Guaidó Bolivia

Dos grandes males definen Venezuela

La multiplicidad de elementos que se conjugan en la enraizada crisis venezolana la hacen víctima de males de todo tipo; sin embargo, toda la dimensión que abarca es precedida por una difícil confrontación política, que ha producido la ausencia de democracia, y la instauración de un modelo totalitario, donde la persecución, las detenciones arbitrarias, la tortura, son las características ineludibles de un sistema que viola sistemáticamente los derechos humanos de la población, teniendo como eje transversal la naturaleza monstruosa del régimen de Nicolás Maduro y las alianzas geopolíticas constituidas para sostener una estructura del crimen internacional medianamente conocida.

Esta realidad nos obliga aterrizar en otra: la incompetencia sostenida por el núcleo opositor, incluso con puntos de ascensos preocupantes, la necesidad de ocupar el último peldaño del liderazgo político del país, a pesar de estar revestidos de figuras cuestionables, o partidos vacíos sin fuerza popular que puedan empujar cambios significativos en la población, sumado a las posiciones cómplices que muchos han asumido por pequeñas cuotas de poder, que son solo espejismos, diluibles por el régimen con facilidad a través de las tantas formas políticas o judiciales que han mostrado a lo largo de los 22 años de férreo control político del país.

Existe otra esfera que se define oposición aun cuando a la vista de todos no lo es, son una oposición construida por el régimen, diseñada hábilmente para hacer lobby internacional, en la búsqueda de brechas que relajen las sanciones, evidentemente han fracasado y pertenecen a una fracción de la tiranía.

El papel de Rusia obliga a replantear los escenarios, entre ellos elecciones presidenciales anticipadas

La invasión de Rusia a Ucrania tiene grandes implicaciones en el mundo entero, en materia energética y alimentaria; en el caso de Venezuela se acentúan en el plano político, por ser el principal aliado, incluso en temas de orden militar. La guerra deja desprovisto al país de equipos militares, asistencia técnica y sobre todo del enorme apoyo político que recibía de Rusia.

A su vez, ha significado una posibilidad para el régimen de establecer acuerdos que los ayuden a livianar las sanciones, toda vez que el petróleo venezolano puede mitigar los efectos energéticos producidos en Estados Unidos  y en Europa.

Las complicaciones para el régimen no terminan allí, se profundizan por los enfrentamientos existentes a lo interno del PSUV entre las dos figuras que se han disputado el liderazgo político y la herencia del chavismo que Nicolás Maduro ha intentado invisibilizar,  pero Diosdado Cabello se aferra a ella, encontrando en la actual coyuntura un punto de ebullición por la designación de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, reduciendo la cuota política de todos los factores del régimen al llevarlos a solo 20 magistrados de los 32 históricos que componen el TSJ. Además, con el salto del alfil de Diosdado, Pedro Carreño, al dejar de relieve la corrupción en el tribunal y los graves problemas políticos presentes, sentenciando que la orden de captura no solo debía ser a las señaladas como magistradas 33 y 34, consideradas figuras fuera del tribunal que deciden sobre los magistrados, sino que debían ir contra quien les había dado ese poder, refiriéndose contundentemente contra Maikel Moreno.

La lucha de poder es evidente, y se agrava por la decidida línea de Diosdado de evitar todo entendimiento político con Estados Unidos, por estar al margen de esos acuerdos, considerando que no son convergentes sus motivos con los de Jorge y Delcy Rodríguez, o la misma Cilia Flores, que posee a sus sobrinos privados de libertad en una cárcel norteamericana acusados de participar en el narcotráfico.

Un mar de acontecimientos se ha sobrevenido, que hacen posible la necesidad de acuerdos políticos urgentes en Venezuela, otro de ellos, es la denuncia de grandes sumas de dinero represados en la banca rusa, pertenecientes supuestamente a los militares venezolanos, y el papel que tendría el ministro de la Defensa en esta situación, que revuelve las aguas también en el espectro militar.

Así que estando altamente comprometidos todos los eslabones del madurismo y produciéndose un acercamiento de alto nivel de parte de la Casa Blanca, es comprensible que existe un enorme motivo financiero  empujado por las grandes trasnacionales, pero a su vez existe un panorama favorable que conlleva inmediatamente al intercambio de posiciones con el relajamiento de sanciones y el compromiso inmediato de aceptar la construcción de un ambiente político favorable para esas posiciones, que necesariamente traerán consigo el sacrificio de quienes obstaculicen esta opción. En el madurismo, desde hace mucho, se ubican en un escenario que procure una salida para Nicolás Maduro, manteniendo un candidato presidencial de su línea de confianza, que baraja las opciones en alguno de los hermanos Rodríguez, excluyendo siempre a Diosdado, exponiéndolo al abandono, o quizás sacrificio de piezas por el bien común, cual tablero de ajedrez.

