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Foto Archivo

El vocablo anglosajón blunder no tiene un perfecto equivalente en español ni en ninguna otra lengua a excepción de las nórdicas donde se origina. Para definir su verdadero significado los diccionarios acuden a innumerables adjetivos como disparate, burrada, desatino, dislate, falta garrafal, entre otras. Nosotros decimos metida de pata, pero blunder es esto y mucho más. El blunder es una decisión tomada con abundante información que anticipa posibles desastrosas consecuencias y, pese a haber alternativas u otro curso de acción disponible, se toma sin más miramiento.

Es casi un axioma que las autocracias como la de Venezuela, que forman coaliciones reducidas, tienen mucho menos probabilidades de fracturas internas que las más amplias y democráticas de los opositores, pues sus beneficios, políticos y metálicos, se distribuyen entre un menor número de dirigentes. De modo que esta dinámica caracterizada por una oposición adicta a los blunders ha creado un cuadro político sui generis: un gobierno más débil electoralmente, pero mucho más sólido políticamente; una oposición aún más débil electoralmente y casi irrelevante políticamente.

Las amplias coaliciones opositoras, con ambiciones desproporcionadas, son siempre mayores en número de líderes para distribuir cualesquiera que sean los beneficios, por eso son presas fáciles de las hienas bolivarianas. Nada cambiará esta dinámica caracterizada por la división. No ha variado en más de 20 años. El tiempo transcurrido ha desesperado a los opositores y en consecuencia las lealtades de sus miembros son cada vez menos firmes porque las probabilidades de sobrevivencia son cada vez más reducidas. Es tiempo de partir.

Para que los bolivarianos hayan podido sobrevivir más de 20 años en el gobierno, el costo ha sido inmenso. Chávez y Maduro debieron arruinar al país para aplacar la voracidad de las hienas del PSUV. Hugo Chávez los vio, los vivió y se inspiró en el mejor laboratorio de sobrevivencia política del planeta: la Cuba devastada por los castros. Este festín de arbitrariedad y de corrupción generalizada que sustenta la sobrevivencia política de los bolivarianos ha estado a la vista de todos los líderes de oposición y los ha afectado es sus creencias y lealtades. Esta debilidad humana no es venezolana, se ha visto en todos los regímenes de fuerza. Se vio en Francia durante la ocupación nazi. Los franceses, con el corazón en la resistencia, no tenían remilgos para recibír migajas del poderoso nazi. Esa actitud fue  llamada colaboracionismo de sobrevivencia.

¿Qué otra cosa puede ser la simbólica reverencia a Maduro de los 3 gobernadores de oposición en Miraflores, antes de que terminaran de contar sus votos? Si esos son los líderes de la oposición ¿qué se puede esperar de los activistas y pueblo en general convencido de votar por un cambio? Esto demuestra que la oposición se ha rendido contribuyendo a crear una dinámica que incrementa la solidez política del régimen y pone de manifiesto que las probabilidades de la oposición para desmantelar al gobierno bolivariano son prácticamente nulas. Es pues imperativa la renovación del liderazgo opositor antes de que ya nadie pueda diferenciarlos de los líderes bolivarianos.

Hace unos días vimos un Twitter de Miguel Henrique Otero que comentaba: “Bielorrusia, en pleno corazón de Europa, tiene 4 veces más presos políticos que Venezuela, un país que es tres veces más pequeño que Venezuela en población…represión, tortura, vejaciones y pena de muerte… simplemente está peor que nosotros”. No, es lo contrario, demuestran que existe una oposición vibrante, rebelde, no resignada. Los presos políticos de Venezuela son hace tiempo los mismos por razones en contrario y por otras que deben entristecer a estos detenidos, como la de ver a líderes opositores, electos gobernadores, en un acto de sumisión, pagar tributos al cancerbero y el protagonista de nuestra desgracias.

El genoma opositor

Lo hemos dicho antes, la fortaleza de la estrategia que por décadas sostuvo la democracia en Venezuela descansó en el Pacto de Punto Fijo, una coalición sólida que terminó en dos grandes partidos y mantuvo a raya los embates de la extrema derecha y la extrema izquierda. La democracia puntofijista comienza a desfallecer no por un cambio de generación sino por la degeneración de los nucleótidos del genoma opositor venezolano. La tripulación de la nave democrática de Venezuela estuvo en manos de hombres como Rómulo Betancourt, Rafael Caldera, Jóvito Villalba, Gustavo Machado, Carlos Andrés Pérez, Gonzalo Barrios, Teodoro Petkoff, Pedro Pablo Aguilar, Luis Herrera, etc.

