Mientras cientos de inmigrantes son trasladados desde las ciudades fronterizas hasta las capitales de Estados Unidos en autobuses y aviones por decisión de los gobernantes locales, ha salido a relucir que un gran número de estas personas indocumentadas son de Venezuela. Venezolanos que escapan de un Estado fallido y que son abandonados a la suerte. La mentira de que el país se arregló se desmorona frente a la verdad de un éxodo sin precedentes. El régimen de Maduro ya no puede sostener la farsa de que la nación está saliendo adelante.

En un país con tantos recursos naturales como el nuestro es totalmente inaceptable que nuestra gente sea arrojada al exilio en condiciones paupérrimas, mientras un déspota se enriquece a costas de erario público y además somete a la población al hambre y la represión.

Venezuela puede ser grande, próspera y un referente para el mundo, porque lo tenemos todo para ser un ejemplo de crecimiento si no estuviera la dictadura robándose nuestros recursos . El nuestro es un pueblo digno, gente con principios y valores que el único motivo por el que se lanza a las fronteras del mundo es para poderles dar un futuro mejor a sus familias. En Venezuela ni si quiera la vida está garantizada.

Los inmigrantes ilegales son personas arrojadas a la boca de un futuro incierto, quienes lamentablemente no tuvieron demasiadas opciones para elegir, les tocó recorrer el camino de la supervivencia y muchos han perdido la vida en los peligrosos pasos fronterizos en donde los traficantes de personas hacen negocio con la desgracia y el sufrimiento de quienes sueñan con llegar a un nuevo destino.

Es cierto que algunos delincuentes aprovechan la coyuntura de esta crisis para colarse entre las filas de quienes ingresan a los países que le dan refugio a nuestra gente, pero la mayoría de los venezolanos que emigran son gente honrada que solo quiere echar para adelante, son los rostros de una realidad cuyo único culpable está enquistado en el poder.

Es necesario entender que la mayor parte de los venezolanos que intentan ingresar a otro país escapando de la dictadura son mucho más que una cifra o una estadística, son seres humanos que vienen de sufrir los peores años de sus existencia en un sistema que los ha llevado hasta el punto más humillante posible, son la prueba viviente de todo lo que son capaces de destruir los regímenes de izquierda cuando logran llegar al poder.

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