Sistema Patria
Foto archivo

Trabajadores universitarios es la nueva etiqueta que impuso el régimen a los profesores universitarios; esta decisión no es un problema de nombre, se trata de que la nómina pasó directamente a control del Ejecutivo y nos vincula operativamente y obligatoriamente con la plataforma Patria. El régimen ahora es el patrono, dejando de lado a las autoridades universitarias. Este paso es uno de los tantos que el régimen viene implementando en detrimento de la autonomía universitaria que ha sido dejada de lado, en efecto, impone las carreras a estudiar, decide quién, dónde y qué estudiar, introduce a las comunas en la administración universitaria, incorpora el control total del sistema con base en la abundante reglamentación centralizada, entre ellas, la manera de elegir a sus autoridades. Obviamente, hay más medidas, pero me limitaría a la más relevante para poner en contexto el primer tema, es decir, la pérdida del valor del trabajo.

La estrategia diseñada por el régimen ha sometido a la población docente y de investigación a un mecanismo salarial tan deprimente que un profesor titular que ha llegado a la máxima escala en la universidad percibe 10 dólares promedio por mes, el resto de los docentes, que no tienen esa categoría y que son la mayoría, van de 3 a 5 dólares promedio-mes. En otras palabras, impusieron una política de hambre acompañada de la ausencia de la imprescindible seguridad social que por lo demás, ha sido contributiva por parte de la comunidad que paga una proporción de su miserable remuneración a un fondo para disponer por último de su jubilación y garantía de protección social acorde con los niveles alcanzados. Pues bien, esos fondos fueron eliminados y los saldos financieros que quedaron pasaron a manos de las eternas autoridades universitarias, quienes los administran por su propia cuenta dejando de lado a los gremios que debieron tener corresponsabilidad administrativa y con sus actuaciones introducen el riesgo de abuso en la gerencia de los benéficos y propósitos que esos fondos tienen. Como colofón, las prestaciones sociales, derechos laborales estatuidos, por efectos de la inflación se depreciaron de tal manera que su monto es absolutamente ridículo cuando se liquida al personal o simplemente pasa a la jubilación.

La política salarial como elemento de control por parte del régimen ha reducido la capacidad económica y familiar de docentes e investigadores a la categoría de hambre, ha terminado con las meritocracia y competencias enmarcadas en la Ley de Universidades, ha aplastado la condición de un académico y lo ha hecho deliberadamente objeto de sumisión. Incluso lo ha expuesto a la odiosa comparación con otros segmentos de trabajadores cuyos ingresos son superiores en promedio al de un profesor, es así que un trabajador doméstico percibe en un día lo que un profesor en un mes; un trabajador liberal en cualquiera de sus modalidades gana entre 30 y40 dólares diarios sin incluir los beneficios que representan la colocación de partes y repuestos comprados en beneficio propio a los comerciantes del área.

Este aplanamiento de los ingresos ha sido deliberado y no permiten el acceso a la economía doméstica a menos que haga como me dijo una profesora en estos días: “Para sobrevivir tengo obligatoriamente que matar tigres”, esta expresión incluye cualquier cosa, desde reposteros hasta vendedores de cualquier bien o servicio. En general, también se vive de las remesas de familiares cuyo monto difícilmente excede en promedio los 100 dólares al mes sacrificando estos los exiguos ingresos de sus empleos en el exterior, cuyo costo hora se ubica en el simbólico 10 dólares-la-hora,vs los 10-dólares-mes percibidos como máximo en este país. Las remesas monetarias y en especies de más de 2 millones de exilados económicamente activos, cubren buena parte la economía doméstica, y contribuyen con el pago local de servicios de cualquier nivel, el cual va a las manos de emprendedores o vendedores de servicios contribuyendo a funcionar a una economía marginal dolarizada.

Sobre este último aspecto, la economía comercial, cuyos márgenes de beneficio son esencialmente especulativos dada la circunstancia que los bienes importados no pagan arancel como política oficial, los venden a precios del mercado internacional, y en algunos casos sobre un veinte por ciento de esos precios. Se da el caso que la hiperinflación hace crecer los mismos en bolívares de manera mas que exponencial, día a día, y también se da el insólito caso que en el país el dólar también sufre de inflación. No me refiero al sector industrial casi inexistente, o los que pertenecen a empresas expropiadas, que venden sus productos finales en el mercado nacional en dólares. En contradicción con las políticas comerciales internacionales, las empresas nacionales pagan a sus empleados no más allá de 5% de su nómina. En otras economías internacionales, las empresas destinan casi la cuarte parte, es decir, más de 25% de la nómina acompañados de incentivos como contraparte a la remuneración de su talento.

