Foto AFP

La nueva conformación política ideológica de América Latina nos indica que entramos en una nueva etapa de nuestra historia donde la izquierda asume el rol de la conducción de la mayoría de los gobiernos en la región.

Actualmente tenemos distintas formas del ejercicio de poder de la izquierda, por un lado están países donde se ha sostenido la independencia de los poderes públicos, contando con una participación en el Congreso o Parlamento de las distintas fuerzas políticas, lo cual le otorga la potestad de sostener la autonomía institucional. Estos gobiernos están llevando adelante una serie de reformas sociales con el objetivo de mejorar a los sectores de menores ingresos, pero a la vez sosteniendo la importancia de las empresas privadas en el desarrollo y crecimiento de la economía, como medio para obtener ingresos fiscales y lograr a través de los impuestos que la actividad privada genere los recursos necesarios para lograr las metas sociales propuestas.

Así han logrado sostener el equilibrio democrático no solo en el orden político sino también con la plena participación de los actores sociales y económicos. Esta nueva conformación de poder alcanzada con la elección de los nuevos gobiernos, los cuales han sido elegidos a través del voto y con la aceptación de las otras corrientes políticas de esos países, ha creado grandes expectativas en el continente, principalmente de los sectores populares que han votado por sus propuestas, por considerarlas la solución para las múltiples limitaciones que los afecta.

Algunos de los voceros que han participado en lograr estos cambios de gobierno sostienen la tesis de tomar empresas y propiedades privadas como el medio de reparto más expedito para mejorar los niveles de pobreza existentes, mientras pretenden ignorar los resultados de esta política en los países de la región donde se han aplicado.

Estas declaraciones han propiciado preocupaciones, teniendo los presidentes ya en ejercicio que hacer llamados de confianza y ofrecer garantías a los actores económicos privados.

Es necesario recordar la famosa respuesta del presidente Pepe Mújica a uno de sus subalternos, cuando este le solicitó expropiar una importante fábrica. Le respondió: «No sea bobo, ellos nos pagan los impuestos para sostener el gasto social”.

¡Esperemos y veamos resultados!


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