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Yelitze Santaella

Yelitze de Jesús Santaella Hernández, natural de Clavellina, en el municipio Tucupita del estado Delta Amacuro, hija de Modesta y Juan de los Santos, ministra del poder popular para la Educación, antes gobernadora de su estado natal y después del vecino estado Monagas, ha descubierto el remedio para superar el calamitoso estado en que se encuentran las instalaciones educativas en el país, además del rezago escolar y las insuficiencias del Programa de Alimentación Escolar (PAE).  La solución es cambiar «los nombres de 6.415 instituciones educativas, muchos de ellos nombres de la Colonia».

Un ejemplo: el liceo Diego de Losada, asentado en la Calle Real de los Jardines del Valle, se llama ya Judith Liendo, una maestra que abogó por la modificación. Es de suponer, por ahora, que Diego de Losada y Cabeza de Vaca, nacido en Zamora, España, y muerto en Borburata, estado Carabobo, seguirá siendo el fundador de la capital venezolana.

Pudiera pensarse que la ministra Santaella Hernández tiene una fijación con los nombres. En su reseña de Wikipedia se lee que siendo gobernadora de Monagas bautizó un comedor con el nombre de Robert Serra, el diputado oficialista asesinado  en su casa en extrañas circunstancias. El entonces ministro del Interior Miguel Rodríguez Torres -ahora expatriado a España por el gobierno de Maduro- consideró el hecho como “intencional, planificado y organizado con gran precisión”. Robert no luce como un nombre que honre a los pueblos originarios, como se pretende retitular a las seis mil y pico de escuelas y liceos.

La ministra -es necesario precisarlo- sigue al pie de la letra el Plan de Modificación de Epónimo desde la Descolonización, que las autoridades educativas habrían ejecutado durante el último año y medio. En paralelo -eso se esconde- con los airados reclamos de maestros y profesores por un salario digno.

El proyecto Encovi 2023 (Encuesta de Condiciones de Vida, que realiza la UCAB en ausencia de un Estado que se mueve entre represivo a lo superfluo) muestra que la población escolarizada corresponde a 66% de la demanda potencial, 10 puntos por debajo del registro de 2016. Y del total (7,6 millones), 40% asiste irregularmente. Lo que afecta la continuidad escolar son: las huelgas del personal docente, la inasistencia de los docentes, enfermedades, falta de comida en el hogar y en la escuela, y las fallas de los servicios públicos, electricidad, agua y transporte. Encovi no recoge queja alguna por el nombre de la escuela o del liceo.

Es de esperar que la ministra de Educación profundice esta depuración de nombres e, incluso, de apellidos. Por ejemplo, Santaella. El Instituto de Historia Familiar indica que tiene su origen en Málaga (España), siendo notable su presencia en Granada, Barcelona, Sevilla, Córdoba, Cádiz y Madrid. Según la referencia, el apellido habría surgido en la villa de Santaella, en Córdoba: a unos seis mil y pico de kilómetros de Delta Amacuro donde hace 63 años y unos meses nació Yelitze de Jesús Santaella Hernández.


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