Juan Guaidó debe dar el ejemplo

Buena parte de los sectores opositores apuestan al 2024, creyendo que el país les perdonará siempre los niveles de complacencia elevados que asumen con la dictadura que oprime la nación.

La campaña de quien ejerce la presidencia interina, estrategia política reconocida por más de 60 países del mundo, ejerce especial énfasis en el adelanto de elecciones presidenciales y parlamentarias en una sola fecha, negando la posibilidad de llegar a las elecciones en 2024, en ese intento de normalización de la tragedia que recurrentemente asoma Nicolás Maduro.

Le corresponde a Juan Guaidó agotar los mecanismos para alcanzar una verdadera unidad, que no solo sea posible por motivos electorales, sino que lleve intrínseca la aceptación de todos los liderazgos nacionales, y la unificación de ellos para volver a la democracia, con sus formas y reglas. La política en el mundo y por ende en Venezuela está respondiendo a la teoría del caos social, “pequeños cambios en las condiciones iniciales, conducen a enormes discrepancias en los resultados finales”. Por cuanto, definir este año un candidato presidencial, un líder en el que todos podamos converger sin complejos de ningún tipo, es una exigencia de la población; vacilar en esta dirección es seguir procurando oportunidades para la tiranía, que no permitirá que ningún elemento distorsione su ecuación, llámese Diosdado Cabello o Rafael Lacava; van a concentrar todas sus fuerzas en garantizar un candidato en un escenario de ese tipo que responda firmemente a los intereses del madurismo.

La oposición debe reconocer sus errores, y a su vez empinarse sobre ellos, trabajar en un mecanismo electoral que sanee el corrompido CNE, que no genera ninguna confianza en los electores a ningún proceso, sea interno o general, de allí la necesidad de ubicar venezolanos notables suficientemente éticos que conduzcan transparentemente un proceso de esa naturaleza. Quizás el nombre del Dr. Andrés Caleca sea un buen punto de partida y valorar la participación de los representantes de la oposición; impedir elementos distractores pertenecientes al régimen, hoy clavados en lo mas hondo de la oposición, como son: Bernabé Gutiérrez, Luis Parra, José Brito, Henri Falcón, o los alcaldes que se lucran del negocio de la basura del grupo Fospuca, donde resuena el nombre de Erick Malpica, sobrino de Cilia Flores, estrategia para descomponer a la oposición a través del financiamiento del partido Fuerza Vecinal.

Debe establecerse la participación de: María Corina Machado, quien ya había asomado una propuesta de este tipo; el Dr. Antonio Ledezma, Juan Pablo Guanipa, Carlos Prosperi, de algunos de los venezolanos que están luchando fuera del país, e incluso de Julio Borges, Henrique Capriles, y Manuel Rosales, de quienes se sospecha han estado bajo la sombra de relaciones con sectores de la tiranía, que de alguna forma han disimulado con grandes habilidades, pero esta debe ser la hora de medir sus ambiciones dentro de la verdadera oposición.

Venezuela no debe transitar más el chantaje de los partidos, la imposición de los falsos liderazgos en el país, y en toda su estructura, será propicio medir también los liderazgos en los estados y municipios, establecer de está forma una estructura robusta con suficiente capacidad organizativa para llevar a los venezolanos a la libertad y la democracia.

Todos los venezolanos confiamos en una posibilidad de este tipo, que obligue a despejar la sombra de las complacencias y podamos llegar a la Venezuela de los mejores hombres y mujeres al servicio de los intereses reales de la democracia.

La Iglesia y cada sector de la vida nacional deben apoyar una gran campaña, para definir a tiempo los liderazgos del país. Será un grave error dejarlo de último y presentarnos dispersos ante la cohesión de la dictadura.

Renovemos nuestras fuerzas, como establece la Biblia en Isaías 40:31, en el que establece la confianza en nuestro Dios.  Volar como las águilas, correr y no fatigarse, caminar y jamás cansarse.

Grandes propósitos se enciman en el país, lograr la unidad quizás sea el más urgente de todos.

@jufraga12

 


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