Foto Prensa Miraflores

Ahora resulta que la farsa del domingo es un plebiscito. El mandante dice que si gana la “oposición” en la pantomima él deja el poder. Tremenda promesa, más que electoral. El problema es la credibilidad del sujeto. Más bien se trata de una medida desesperada para ver si así levanta a la gente para que vaya a votar. Ya la diana no sirve.

Se hace el sordo y el ciego (nunca el mudo). Quiere convencer a los venezolanos de que no está enterado de las protestas diarias en todos los rincones del país. ¿Será que nadie de su entorno le enseña lo que corre por las redes sociales? Ciudadanos molestos, llenos de ira y desesperación, gritando ¡Ya basta! Ese es el verdadero plebiscito.

Que nadie coma cuentos, no hace falta ir a votar para decirle al jefe del régimen que ya nadie lo quiere. Todo el mundo está claro en que ha sido lo más ineficiente que ha pasado por Miraflores.

Si de verdad la gente quisiera demostrar el rechazo que siente ante todo lo que lleva el sello rojito, que ni se moleste en salir de su casa el domingo. Lo que ellos están pidiendo, exigiendo y hasta amenazando por conseguir es la validación de los votantes para unos comicios en los que no cree nadie en el mundo.

El mundo entero está al tanto de que no son comicios justos ni democráticos. Los que participan y se dicen de oposición también lo saben. Las palabras del mandante son una trampa y las del número dos una clara amenaza. Pase lo que pase, ni van a dejar Miraflores ni son capaces de garantizar la comida a nadie. No lo han hecho en todos estos años.

Ya la OEA lo ha dicho claramente, las peores violaciones de los derechos humanos datan desde el inicio de esta etapa posterior al comandante muerto. Pero no hay que olvidar que fue el mismo difunto el que mandó a votar por él y lo pidió “desde el fondo” de su corazón.

Hasta el propio Fidel hacía este tipo de promesas como la que hizo el jefe del régimen, y no dejó el poder sino cuando se murió. ¿Quién le cree al que ha sido capaz de mentir tanto y tan seguido?

Los venezolanos hartos le mandan un mensaje claro todos los días de que no lo quieren. No nos dejemos manipular.


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