En el comienzo del 2024 el país es testigo de un régimen con renovados bríos represivos y autoritarios. A la detención de Víctor Venegas, dirigente magisterial de Barinas y miembro de Vente Venezuela, ha seguido el auto de detención dictado por el fiscal general Tarek William Saab contra un conjunto amplio de personas, incluyendo conocidas luchadoras cívicas y periodistas que viven en el exterior, como son Tamara Sujú y Sebastiana Barráez. Para justificar esta nueva escalada el régimen acude a una de las fórmulas más manidas desde los tiempos de Chávez (recurso arquetípico, por lo demás, de los regímenes autoritarios en general): traición a la patria y conspiración para asesinar al presidente y otras figuras del régimen, como Freddy Bernal y Vladimir Padrino López.

Se trata de una ofensiva contra la dirigencia opositora y la sociedad civil que con seguridad ha sido planificada -muy a la manera cubana- en todos sus detalles, con guiones y libretos incluidos. Hace apenas unos días la AN oficialista anunció la conformación de la “Comisión Especial para Investigar la Participación de Partidos Políticos de Oposición y de Representantes de la Legislatura 2015-2020 en el Despojo y Robo de Citgo” (un largo nombre, que revela que ahora ni siquiera tienen el cuidado de esconder sus intenciones). Simultáneamente, el parlamento rojo-rojito ya aprobó en primera discusión una ley para amordazar a las ONG, que constituye un ataque grave contra la autonomía de la sociedad civil y el derecho a la participación y la asociación.

No hay que olvidar, por otra parte, que el 6 de diciembre pasado también les fue dictado auto de detención a varios de los integrantes de la directiva nacional de Vente Venezuela, por estar presuntamente envueltos en conspiración contra la patria (definitivamente, el disco rayado de dictaduras y regímenes de corte autoritario), a propósito del fracasado referéndum sobre Guyana del 3 de diciembre. Estas medidas, afortunadamente, fueron echadas para atrás a los pocos días, gracias al intercambio de prisioneros con Estados Unidos, donde se concedió la liberación al destacado diplomático y empresario venezolano (sic), Alex Saab.

Está más que claro, por tanto, que la puerta giratoria ha dado otra vuelta y que hay una escalada represiva y autoritaria deliberadamente calculada, cuyo trasfondo principal no es otro que incidir en el proceso electoral previsto para este año. También es evidente que estos comicios están siendo tratados por el régimen no como una competencia política abierta -algo propio de una democracia madura y un país civilizada- sino como una guerra de cuarta generación (legado, por supuesto, del galáctico), con sus sabotajes y ventajismos institucionales, detenciones, estimulación del patrioterismo, amenazas, guerra psicológica, etc.

Llama poderosamente la atención, sin embargo, la realización de un giro táctico en lo que respecta a la motivación última de esta campaña contra los enemigos político-electorales (María Corina, la Plataforma Unitaria y compañía): ya no se trata de una conspiración contra la patria a propósito del referéndum sobre Guyana, sino de una conspiración contra Maduro y otros líderes de la “revolución”. Este detalle no puede pasarse por alto, pues indica seguramente que la plana mayor del régimen ha terminado admitiendo que el urdido conflicto con nuestro vecino no generó el impacto y el apoyo que ellos esperaban, y que difícilmente podrá carburar como un tema de campaña que mejore su capacidad de movilización y le haga aumentar puntos en las encuestas

Además del tema electoral, es obvio que en esta escalada también incide como una causal de peso la preocupación del régimen por el difícil cuadro social que vive el país, y en particular la acentuada desazón que hay en las mayorías trabajadoras por la congelación de los salarios por casi dos años, en medio de un agudo cuadro inflacionario creado por quienes aseguraban que Venezuela se arregló. El gobierno está altamente temeroso de que se desaten protestas -incluyendo la posibilidad de una explosión social- que no solo terminen de echar al traste con sus posibilidades electorales, sino que generen inestabilidad en el plano político y militar.

Sin duda que en todo esto hay mucho de la paranoia propia de los exponentes del socialismo del siglo XXI, pues si en algo parecen coincidir en esta ocasión todos los factores de la oposición, es en el mantenimiento de la ruta electoral a como dé lugar. Con la excepción del algún mohicano aislado, parece claro que los tiempos del radicalismo y de los pajaritos preñados alimentados por Trump han pasado.

Aunque, conociendo sus modos, de este régimen puede esperarse cualquier cosa, en principio no debe asignarse mayor peso a la hipótesis de que el propósito final es suspender las elecciones. Esto sería una decisión muy costosa, y es obvio que mientras continúen las negociaciones y Estados Unidos siga cumpliendo sus acuerdos, y mientras a la fiera no se le acorrale y se le respeten sus puertas de salida y su pervivencia política, es mucho más conveniente para ellos ir a elecciones, aún con el alto riesgo que tienen de perderlas. Por eso, luce que su propósito principal sería devastar lo máximo posible a las fuerzas opositoras, dividiendo, amenazando y encarcelando a diversos dirigentes sociales y políticos, para aumentar sus posibilidades en la competencia comicial.

A la oposición no le queda otro camino que fortalecer su organización y manejarse con paciencia y dedicación para salir solvente de este cuadro tan desventajoso, manteniendo hasta el final la candidatura de María Corina Machado. Por lo pronto, ella ha tenido el acierto de tender sus brazos a los sectores opositores más significativos (disminuyendo incluso los roces con los partidos de la PU que la habían adversado) y con lo que se llama las fuerzas vivas del país, lo que ha resumido en el proyecto Gana. Mientras siga en esa tónica de construir consensos para la transición y el renacimiento democrático, y mientras el apoyo de Estados Unidos y demás factores internacionales al Acuerdo de Barbados y a su legitimada candidatura se mantengan firmes, se hará cada vez más difícil y más costoso intentar detener su avance y sacarla del juego.

@fidelcanelon


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