Un sitio para rescatar la memoria histórica de Puerto Cabello mediante la divulgación de los libros, artículos, fotografías y papeles que albergamos en nuestra biblioteca y archivo, eso era básicamente la Memorabilia Porteña, proyecto al alcance del público en Facebook (www.facebook.com/memorabiliaportena), creado por sugerencia de nuestra hija Maribel tiempo atrás, aunque concebido originalmente como un libro gráfico todavía en preparación. Sin embargo, y rápidamente luego de creada, se convertiría también en una plataforma para compartir los recuerdos de quienes día a día la visitan, constituyéndose definitivamente en un lugar para reencontrarnos con aquel puerto del que se conservan hermosas imágenes y se conocen tantas historias. Una colección de infinidad de  objetos al cual nos vinculamos afectivamente, de allí su nombre -memorabilia- palabra por cierto anglosajona que denota claramente lo que perseguimos: reunir allí los más variados objetos relativos a la ciudad, que tienen gran valor sentimental, evocadores de nostalgia.

Administrada con una estricta orientación histórica, en lo que a identificación del material, contenido, fuentes y propiedad se refiere, es una base de datos que viene creciendo con el paso de los años. Lo anterior le imprime la seriedad necesaria para que el material allí publicado no solo sirva al objetivo fundamental ya mencionado, cual es rescatar la memoria histórica de la ciudad para conocimiento de porteños y no porteños, sino también que sirva a otros, especialmente a los investigadores, para el desarrollo de sus trabajos. En otras palabras, se trata de un punto de encuentro para el intercambio de la información más disímil acerca del puerto, incluso aquella que pareciera no tener relevancia y aún así se le da cabida por igual, ventana al pasado lejano y no tan lejano que a la par de despertar recuerdos proporciona elementos y pistas para completar el rompecabezas histórico.

A la fecha este rico muestrario de objetos reúne documentos, libros, innumerables impresos y, muy especialmente, fotografías y postales provenientes de nuestra colección, en donde reposan muchos originales, pero también reproducciones que hemos hecho y venimos registrando minuciosamente. Las fotografías restantes son remitidas a nosotros por otros coleccionistas y público en general, casi siempre recuerdos familiares o de su paso por la ciudad. Material que, en lo posible, es presentado en imágenes de aceptable reproducción y resolución para uso de los interesados.

Dentro del material fotográfico destaca el de Henrique Avril cuyo trabajo, lamentablemente, se haya hoy tan disperso. Desde 1904, año aproximado en el que fijamos su llegada a la ciudad, se convirtió junto a su esposa María Lourdes Ugueto Padrón en persona de alta estima y activa participación local. El paisaje porteño, además, lo atrapó de una manera casi obsesiva a juzgar por las variadísimas escenas que del puerto y sus pueblos cercanos captara, vívidos testimonios de su gente, el mar, acontecimientos y lugares. Habría que recordar, después de todo, que Henrique Avril vivió y desarrolló su trabajo en el puerto por casi cinco décadas hasta su muerte. Este genial artista, en nuestra opinión, hizo de la fotografía mejor que ninguno de sus contemporáneos, una herramienta de la narrativa gráfica que tuvo como escenario un amplio espectro de la geografía nacional, apartándose del aislamiento del foto-estudio, así como de los cánones tradicionales. Afortunadamente, su inquieta lente recorrió sobradamente la geografía, gentes, monumentos y costumbres de Puerto Cabello, de allí que su trabajo tenga presencia privilegiada en nuestro sitio.

Otra importante fuente de la que se nutre la colección son las tarjetas postales reunidas en nuestro archivo, que alcanzan poco más del millar, entre las que destacan aquellas denominadas de foto real (real photo) portadoras de imágenes únicas de las que emergen valiosa información, y de las que Bogdan y Weseloh en su interesante trabajo Real Photo Postcard Guide, escriben: “No solo es el amplio sentido del pasado que ofrece la postal de fotografía real, los detalles de la imagen brindan algo más. Cuando se examina la fotografía, sección por sección y no como un todo, emergen los detalles de la vida. En la medida que se observa con una lupa, las fotografías bien enfocadas sobre un lugar especifico, la imagen ofrece un inventario detallado de los días pasados, ambos en términos de herencia y prácticas. Se pueden mirar en las ventanas de los negocios, las mercancías y propagandas. Ellas nos permiten ser visitantes en los hogares de la gente, en donde podemos curiosear sobre como la comida era preparada., cómo la mesa era servida, cómo se arreglaban ellos mismos y qué comían…()… Ciertamente, hay fuentes distintas de las fotográficas para indagar respecto de esta información también, pero las postales de tipo fotográfica proveen ampliación y detalles: artefactos y rutinas pasadas por alto”. Estas postales de fotografía real se convierten, pues, en documentos de extraordinario valor etnográfico y antropológico, ayudando a clarificar y dar vida a las fuentes escritas y la tradición oral, y permitiendo en mucho la reconstrucción del hecho histórico.

Nada más satisfactorio que el ver cómo la Memorabilia Porteña se ha convertido en herramienta de consulta para quienes, desde otras latitudes, buscan pistas sobre ancestros que alguna vez tuvieron destacada presencia en la ciudad; o en repositorio documental para otros que indagan sobre sucesos de trascendencia. Nada más placentero, en verdad, que recibir mensajes de los porteños regados por el mundo, agradeciendo el contar con ese oasis de imperecederos recuerdos.

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@PepeSabatino

 

 


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