foro cívico de Venezuela
EFE/ Rayner Peña R.

A todas luces las primarias abrieron un afluente de liberación, las personas desde todos los rincones del país denuncian, protestan, exigen que sus reclamos sean oídos. Los estudiantes en el estado Mérida hacen algo que podría parecer insólito, declaran abiertamente  que no pueden continuar con la ficción de estudiar si nunca han tenido profesores de matemáticas, biología, inglés. “Para nadie aquí es un secreto la realidad que estamos viviendo en este liceo, es que no contamos con los docentes como debe ser, no contamos con una educación de calidad”, dicen. Al mismo tiempo leemos un manifiesto de intelectuales que reclaman el respeto a la voluntad de los venezolanos que participaron en las elecciones primarias y que pretendieron anular con una decisión del pervertido TSJ. “Cómo ciudadanos venezolanos, titulares de los derechos consagrados en nuestra Constitución queremos manifestar nuestro total respaldo a la Comisión Nacional de Primaria, a sus comisiones regionales, miembros, voluntarios y técnicos por la organización de las elecciones primarias….”

La realización de esta elección en manos de la sociedad civil es sólo el inicio de un cambio que sucederá muy pronto porque los venezolanos después de manifestar su voluntad en el tema electoral saben que tienen el poder y el derecho de ejercerlo. Es la verdadera buena noticia, las cadenas de la dictadura del siglo XXI no dejaron huellas en la conciencia de los venezolanos, salieron a votar en las zonas populares, los antiguos predios del izquierdismo. Es el hecho político mas importante de las últimas décadas, la gente responsablemente salió de sus casas se dirigió al centro de votación contra todas las previsiones y amenazas de los dirigentes del régimen quienes se negaba a contestar preguntas a los periodistas sobre las primarias calificándolas de irrelevantes, sin ninguna fuerza en relación con los mecanismos de control que ejerce el gobierno a través de sus políticas de subsidios, las bolsas CLAP, los bonos por cualquier cosa, bono por la guerra, por la paz, etc., etc.

La gente salió a votar sin que nadie los obligará. Ejercieron su derecho en un ambiente de camaradería, de vecindad, nadie armado, ninguna muestra de violencia contra las inmensas colas de votantes. Este es el hecho histórico mas relevante sucedido en Latinoamérica en los últimos años. Una dictadura puede enquistarse, destruir a un país, intentar arrebatarle los derechos a la población, pero queda y prevalece la responsabilidad ciudadana. Quienes fueron a votar, mucha gente de la tercera edad que podía analizar y comprender lo que ocurría en el país, gente cargada de experiencia y sabiduría que sabían lo que significaba vender sus votos por bolsas de comida, que participaban y acompañaban las huelgas de los maestros que reclamaban el derecho a sobrevivir.

Tenemos que revalorizar la significación de la participación en las primarias que fue igual en los barrios populares y en los sectores clase media. Podríamos repetir junto a Victor Frankl: “Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas –la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias- para decidir su propio camino” es el derecho humano irrenunciable de preferir la libertad a la esclavitud y sobre todo mostrar un nivel de conciencia que anula el poder de la  propaganda de cualquier régimen. Cómo se explica que permaneciendo más de 300 personas en prisión por sus ideas políticas y después de  haber clausurados  más de 408 medios de comunicación libre,  aun los venezolanos expresen valientemente su inconformidad. En las colas de la gente para votar en las Primarias no había metralletas del plan Republica, ni posibilidad de ejecutar las trampas habituales del Consejo Nacional Electoral que pudiesen cambiar el rumbo de este grito de libertad que lanzaron al continente latinoamericano los venezolanos.

También fue una derrota para las prédicas de Antonio Gramsci: “Tomen las escuelas y los medios de comunicación, lo demás viene solo”. La prédica era tomar al ciudadano además de la fuerza por las ideas, propagar el socialismo a través de consignas, intromisión en los currículos escolares cambiando la interpretación de la historia, sosteniendo instituciones como Conatel, cuya tarea ha sido cerrar, clausurar, cualquier agente noticioso que difunda noticias contrarias a la ideología dominante del socialismo del siglo XXI. Recuerden a Vladimir Padrino haciendo acto de presencia en las puertas de las escuelas el primer día del año escolar, un claro mensaje de poder y dominación.

Otro aspecto imprescindible de remarcar es reconocer y aprender que el régimen socialista como todos estos tipos de gobierno sólo tienen un objetivo en su ejercicio del poder que no es otro que destruir las instituciones que protegen al ciudadano, expropiar, desmantelar las entidades que representan derechos humanos. Una vez cumplido el objetivo de la destrucción comienza o se acentúa la represión porque no tienen ninguna propuesta alternativa, sólo dejan en los pueblos escombros y destrucción. Es lo que vivimos en Venezuela, destruido el sistema de salud, fallan en el intento de implantar o cambiar dispensarios y hospitales por una basura programática como es “Barrio Adentro”. Fracaso total, hoy esos espacios son guaridas de malvivientes, ha sido un cruel triunfo pírrico del régimen acabar con los hospitales, con la red de atención primaria y dejar totalmente desprotegida la salud de los venezolanos. Han embestido contra la educación, decretan hambre para los docentes, niegan presupuesto a las escuelas que carecen de agua y pupitres para los estudiantes, matan de hambre las universidades y les pagan a los docentes universitarios menos de 20 dólares al mes. Algunos han muerto por desnutrición. A cambio ofrecen un parasistema bolivariano que cae estruendosamente por su mala calidad. Gradúan médicos integrales ignorantes de cualquier practica médica. El saldo de la asistencia técnica de Cuba es reconocer el fraude total,  estos infelices hermanos cubanos vienen a Venezuela buscando en primer lugar una rendija por la cual escapar hacia la libertad.

La realidad más amarga para los países que caen bajo regímenes socialistas es vivir la experiencia de la incapacidad del SSXXI capaz de destruir, pero incapaz de construir. No pueden crear nuevas instituciones porque no hay ninguna entidad que sustituya la libertad y el inalienable derecho a elegir que mora en cada persona. Todas sus experiencias históricas en el poder fracasan en el campo económico, no logran abastecer sus pueblos y someten la población a episodios de hambruna como ocurrió hasta hace pocas décadas en China cuando los dirigentes del Partido comunista gritaron ante la hambruna que aniquiló a millones de chinos “trabajad y  enriqueceos”, produzcan y nosotros los seguiremos gobernando. Este es quizás el peor ejemplo histórico, pueblos que trabajan, producen pero que se les niega la libertad para actuar como seres humanos libres.

La lección de las primarias es fundamentalmente mostrar que a los venezolanos las décadas de opresión,  robo de libertades, chantaje populista no han carcomido la conciencia ciudadana. Emprenderemos un nuevo camino de libertades donde la gente valga por sus capacidades y su entidad moral y no por la sumisión y la rodilla en tierra ante las bolsas de comida. Bienvenido el triunfo de María Corina, un ejemplo de tenacidad y lucha indeclinable por nuestros valores, por la paz y la consagración de la libertad como principio básico de la sociedad humana.

Ejemplos sobran: “En un período histórico relativamente breve (1945-1960), Japón logró no solo reconstruir su economía, sino convertirse en una de las naciones industrializadas más importante del mundo actual. El emperador fue despojado de su poder soberano y reemplazado por un gabinete parlamentario” (notas de Rafael Quiñones).


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