Para muchos la Navidad es la época más bonita del año. Regalos, adornos, decoraciones especiales, reuniones familiares, compartir con gente querida, profundizar en nuestra fe, tener tiempo para descansar, para reflexionar siempre es bueno. Sin embargo, para otros la Navidad expone aún más sus carencias. La soledad, las necesidades materiales, la falta de vida espiritual, la crisis generalizada y a todo nivel que vivimos en Venezuela lleva a muchos a ver ese otro lado que puede tener la Navidad.

Más allá de las exhibiciones materiales la Navidad es una festividad religiosa con un sentido profundo. Para nosotros los creyentes significa la venida, la encarnación, el nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo. Dios Todopoderoso, creador de todo el universo, creador nuestro, se hace como nosotros, viene a este mundo en nuestra forma humana, como uno y a través de uno de nosotros para salvarnos. Vean ustedes el increíble misterio que encierra esta época, y justamente por eso es una época propicia para renovar nuestra fe y profundizar en nuestra vida espiritual.

Parte de ese proceso de profundizar en el sentido real de la Navidad tiene que ver con una enseñanza que aprendí desde muy joven, gracias a mis padres: La Navidad es dar. Muchos piensan lo contrario, que la Navidad es recibir, pero en realidad es al revés. La Navidad es dar. El Niño Jesús viene al mundo a dar su vida y llega justamente en Navidad. La Navidad es la mejor oportunidad que tenemos de dar y darnos a otros.

Dar tiempo, dar regalos, dar compañía, dar esperanza, dar optimismo, dar atención, dar amor, dar a nuestros familiares, a nuestros amigos, a nuestros vecinos y obviamente dar a los más humildes.

En un país donde la pobreza material y espiritual rebasa niveles de alarma; en donde la mayoría de los niños no tiene mínimamente las tres comidas, ni ropa, ni calzado; un país en donde la mayoría de los niños no tiene papá y mamá juntos y presentes, pues es mucho más evidente que la Navidad tiene que ser dar para aquellos que pueden hacerlo.

Sentarse solamente a esperar recibir de otros es no entender lo que es la Navidad. Es simplemente una actitud egoísta, que contraviene cualquier significado real y trascendente de esta época. Solo en el dar entenderemos el sentido de la Natividad.

Este año ha sido particularmente difícil. Muchos han perdido seres queridos, otros han perdido sus trabajos, sus negocios, por una pandemia que no se veía en un siglo y para la cual no estábamos preparados. Que sirva esta época para agradecer que podemos seguir adelante, para reinventarnos y tomar los aprendizajes que recibimos luego de este año tan duro.

Hagamos de estas fiestas una época especial para los que nos rodean y sobre todo para muchas personas que tienen grandes necesidades. Que nuestra acción solidaria permita que el Niño Dios renazca en nuestros corazones. ¡Esta Navidad, todos a dar!


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