La unidad de criterios entre las personas no siempre es posible. No es temerario afirmar que es un propósito harto difícil de alcanzar. En ese sentido podemos decir, sin temor a equivocarnos, que los seres humanos siempre somos predecibles. Así pues, no debe causar extrañeza a nadie que acá manifestemos con convicción que la oposición venezolana es y será siempre un todo dividido. Nos guste o no, en esas condiciones y con esos bueyes tenemos que arar.

En mi caso personal, el de un venezolano que no milita en partido político alguno pero que se identifica totalmente con la democracia, le he dado hasta ahora mi respaldo a Juan Guaidó: el único opositor venezolano que cuenta con la «bendición» de Estados Unidos, Canadá, la Comunidad Europea y varios gobiernos de América Latina. Eso, mis apreciados lectores, no es poca cosa. A pesar de esa circunstancia de tanto peso y relevancia, lo que en demasía recibe nuestro líder de un sector opositor son cuestionamientos.

¿Cómo explicarnos eso último? La única respuesta posible la encontramos en el sacrosanto derecho democrático que nos permite a todos, sin excepción, opinar libremente de forma diferente a la mayoría. No obstante ello, no puedo evitar que me escueza sobremanera que algunos de los que así piensan y actúan hayan apoyado en su momento el indulto al golpista de Sabaneta –a pesar del número de muertos que ocasionó– o prestaron servicios por algún tiempo al arbitrario gobierno de Hugo Rafael y también al peor de Nicolás Maduro. Hoy ellos pagan las consecuencias de su proceder. ¿Es entonces Guaidó el malo de la película?

La situación que experimentamos en Venezuela es terrible e inédita. A los males que derivan de la dictadura roja –específicamente el empobrecimiento galopante de la mayor parte de la población– se aúnan ahora los que dimanan de la pandemia. En otras palabras: nos agarró el chingo y ahora el sin nariz. Peor drama es imposible. En ese contexto, sin embargo, se le pide lo inalcanzable a Guaidó y a quienes lo apoyan en Venezuela y el exterior. A la élite cuestionadora poco le importa la forma en que sus invectivas impactan al Bravo Pueblo que aquí vive y lucha por sobrevivir.

El respaldo con que contamos en América y Europa es lo único real y verdadero; lo otro (el comentario alegre y sin soporte alguno que se publica por aquí y por allá, tal es el caso del infundado señalamiento de que “muy pronto” Estados Unidos dejará de apoyar al gobierno interino de Juan Guaidó) no es más que simple canto de sirena.

@EddyReyesT


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