El efecto directo de esta práctica especulativa es la apropiación de los salarios del trabajador cuya práctica discursiva ha sido tan combatida mentirosa e ideológicamente por el régimen. Este no chista ante tal robo por conveniencia, ajustada a su política de hambre y control de la población. Los gremios empresariales informan públicamente y con desparpajo que pagan siete veces lo que paga el sector público. Tamaño argumento, todos destinan sus recursos excedentarios a enriquecerse y a especular al trabajador venezolano.

Negociaciones van y vienen entre el régimen y la oposición oficial, ahora enriquecida con la participación del máximo gremio empresarial favoreciendo al régimen para mantenerse en el poder, contribuyendo en la defensa de las elecciones regionales y la legitimación nacional e internacionalmente del régimen, y a otros, a sacar provecho de una negociación para validar presuntamente al sistema democrático y cooperar con el preservando el status quo del régimen consolidando su permanencia en el poder de un modelo fracasado; contribuyen a asegurar sus objetivos a mediano plazo especialmente de sus intereses y lograr ese empresariado un pretendido acercamiento al poder sustentado en la participación colaboracionista.

No se termina de entender que, si no se cambia el modelo económico y de gobernanza la economía no arrancará nunca, especialmente si la misma no se sustenta en la recuperación del valor perdido del trabajo. El trabajo se depreció tanto que no vale la pena emplearse en la economía formal, se da preferencia a la informal y a la iniciativa propia a través de los mecanismos del emprendimiento individual, dejando claro que, la seguridad social que había sido prevista legalmente  ya no tiene sentido, que la oficial tampoco sirvió y en consecuencia, el que no tiene seguros médicos no podrá atender sus problemas de salud y mucho menos de mantenimiento personal, incluyendo las emergencias médicas y, lo más seguro es que ante tal circunstancia  acompañará a los más afectados por el coronavirus.

No podemos vivir de la fantasía del discurso inútil como el que vimos en estos días en la entidad gremial empresarial donde el régimen hizo gala del discurso magnánimo y seductor, los nuevos directivos pronunciaron elegantes discursos de colaboración, en realidad, se hacen cómplices de un régimen criminal, defienden el sistema comercial y de los servicios, porque no tienen competencia industrial y con ligeras excepciones no producen bienes, más bien los importan para desarrollar una gestión comercial especulativa y poco les importa desfavorecer la producción industrial marginal  e ineficiente, incluyendo al sistema empresarial expropiado cuyas empresas o están quebradas o no funcionan de manera productiva con las limitaciones que tienen  de mantenimiento, mala operación por falta de formación de sus funcionarios,  o por incompetencia supina.

Es entonces determinante una nueva estrategia. ¿Cómo empezamos?, por el trabajo universitario, su rescate es prioritario, es necesario rechazar la reglamentación que limita su desarrollo y verdadera autonomía. fijar el objetivo de nivelar las remuneraciones de los trabajadores a una escala equivalente a la de los países vecinos, bajarle el copete a empresarios y emprendedores mediante los debidos controles a la especulación, abordar la ingente tarea de recuperar la libertad y reconstruir a un país que se hizo pedazos.

No se trata de cubrir las apariencias electorales y legitimar de este modo a una falsa democracia, se trata de cambiar un sistema represivo, el modelo económico, social y político del país, cambiar el extremismo por el liberalismo del mercado. Ello jamás se va a lograr con negociaciones, el poder no se cede, cualquier debilidad lo socava y en consecuencia el régimen jamás estará dispuesto a dejarlo no solo para proteger a sus ductores internacionales, favorecerlos  en su banal discurso demagógico, sino  de proteger sus intereses mal habidos los cuales se han vinculado con intereses foráneos aprovechadores en la fiesta que los legitima, consolidar la corrupción y el manejo del poder apoyado en las armas de la represión y la violación de los derechos humanos

Solo queda un camino, rebelarse ante el estado de cosas, presionar sin límites la salida del régimen, buscar la libertad denegada, asumir valientemente que lo lograremos o desgraciadamente estaremos sometidos a los intereses comunistas o globalistas administrados localmente por un régimen usurpador. ¿En cuál modelo nos inscribiríamos?, yo diría que en el de la libertad sin condiciones


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!