«Un corazón tan sabio y entendido,

que no ha habido antes de ti otro como tú,

ni después de ti se levantará otro como tú«

Reyes 3.12

Cuando un docente, economista egresado de la UCV, y con estudios en Harvard decide someterse a la inquisición de las redes sociales, proponiendo como candidato a la presidencia de Venezuela a Henry Ramos, necesariamente tiende a inspirar comentarios, de tirios y troyanos. Federico Alves será acusado por miles de usuarios detractores en las redes de cuanta infamia o canallada se les ocurra. Cibernautas seudointelectuales incalificados, autoproclamados expertos en política o cuanta cosa se imaginen, sin haber terminado de leer el libro Coquito. Alves, en mi humilde opinión, se propuso aprender de la peor manera cómo manejar una gestión de crisis. Eso que los expertos califican como una crisis de reputación online.

Les pregunto: ¿Esa propuesta del destacado profesional, al pretender que una nación sea gobernada por los mejores y más sabios, luce muy descabellada? Creo que no. Y me explico.

Desde la erradicación de la injerencia de los dioses en la antigua Grecia, en materia política, se sembraron las semillas del ejercicio del poder ciudadano. Semillas que al florecer conformaron la creación de las instituciones civiles, reguladoras del funcionamiento de las repúblicas. Hombres sabios han dirigido naciones y se han inmortalizado en la historia. El rey Salomón, por ejemplo, quien en presencia del creador y ante una solicitud de concederle un deseo, solo expresó: “Da pues a tu siervo un corazón magnánimo para juzgar a tu pueblo, para discernir entre lo bueno y lo malo”.

Un apropiado conocimiento, con buenos resultados políticos gubernamentales, le fue concedido también a Constantino -mediante una visión- logrando con ello consolidar el imperio romano cientos de años más. Puro pragmatismo político, ante la pérdida del fervor popular.

Julio César, cuestor, edil curul, pontifex maximus. Intelectual con pretensiones éticas al ejercer cargos públicos. Gobernante con estudios y experiencia. Sabio y líder de su nación, expresó la frase: “La mujer de César no solo debe ser honrada, además debe parecerlo”.

Benjamín Franklin. Diplomático, científico, inventor, escritor, hombre sabio que colaboró en la redacción de la Declaración de Independencia y la Constitución de Estados Unidos, digamos un político culto.

En resumen, con estos ejemplos podríamos concluir que en la política, así como el arte, la historia o la filosofía, se pueden visualizar distintas perspectivas reales que respondan a objetivos distintos.

“El candidato ideal, debería ser, nuestro mejor y más experto político”. Punto.

Tenemos un problema muy serio en nuestra nación. Necesitamos políticos valientes, discretos y preparados para lograr una transición. Necesitamos un político sin vanidad que brinde los medios y el protagonismo. Necesitamos un líder con sabiduría y humildad que  pueda guiarnos hacia el principal objetivo, hacer de Venezuela una patria grande, libre, próspera y llena de oportunidades para los venezolanos. Un líder que integre todas las clases sociales, todos los sectores políticos. Un estudioso político que comprenda –sin pasiones, sin furor sentimental– que tendremos que inventar la forma, de reconciliar todos los pensamientos e ideales, para construir una nación única y ejemplar.

“O inventamos o erramos. Tomen lo bueno, dejen lo malo, imiten con juicio y por lo que les falte, inventen”. Simón Rodríguez.

Ya son 22 años de oportunidades las que han tenido la nueva generación de políticos con partidos sin base y sin doctrina. Algunos siguen vigentes, muchos nos han decepcionado. Todos están exiliados por diferentes motivos. El único “jefe” de un partido político que jamás ha abandonado su tribuna ha sido Henry Ramos. Otras virtudes le acompañan. Su excelente oratoria. Su sabiduría como catedrático y conocedor de la metodología legislativa. Y sus dotes de escritor. Os digo: no hay candidato ideal. Sí deberíamos intentar con un nuestro mejor político.

@CarluchoOJEDA


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