I

Por lo común, nuestras opiniones no coinciden con las de otros. No es en vano que Deepak Chopra define a la realidad como “una interpretación”.

Algunos dicen que las vacunas causan autismo; otros dicen que no. Algunos dicen que el covid19 es solo una «gripecita» mientras que otros, simplemente, no pueden opinar pues pagaron con su vida el precio del contagio. Seguramente esos “algunos”, desde su inconmensurable sabiduría no-galénica pero si “smart-fonica” también le quitarán relevancia a la monkeypox y dirán: es solo una “viruelita”.

En Rusia, hay un porcentaje importante de personas que creen que el sol gira alrededor de la Tierra (Teoría Geocéntrica). Lo cree 35% de los rusos, frente 28% en 2007, según una encuesta llevada a cabo el pasado 9 de julio de 2022, que abarcó a 1.600 personas mayores de 18 años, y contó con un margen de error estadístico inferior a 2,5%, encuesta materializada por el Centro Ruso de Estudios de la Opinión Pública.

En Estados Unidos sucede algo similar aunque con un tema distinto y con un porcentaje menor: 19% de una muestra de entrevistados creen que la tierra es plana (Lawrence Hamilton, Conspiracy vs Science: A survey of US Public Beliefs, april 25, 2022, University of New Hampshire, Carsey School of Public Policy).

El caso es que aun en nuestro mundo actual globalizado y tecnológico, ignorancia y efecto Dunning-Kruger de por medio, es difícil saber qué es verdad. Sin embargo, hay algo todavía más condenadamente difícil: saber cómo averiguar qué es verdad (y, en consecuencia, lo que no lo es) y lo cual ha originado, además del método científico y por ejemplo, corrientes como el pensamiento crítico.

II

Amigo lector, imagine que tenemos la siguiente situación: mediante un algoritmo, un programa de computadora genera la siguiente secuencia de números:

1, 3, 5, 7, 9…

Y yo le pregunto y según ese algoritmo, ¿qué número viene después del 9? Si usted acierta, ganará 500 dolaritos (alrededor de 17 veces el sueldo mínimo para inicios de agosto de 2022 ó 175 bolívares digitales).

Resulta ser que para poder predecir el siguiente número en la secuencia usted, necesariamente, tiene que hacerse mentalmente una hipótesis sobre el proceso (algoritmo) que usa la computadora para generar esos números. Una hipótesis obvia y sencilla es que, simplemente, el algoritmo genera números impares en orden ascendente comenzando desde el 1. Una segunda hipótesis menos obvia  –y menos sencilla- es que la computadora genera los números pares a partir del 2 y a cada número par generado le resta 1. Si ambas hipótesis son ciertas, entonces usted diría que el 11 es el siguiente número y ganaría los 17 salarios mínimos, “haciendo” así su agosto. Pero, por favor, siga leyendo y no cante victoria todavía.

III

La navaja de Occam es una heurística de resolución de problemas con los siguientes dos enunciados en latín: «Pluralitas non est ponenda sine neccesitate» (la pluralidad no se debe postular sin necesidad) y «Frustra fit per plura quod potest fieri per pauciora» (de nada sirve hacer con más lo que se puede hacer con menos), enunciados que siglos más tarde fueron recogidos por William Thorburn (Mind 27, 1918, 345-353) como «Entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem» (los elementos no deben multiplicarse sin necesidad) frase que puede traducirse hoy en día -y operativamente hablando- como «En igualdad de condiciones, la hipótesis más sencilla es la correcta». En caraqueño coloquial, el equivalente sería “no te compliques”.

La heurística se atribuye al fraile franciscano inglés William de Ockham (1287–1347), filósofo y teólogo escolástico y de allí el término “navaja de Occam”.

IV

Volviendo al punto II, les doy el dato del algoritmo que está utilizando la computadora para generar la secuencia de números:

(2n – 1) + (n – 1)*(n – 2)*(n – 3)*(n – 4)*(n – 5)

para n = 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8…

Así: cuando n=1 obtenemos 1; cuando n=2 obtenemos 3, cuando n=3 obtenemos 5; cuando n=4 obtenemos 7 y cuando n=5 obtenemos 9. Sin embargo, cuando n=6 no obtenemos 11. Contra todo pronóstico, el número correcto que sigue al 9, en la secuencia, es 131.

Más allá de no haber disminuido el número de mamandinis en nuestro país en el mes de agosto de 2022, pues usted sigue vivo (a pesar de la gripecita) y no ganó los 500 dólares, al aplicar la heurística de Occam, usted no llegó a la conclusión de que la hipótesis más sencilla era la correcta. Ni siquiera la segunda hipótesis, menos sencilla, fue la correcta: en este caso una hipótesis “complicada” fue la correcta. A este nivel del artículo amigo lector, ya usted aprendió que la navaja de Occam puede ser una falacia y que no siempre la hipótesis más sencilla explica lo observado.

 


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