Asamblea
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Conocidos los resultados de las «elecciones» parlamentarias que diseñó el gobierno de Nicolás Maduro a su traje y medida, haber escuchado el audio de un gobernador reconociendo los elevados niveles de abstención –no desmentido– hasta ver videos en los cuales individuos afines al gobierno fueron en horas nocturnas prácticamente a sacar a las personas de sus camas para que fueran a votar, bajo la intimidación política de que los apartamentos y casas en «los cuales viven» fueron otorgados por el madurismo y debían cumplir con la «revolución», fueron situaciones que transcurrieron con más pena que gloria, como triste espectáculo de lo que la cúpula del poder llama «democracia».

Eso quiere decir que el madurismo, al no poder convocar otra «constituyente» que disfrace o pueda sabotear previamente las elecciones de gobernadores y alcaldes de 2021, como ocurrió en 2017, y sabiendo que por efecto de la polarización aunque lograra buscar muchos candidatos de «oposición» en todos los estados y municipios, en estos casos terminaría imponiéndose lo que se conoce como la «economía del voto» en donde los electores deciden sufragar por quien tenga mayores expectativas de triunfo, y en este contexto, cualquier candidato de oposición simplemente aplastaría al candidato oficialista, no porque precisamente sea el mejor, sino porque sería un voto contra Nicolás Maduro, situación que también sería muy distinta a estas «parlamentarias», en las que inhabilitaron candidatos y hasta se adueñaron de las juntas directivas de los partidos políticos opositores bajo decisiones «jurídicas».

De hecho, ante esta realidad muy oscura para el madurismo en tratar de imponer su permanencia en el poder al precio que sea, todo está listo para que desde la próxima «Asamblea Nacional» se origine el último asalto contra la Constitución y lo que queda de institucionalidad; irónicamente, a través de la bazofia antijurídica de la mal llamada «ley constitucional antibloqueo'».

En efecto, el madurismo al tener ahora los dos tercios de la «Asamblea Nacional» con aproximadamente 15% de la población electoral, piensa crear las llamadas «ocho grandes regiones bolivarianas» para permitir que en ellas, por «votación popular», sean «electos» seis «vicepresidentes» –para generar una burda retórica de «más y mejor democracia»– quedando dos de estas funciones por «razones estratégicas» reservadas por la designación presidencial. Ante tal acción por demás violatoria de cualquier norma democrática, y contraria a nuestros preceptos contemporáneos institucionales tales regiones serían las siguientes:

1) Gran Región Capital del Libertador: constituida por lo que llaman la Gran Caracas, el otrora estado Vargas –ahora La Guaira– y parte de lo que aún es el estado Miranda, donde presumiblemente el municipio Chacao será desmembrado en dos partes de este último

2) Gran Región Industrial y Central de los «Próceres»: integrada por parte de lo que aún es Miranda, así como los estados Aragua y Carabobo

3) Gran Región «Multicultural» del Centro-Occidente: compuesta por los estados Yaracuy, Lara y Falcón

4) Gran Región Agrícola, Chávez de Los Llanos: formada por los estados Barinas, Portuguesa, Guárico, Apure y Cojedes

5) Gran Región Turística, Pesquera, Agroindustrial, Petrolera y Minera Mariscal de Ayacucho: asociada entre los estados Nueva Esparta (aún se discute si integrarlo o llevarlo a ser parte de lo que llamarán «dependencias marítimas integrales geoestratégicas»), Anzoátegui, Sucre, Monagas, Delta Amacuro y Bolívar – menos el municipio Gran Sabana de este último estado que será, según ellos, otra gran área «estratégica de desarrollo comunal y ambiental»-

6) Gran Región Agrícola-Ecoturística Andina: establecida por los estados Mérida y Trujillo

7) Gran Región Indígena del Amazonas: obviamente formada por el estado Amazonas y probablemente parte del municipio Gran Sabana del estado Bolívar y el municipio Páez del estado Apure

8) Gran Región Comercial, Agroindustrial y Petrolera de la Frontera: Formada por los estados Táchira y Zulia

Así tenemos que en las seis primeras regiones, definidas con nombres rimbombantes, habrá «elecciones» para que el pueblo escoja sus «vicepresidentes» y en donde no tengo dudas, el madurismo al tener el control a su antojo de tales espacios geográficos en términos de movilidad de la población, e incluso de horarios de «votación, y de inhabilitados y directivas de partidos políticos opositores, difícilmente el régimen perdería tales «vicepresidencias», e incluso apostarán a perder la región «andina» para dar visos de una supuesta «democracia».

Por supuesto, que ante el inmenso rechazo que tiene el madurismo –al igual que en el resto del país– en estados como Táchira y Zulia, y para evitar no solo sendas derrotas en esta nueva conformación de lo que sería el «Estado comunal», desde Miraflores quedaría reservada la designación de las «vicepresidencias» en esa denominada región fronteriza, acompañada de la región de Amazonas para dar visos «argumentativos» de que al ser zonas limítrofes sería el presidente quien designe a esos «vicepresidentes». Verbigracia, en el caso de la «gran región de la frontera» nunca correrían el riesgo de perder tan emblemáticos estados, y en relación con Amazonas, aunque poblacionalmente en términos cuantitativos sería insignificante, no lo resulta por el área geográfica, más aún cuando en ese espacio existen tantas denuncias de invasiones por grupos irregulares extraterritoriales, así como de ilegalidad en la exploración minera, contaminación y destrucción ambiental, y violación de derechos humanos de nuestros indígenas.

Corresponde a toda una sociedad emprender de manera conjunta que tales arbitrariedades no sean llevadas a cabo por quienes en nombre de una «revolución» solo desean aniquilar a la nación para perpetuarse en el poder, máxime cuando ha quedado demostrado este 6 de diciembre que el pueblo ha rechazado a quienes nos han sumido en la más completa miseria económica y social.

 


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