Las redes sociales han transformado el mundo de las comunicaciones. Antiguamente la comunicación masiva tenía que pasar por un «embudo» que eran los medios de comunicación. Los distintos medios de comunicación bien sean prensa, radio o televisión, decidían qué salía y qué no; quién tenía voz y quién no; y todo esto era guiado por una línea editorial, según la cual se definía lo que sería publicado.

Las redes sociales redefinieron esa dinámica. Ahora todo el que tenga una cuenta en alguna red social tiene voz, pequeña o grande pero la tiene. Y este fenómeno es conocido como la «democratización» de las comunicaciones.

Sin embargo, como todo sistema no es perfecto. Si bien es cierto que mucho utilizan las redes sociales para informarse, entretenerse, aprender e incluso vender; no todo el que usa redes sociales lo hace con fines positivos y lícitos.

Uno de los principales problemas con las redes sociales es que son manipulables. Muchos las utilizan para manipular a la opinión pública. ¿Cómo? Hay muchas maneras, pero una de las principales es que hay usuarios en redes sociales que no son personas reales (ni naturales, ni jurídicas) que se crean para influir y generar tendencias en las redes sobre distintos temas.

Existen laboratorios que se encargan de crear cuentas ficticias en redes sociales. Con estas cuentas crean información, comentan, responden, atacan, denuncian y van generando matrices de opinión. La actividad de estos laboratorios crean «realidades» en las redes que no necesariamente se corresponden con la verdad en el terreno.

Eso pasa en Venezuela y en todas partes. No obstante, gracias a la politización y polarización de todos los ámbitos de la vida nacional en Venezuela, cada grupo político ha hecho inversiones enormes para apertrecharse de una maquinaria de redes sociales que le permita combatir (virtualmente) a su adversario.

En Venezuela la penetración de redes sociales es muy alta, pero dista de ser total. La mayoría de los venezolanos no tiene un celular inteligente con Internet o planes de datos para descargar 24/7 la gran cantidad de contenidos con la que nos bombardean constantemente.

Tampoco podemos asumir que la mayoría de las personas están constantemente pegadas a las redes, minuto a minuto, viendo noticias o sucesos y que todo lo que se publica la mayoría lo ve.

Tristemente algunos creen realmente que la realidad de las redes sociales es lo que verdaderamente está pasando. Algunos le dan valor incluso estadístico a estos instrumentos de las redes para hacer mediciones y encuestas, pero realmente no tienen ningún valor estadístico, ni podemos decir que muestra el verdadero sentir se la gente.

En Twitter, por ejemplo, se ven las tendencias de lo que en teoría la gente más comenta. Todos vemos tendencias como #PatriaSocialistaParaSiempre o #LealtadEternaSupremaInfinita o cualquier frase de esas extrañas que sabemos que no es lo que la gente quiere o comenta fuera de su casa. Cuando salgo a la calle lo que oigo es de la crisis del bolsillo, en donde ningún salario alcanza para llenar la nevera; oigo de la crisis de servicios públicos como el agua, la luz, el transporte o el gas; oigo en estos días la preocupación de la gente con la pandemia, y no siempre es lo que veo constantemente en redes sociales. Esta manipulación no solo la ejercen los laboratorios de redes de quienes están en el poder, también sectores de la oposición manejan estas herramientas.

Hay quienes incluso basados en este mundo paralelo de redes sociales arman estrategias y generan agendas, se abstienen de hacer o decir lo que piensan como si las redes fuesen una especie de oráculo o de inquisición.

De esta forma a veces se olvida la realidad. Se olvida la política real. Se olvidan las personas de verdad por los RT o los likes. Para muchos es más importante la foto o el video que tocar, escuchar y hablar con la gente.

Esta herramienta poderosa que son las redes sociales deben usarse con responsabilidad. Es muy fácil difamar, inventar o decir cualquier cosa amarillista para atraer la atención de las personas y conseguir notoriedad. Es muy fácil manipular o ser manipulado. Mi recomendación: cuando veamos «información» en las redes sociales, estemos atentos porque mucho de lo que se publica no es la verdad, es simplemente una «realidad virtual».


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