiera de los países de la región.


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