El domingo 28 fue un día histórico para España y Latinoamérica. Unas elecciones regionales que no deberían tener mayor relevancia que la de decidir el gobierno de regiones y municipios, tuvo la significación de un plebiscito al gobierno español y sobre todo a su presidente, Pedro Sánchez. Fue un plebiscito por dos razones: 1) El propio Sánchez así lo quiso, el “síndrome de hubris” le jugó una mala lección, creyéndose un líder decisivo en las elecciones, planteó unas elecciones regionales en un plebiscito sobre su gobierno y sobre todo sobre él mismo. Pues bien un resultado negativo más nítido no ha podido haber: el pueblo español se volcó a darle una soberana reprimenda a través del voto, su partido perdió en 7 regiones (Valencia, Extremadura, Aragón, Baleares, Cantabria, La Rioja, Murcia), el PP mantiene Madrid y Murcia para ganar en total 9 de las doce regiones, triunfo apabullante de la derecha, pues hay que agregar el extraordinario éxito de VOX, al duplicar su porcentaje de votación y triplicar el número de elegidos.

La coalición de derecha PP-Vox debería hacer acuerdos y así gobernar en las 9 regiones en las que no ganó el PSOE o partidos nacionalistas que también son de izquierda. Sánchez no tuvo otra salida que llamar a elecciones anticipadas el 23 de julio, salida desesperada para tratar de salvar la cara con tres trucos que los analistas califican de audaz pues se juega el todo o nada, Sánchez juega a que: 1) haya una fuerte abstención en el electorado de derecha por ser las elecciones convocadas en un puente en plena vacaciones de verano, 2) atemorizar al electorado con “ la extrema derecha” aprovechándose de que las elecciones coincidirán con las elecciones de los presidentes de gobierno de la coalición de derecha, 3) aglutinar el voto de izquierda debido a la práctica imposibilidad de que la extrema izquierda se una en una lista común en solo 10 días que tiene de plazo para presentarla.

Esta salida desesperada se basa en un incontestable triunfo de la derecha. “En los análisis más optimistas manejados por el PP empezaba a estar presente en la recta final de la campaña la posibilidad de lograr un muy buen resultado. Si bien es cierto que vuelcos como el de Extremadura situaron el resultado final en un escenario que superaba incluso las previsiones más optimistas”. (https://www.abc.es/espana/feijoo-sanchismo-derogado-pido-mayoria-incontestable-20230529150425-nt.html ). El líder del PP, Núñez Feijóo ha tenido una reacción muy responsable con relación al triunfo, no se regodeó de este, sino que hizo una llamada a culminar la tarea de destronar a Sánchez «Convoco desde este mismo instante a culminar ese ciclo político que finaliza el 23 de julio», ha dicho Feijóo, que ha apelado a su partido para mantener la tensión electoral: «Insisto en que no hemos terminado. El sanchismo no ha sido derogado todavía. Pido una mayoría clara, incontestable y contundente para iniciar un nuevo rumbo». (ídem).

Algunos analistas minimizan la ventaja del PP, pues cuantitativamente es pequeña del 31% el PP al 28% el PSOE, pero es la magnitud de la reversión de las posiciones lo que hace significativo el triunfo. Los populares mejoran en más de 2 millones de votos el resultado de 2019 y superan al PSOE por más de 800.000 votos, además del hecho cualitativo de que el PP ganó 9 de las comunidades, 7 de las 10 principales ciudades y triunfó en dominios seculares del PSOE como Andalucía. El efecto psicológico de esta tendencia es inconmensurable.

“El golpe al PSOE lo entienden en el PP como un inequívoco cambio de ciclo que acerca el final de Pedro Sánchez. «Son unos resultados contundentes, claros y robustos», dijo al filo de la medianoche la secretaria general del PP, Cuca Gamarra. La número dos de Génova certificó que «el objetivo marcado se ha cumplido» y que el resultado significa «una inmensa marea azul que asumimos desde una inmensa responsabilidad». En Génova aseguraban que esta noche electoral es la mejor para el PP desde las vividas en el año 2011, primero en las autonómicas y municipales y luego en las generales que llevaron a Mariano Rajoy a La Moncloa». (El PP lamina al PSOE y ya mira a La Moncloa tras recuperar seis autonomías y las principales ciudades, abc.es). Este resultado, pues, significó, como ya dijimos, un plebiscito negativo para Sánchez y solamente tiene una conclusión: “Al menos en las urnas anoche ya se le contestó con un monosílabo simple y contundente, que además conoce bien. No es no”. (Manuel Marín: «No es no», abc.es).

Señalábamos al principio que Sánchez está redoblando las apuestas jugando al todo o nada, pero aún tan audaz salida no le impedirá un triunfo de la derecha en las elecciones generales, pues su jugada no le será fructífera por varias razones: 1) el electorado de derecha está motivado, ve que está a un paso de derrotar al socialismo, por lo tanto se movilizará a votar, aún en pleno verano, no así el voto socialista, que está desmotivado por la derrota y que en las comunidades en donde perdió no tendrá un liderazgo y sobre todo una maquinaria que lo lleve a las urnas, 2) el miedo a la «ultraderecha» ya es un mito, con esa cantaleta el PSOE no ha podido evitar el triunfo del PP en las pasadas elecciones de Madrid y Castilla y las mentiras de Sánchez de aborrecer a la extrema izquierda de Podemos y a los terroristas de Bildu en campaña para una vez ganadas estas gobernar supeditados a ellos ya no podrán ser aprovechadas por él, más que el miedo a la “extrema derecha” en las generales habrá la sanción a Sánchez por haber gobernado con separatistas, extremistas y terroristas.

Pero como lo dije al principio del artículo el 28 de mayo es un día histórico para España pero también para toda  la América Latina, en el mundo de hoy que está globalizado y conectado las tendencias políticas se expanden geográficamente con extrema rapidez y la derrota de Sánchez es una a un líder ególatra que se entregó al marxismo cultural para poder gobernar, y esa derrota del progresismo tendrá repercusión en afianzar la tendencia hacia la derecha que ya se inició en Latinoamérica con los triunfos de esta en Paraguay y Chile y que se consolidaran este año con el triunfo en Argentina y Colombia y así se expandirá por el continente. El cinismo de los marxistas que alaban y apoyan al tirano Maduro, como Lula, será castigado con el voto, el Foro de Sao Paulo (ahora Grupo de Puebla) fracasará en querer imponer la dictadura del socialismo del siglo XXI.

Ahora bien, le toca a estos nuevos gobiernos de derecha no atemorizarse con el triunfo y no ser reformistas-gradualistas, sino ejecutar las reformas profundas que impongan la libertad en todos los órdenes, aseguren el orden y la seguridad, reduzcan al estado y reviertan las medidas wokistas de estos gobiernos que implantan la estrategia gramsciana del marxismo cultural, Los nuevos líderes de derecha deberán cumplir sus ofertas programáticas, no subordinarse a la moda de lo políticamente correcto y darle al pueblo la retribución de gobiernos eficientes que no le haga volver a ser seducidos por los cantos de sirena de los populistas de izquierda. Solamente así la paliza a Sánchez, que significa una reversión de la tendencia de la hegemonía socialista en España y Latinoamérica, tendrá un sentido de permanencia de la democracia liberal, ojalá ese liderazgo democrático esté a la altura de sus responsabilidades.


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