Esa generación fue desplazada o sustituida por un motín a bordo de cabos y sargentos de segunda y tercera como Eduardo Fernández, Alfaro Ucero, Lewis Pérez, Claudio Fermín, Felipe Mujica, Henry Ramos Allup, Henrique Salas Romer, Irene Sáez, Henrique Capriles, Donald Ramírez, Roberto Enríquez y muchos otros del mismo pelambre.

El genoma de Freddy Superlano parece traer consigo una variante más en la declinación de sus nucleótidos. En 2019, la Asamblea de oposición y Freddy Superlano al frente de la Comisión de Contraloría promovieron la Ley de Recuperación de Activos. El instrumento legal contemplaba que los entes contratados, como el bufete español Cremades & Calvo-Sotelo, destinados a recuperar los activos robados estarían exceptos del cumplimiento establecido en la Ley de Contrataciones Públicas, léase licitación y la compensación por estos servicios prestados a la patria por Cremades & Calvo-Sotelo, conforme a la ley, sería de un 30%.

Freddy Superlano pintó entonces un atractivo ejemplo a la Asamblea opositora en la cual destacó que la simple recuperación de 10% de este botín chavista robado estimado en 400.000 mil millones de dólares, alcanzaría a la suma de 40.000 millones recuperados. Superlano se abstuvo de calcular que el bufete español amigo, seleccionado por él y sus compañeros opositores, habría recibido 12.000 millones de comisión. En papel los ingresos más grandes que pudo haber recibido un bufete en la historia de España.

Vapores de la fantasía

Pero esto no es todo, la persistencia de Superlano no se agota fácilmente ni va por las chiquiticas. Aún a cargo de la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional de Guaidó, promovió la idea de contratar a un real y poderoso  bufete, Sullivan & Cromwell LLP, esta vez en Nueva York,  para que asistiera legalmente al nuevo gobierno interino presidido por Guaidó en la restructuración de la deuda exterior de Venezuela, vista la inminente caída de Maduro. La deuda externa venezolana entonces se calculaba en más de 150.000 millones. ¿Cuánto habría sido la comisión? No sabemos. Lo curioso del caso es que el abogado estrella de este bufete era entonces Jay Clayton, a la postre chairman del principal órgano regulador de Wall Street, Securities and Exchange Commission y el más cercano y asiduo pana de golf de Donald Trump, entonces presidente. En junio de 2020, Trump intentó en vano designar a Clay Clayton como Fiscal de Manhattan, donde se sabía que corría y corre una investigación sobre presuntos delitos contra el Fisco de Trump Organization.

Poco después que este potencial y super lucrativo acuerdo fue firmado entre Guaidó y Sullivan & Cromwell LLP, Trump lo invitó a su mensaje oficial al Congreso y posteriormente a la Casa Blanca. Un honor sin precedentes en la historia de Estados Unidos a un líder extranjero opositor. Para entonces ya era bien requeté sabido en Estados Unidos que Donald Trump no da puntada sin dedal. Sullivan & Cromwell LLP, el bufete de marras es un escritorio jurídico conservador fundado en 1870 con cerca de 900 abogados distribuidos en 4 continentes. Su sede matriz está ubicada en el Distrito Financiero de NY. Entre sus abogados se cuenta un exdirector de la CIA, un exsecretario de Estado y un expresidente de la Corte Suprema de Justicia. El colombiano Sergio Galvis, quien es el abogado capitoste de Sullivan & Cromwell para América Latina, estaba a cargo del caso venezolano. Después del sórdido caso de Cúcuta y el despido de Calderón Berti como embajador en Bogotá, la intención de Guaidó fue designar a Superlano, embajador en Colombia.

Estos intentos, por lo grande, de Freddy Superlano, resultaron vapores de la fantasía, pero…  ¿y si hubiera resultado que Donald Trump era más inteligente de lo que resultó y se hubiera cargado a este régimen bolivariano como prometió? ¿Qué hubiese sido de la trayectoria vital de Freddy Superlano? The sky is the limit… diría un gringo.

Addendum: “Donald Trump and Jay Clayton played golf together last Saturday at the president’s club in Bedminster, N.J., according to people familiar with the matter, and he has golfed with the president several times in the past».

By Matthew Goldstein and Ben Protess

Published June 20, 2020 The New York Times


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