No es la primera vez que este tema nos ocupa. Pero es que muy sigilosamente Pekín va dando pasos para acercarse a nuestro territorio latinoamericano a través de aquellos con los que tiene mucho que compartir. Ya no se trata ni de Venezuela ni de Cuba que atraen la atención de los jerarcas. El tema ideológico no está presente y estos dos antiguos aliados no tienen mucho que ofrecer en el terreno de lo económico. Ni siquiera Venezuela, país que llegó a ser la gran Meca Petrolera, se encuentra hoy presente en el radar estratégico de los chinos.  Esta vez es la ribera pacifica continental la que motiva sus intenciones en favor de un mayor acercamiento.

En septiembre la capital china hizo saber su interés de participar en el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico, un acuerdo de libre comercio entre países con frente en el Océano Pacífico. Estados Unidos se había retirado de este compromiso de libre comercio y China aspiraba a ocupar un importante puesto en el mismo. Los once países signatarios del CPTPP, Australia, Brunei Darussalam, Canadá, Chile, Malasia, México, Japón, Nueva Zelandia, Perú, Singapur y Vietnam, son vistos desde China como miembros de importantes bloques regionales de comercio y de integración política. Chile, México y Perú tienen relaciones comerciales muy dinámicas con China desde hacen treinta años, lo que incluye importaciones y exportaciones en los dos sentidos. China, valga decirlo, es el más importante socio comercial tanto de Chile como de Perú, y por lo tanto, ellos son una vital puerta de entrada para los intercambios al igual que para inversiones.

El acceso de China al CPTPP, sin embargo, no está cantado. Para que ello ocurra se requiere la aceptación formal del gigante de Asia de principios relacionados con el libre comercio que en ese país son ignorados. El intervencionismo de los mercados es uno de ellos. Pero igualmente el respeto por los derechos humanos será materia de consideración cuando los actuales miembros se sienten a considerar la aplicación hecha desde Pekín. Los lazos muy estrechos de algunos países de la región con Estados Unidos también son asuntos que limitan su disposición a darle una bienvenida explicita a los chinos a este Acuerdo. Por último, el tema de Taiwán también estará sobre el tapete cuando sea necesario decir la última palabra sobre su incorporación formal. Pero nada de ello desestimula al gigante asiático en su propósito de plantar su pica en Flandes.

Más bien, a inicios de este mes Xi Jinping ha vuelto por los fueros y ha instado a los países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños durante una reunión de muy alto nivel sostenida en México, a «añadir un nuevo ímpetu» a la cooperación bilateral con China para enfrentar “las turbulencias mundiales”. De su determinación no cabe duda alguna y no puede ser de otra manera: durante los tres primeros trimestres de 2021, el comercio entre China y nuestros países alcanzó 331.000 millones de dólares, representando ello un aumento de 45,5% con respecto al mismo período del año de la pandemia. La meta son 500.000 millones para dentro de 3 años.

Así que lo que veremos en el cercano futuro es una mayor proactividad comercial y nuevas propuestas de cooperación económica en la región como tal y en los países que quieren captar como mascarones de proa, es decir, los del Arco Pacífico en primera instancia. Es notorio como ya han comenzado un acercamiento con Costa Rica y con Colombia donde además de intercambio, se plantean aspectos de cooperación en el terreno de altas tecnologías.


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