En homenaje a Raúl Leoni al cumplirse 50 años de su partida, el martes 5 de julio.

Cuando el mandato de Rómulo Betancourt se acercaba a su fin, en el seno de Acción Democrática surgieron dos candidaturas: las de Raúl Leoni y Gonzalo Barrios. Según Carlos Andrés Pérez, Gonzalo Barrios no puso ningún empeño en ser candidato. Luis Beltrán Prieto Figueroa, por su lado, corrió la especie de que Betancourt se había opuesto a la candidatura de Leoni y propuesto la de Carlos Andrés Pérez. Este último fue enfático en negar el rumor y afirmar que Betancourt había decidido quedarse al margen.

Pero Miguel Otero Silva sostuvo más tarde que la fogueada astucia política de Betancourt lo llevó a disimular su inclinación por la candidatura de Leoni para librarse de las acusaciones de imposición sucesoria. De manera categórica, el autor de Lope de Aguirre, príncipe de la libertad dice: “El candidato presidencial de Rómulo Betancourt no podía ser otro sino Raúl Leoni. Lo era desde la frutería de Barranquillas, sí señor”.

Ramón J. Velásquez afirma, sin embargo, que Betancourt no era partidario de esa candidatura; prefería a Luis Augusto Dubuc o Alejandro Oropeza Castillo. Según Velásquez, en la Convención en la que Leoni fue elegido como candidato, Rómulo se presentó acompañado del periodista carabobeño Alí Caccavale, quien llevaba un grabador; entonces dijo: “Lo que vengo a decir quiero que quede grabado”, y pronunció un discurso en el cual expresó su opinión negativa hacia esa candidatura. Al final, con el apoyo del poderoso Buró Sindical de AD, Leoni se alzó con la nominación de su partido.

El 11 de marzo de 1964, Leoni asumió el cargo como Presidente. Su período de gobierno se extendió hasta el 10 de marzo de 1969. Si bien la elección de Leoni llevó a un sector de la extrema izquierda –el liderado por Domingo Alberto Rangel- a expresar que el pueblo “había votado por la paz”, el resto de ella mantuvo la posición de continuar con la lucha armada.

El 5 de noviembre de 1964, Leoni se dirigió al país para anunciar la constitución de un gobierno de Ancha Base, integrado por representantes de los partidos Acción Democrática, Unión Republicana Democrática y el Frente Nacional Democrático (dirigido por Arturo Uslar Pietri), así como figuras independientes, con lo cual se ampliaba el piso político del régimen.

El momento es marcado por diferentes acontecimientos: el indulto a muchos de los condenados por participar en las intentonas golpistas contra el gobierno de Rómulo Betancourt, buscándose así crear un clima de paz; la visita al país del general Charles de Gaulle; la ratificación de la política de “no más concesiones”; el inicio de la construcción de la represa del Guri; y el empuje que se le da a la construcción de viviendas con apoyo del Banco Obrero y el sector privado.

En materia de hidrocarburos, se incrementa la participación fiscal del Estado en la actividad petrolera. Las compañías petroleras habían aumentado sus beneficios en los últimos años y, para 1964, los mismos ya habían llegado a 30% (el doble de la cifra considerada justa por Pérez Alfonzo). En virtud de los acuerdos alcanzados, se cobraron impuestos retroactivos a las empresas concesionarias.

En abril de 1967, el Partido Comunista de Venezuela decide abandonar la lucha armada y participar en la próxima contienda electoral. Por otro lado, en el partido Acción Democrática la situación interna se enrarece como consecuencia de la pugna entre dos de sus líderes fundamentales, Gonzalo Barrios y Luis Beltrán Prieto Figueroa, por conseguir la candidatura presidencial de la organización. La lucha entre ambos desemboca en la división de AD. Rómulo Betancourt fue factor determinante en esa división al poner su músculo político e ideológico en la figura de Barrios.

