Una retrospectiva revisión del papel de la prensa en el mundo nos permitió indagar la importancia de esta en los países en los que felizmente impera la democracia, en los que la libertad de expresión es un derecho fundamental que protege la difusión de ideas por parte de individuos o colectivos, sin temor a sufrir censuras o represalias, y se encuentra estipulado en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la mayoría de las Constituciones de países, la cual sostiene que “todo el mundo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión, pues este derecho incluye la libertad de mantener opiniones sin interferencias y de buscar, recibir e impartir información e ideas a través de cualquier medio sin tener en cuenta las fronteras”.

Ahora bien, la libertad de expresión comprende las facultades que puede ejercer un ciudadano como titular del derecho a la comunicación y que comprende la libertad de expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, escrito o cualquier otro medio de reproducción y la libertad de comunicar libremente información veraz, y por cualquier medio de difusión.

Durante la década de 1970, los reporteros desempeñaron un papel decisivo en revelar lo que llegó a ser el escándalo político más grave de Estados Unidos del período posterior a la Segunda Guerra Mundial. Los periodistas de Washington siguieron la pista de un hurto menor en el edificio de oficinas de Watergate, hasta llegar a la Casa Blanca. Este reportaje llevó a investigaciones en el Congreso y finalmente a la renuncia del presidente Richard Nixon.

El desempeño de la prensa durante el caso Watergate se consideró el espejo que refleja lo mejor que el periodismo puede ofrecer a la democracia: hacer que el poder rinda cuentas. Esta función se convirtió en una tendencia en las redacciones de los periódicos de Estados Unidos. En los años siguientes la profesión gozó de un alto grado de credibilidad y hubo un aumento notable en el número de estudiantes de periodismo.

El periodismo de investigación es el que publica información sobre infracciones que afectan el interés del público. Las denuncias son el producto de la labor de reporteros no el resultado de información secreta divulgada a la redacción. Y es importante debido a su contribución múltiple al ejercicio del gobierno democrático. Su función puede comprenderse en consonancia con el modelo del Cuarto Poder de la prensa. Según este modelo, la prensa debe hacer responsable al gobierno mediante la publicación de información sobre asuntos de interés público, incluso cuando dicha información revela abusos o delitos perpetrados por las autoridades. Desde esta perspectiva, el reportaje producto de investigación es una de las contribuciones más importantes de la prensa a la democracia; está vinculado con la lógica de limitación y equilibrio de poderes de los sistemas democráticos. Ofrece un mecanismo valioso para vigilar el desempeño de las instituciones democráticas, en su definición más amplia, la cual incluye entidades gubernamentales, organizaciones cívicas y sociedades anónimas.

La posición central que ocupan los medios de comunicación en las democracias contemporáneas hace que la élite política sea sensible a las noticias, en particular a las «malas» noticias, que a menudo producen conmoción pública. La publicación de noticias sobre fechorías políticas o económicas, puede provocar investigaciones en el Congreso o Asamblea Nacional y los tribunales.

Cuando las instituciones gubernamentales no hacen más averiguaciones o las investigaciones se ven plagadas de problemas y sospecha, el periodismo puede contribuir al rendimiento de cuentas mediante la vigilancia del funcionamiento de tales instituciones. Puede examinar la forma en que realmente llenan su mandato constitucional de gobernar responsablemente frente a informes de prensa que revelan mal funcionamiento, falta de honradez o fechorías en el gobierno y la sociedad. Cuando el periodismo de investigación mantiene influencia importante, puede sentar la pauta de lo que debe hacerse al recordarles a los ciudadanos y la élite política la existencia de determinadas cuestiones. Sin embargo, no hay garantía de que la atención continua de la prensa dará como resultado que el Congreso o Asamblea Nacional y el sistema judicial investiguen y procesen a los responsables de las fechorías.

El periodismo de investigación también contribuye a la democracia mediante el fomento de una ciudadanía al tanto de los hechos. La información es un recurso vital para habilitar a un público vigilante que, en última instancia, haga responsable al gobierno mediante su voto y participación. En las democracias contemporáneas, donde la política gira alrededor de los medios de información, éstos han eclipsado otras instituciones sociales como fuente principal de información sobre asuntos y procesos que afectan la vida de los ciudadanos.

En nuestro país,  el régimen socialista, marxista y mal llamado bolivariano ha cercenado el derecho a la libertad de expresión por distintas vías: la mordaza estructurada, con leyes que limitan este fundamento; un boato institucional contra periodistas como el caso de Roland Carreño, detenido desde el 26 de octubre de 2020; sanciones económicas de organismos del Estado en perjuicio de empresas de comunicación social, como el caso del diario El Nacional, que además fue expropiado, o lo que es igual despojado hasta de sus instalaciones físicas con edifico y terreno propio; ataques impunes de simpatizantes del régimen; empleo de la red de medios estatales; apertura de otros pro gobierno y la compra de empresas mediáticas, otrora críticas del manejo abusivo del poder.

Todo ello configura no solo un descarado abuso de poder, sino también el talante dictatorial de Maduro, que como a todo comunista le produce urticaria una prensa libre y democrática.

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