Muchos años más tarde, Simón Alberto Consalvi dijo lo siguiente al periodista Ramón Hernández:

«A Prieto le tocaba la Presidencia de la República, no a Gonzalo. El luchador era Prieto Figueroa. En lo íntimo de su alma Rómulo Betancourt quería a Prieto Figueroa, cuya lucha había sido consistente y muy sólida, pero los dividió el convencionalismo. Betancourt tenía que aceptar, como Presidente de la República, que el cardenal se sentara a su lado y Prieto consideraba que aquello era una herejía. Betancourt era el jefe del Estado, y para los militares y para toda la institucionalidad, el cardenal Quintero tenía que sentarse a su lado. Ido Prieto con el dolor del alma de Betancourt, que sabía quién era Prieto, comenzaron todas esas discordias y la crisis final de AD … Fueron muchas las lágrimas que se derramaron. Un partido no puede desprenderse de una figura como Prieto Figueroa sin pagar consecuencias muy altas».

Carlos Andrés Pérez, por su lado, colocado en una atalaya diferente a la de Simón Alberto Consalvi, sostuvo que jamás se pensó en Prieto como candidato a la Presidencia de la República porque, en su opinión, nunca había demostrado dotes ejecutivas y, además, sus posiciones políticas y anticlericales no se correspondían con la imagen necesaria para ser candidato de Acción Democrática.

En el plano internacional, en mayo de 1967, se desencadena la Guerra de los Seis Días en la que Israel se enfrenta a la coalición integrada por Egipto, Jordania, Irak y Siria. Como consecuencia de ese hecho bélico, se produjo un aumento en la producción petrolera y los precios. Como resultado de eso, los ingresos del Fisco Nacional en dicho año superaron los 10.000 millones de bolívares, por primera vez.

El 1° de diciembre de 1968 se llevan a cabo las elecciones en Venezuela pero, por lo reñido de las mismas, los resultados sólo se conocieron el 9 de diciembre: Rafael Caldera obtuvo 1.082.941 votos, Gonzalo Barrios 1.051.870, Miguel Ángel Burelli Rivas 829.397, Luis Beltrán Prieto Figueroa 719.733, Alejandro Hernández 26.806 y Germán Borregales 12.963.

Así, el candidato del partido de gobierno pierde las elecciones aunque la gestión fiscal y económica durante el período presidencial de Leoni fue positiva, como lo demuestra la siguiente data: las reservas internacionales pasaron de 835 millones de dólares en 1964 a 939 millones de dólares en 1968; el PIB creció en un promedio anual de 4,2% y la inflación promedio del lapso de gobierno fue de 2,40%.

Dos décadas más tarde, cuando ya las aguas estaban más tranquilas, José Toro Hardy hizo la siguiente evaluación –desde la óptica macroeconómica- del período presidencial de Raúl Leoni:

«En términos generales, cabe afirmar que el período comprendido entre 1964 y 1968 se caracterizó por una recuperación económica y una mayor estabilidad social, factor este último que se pone en evidencia al comprobar que la tasa de desempleo disminuye desde 10,32% hasta 6,31% de la población activa. En materia de manejo fiscal, se mantuvo una actitud de prudencia, excepción hecha del último año del quinquenio en el cual, con el objeto de favorecer las posibilidades electorales del partido de gobierno –el cual atravesaba por una traumática división interna- se emprendieron un conjunto de obras para las cuales no existían previsiones presupuestarias… Aún así, al comparar este lapso con el período de incertidumbres imperante durante el quinquenio anterior, no cabe duda que fue una etapa de estabilidad”.

Lo que no hay que perder de vista es que el país confrontaba entonces una situación política delicada que obviamente impactaba al clima económico. A eso hay que agregar las enormes carencias que se arrastraban del pasado. Si le damos entonces el peso que corresponde a esa realidad, la gestión de Leoni merece un reconocimiento especial en la historia republicana.

@EddyReyesT

 


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