En la actualidad, más allá del Perú, las mayorías no se sienten. No se manifiestan y ante ello parecen inexistentes. Por lo que son los que salen a generar alharaca los que parecen ser dueños de la voluntad popular, tergiversando así la realidad. En nuestro país se refleja de forma drástica, y quien lo aprovecha es la izquierda radical.

La izquierda se apodera del escenario, mientras la derecha duerme. Sea de la forma que sea, logran apoderarse de los reflectores peruanos e internacionales también, siendo la minoría absoluta. Sin ser los vencedores son los que cuentan la historia a la gente, mientras la derecha luego busca defenderse, pero muy tarde.

Los izquierdistas son radicales. Aparentan preocuparse por la gente, por sus derechos, aun cuando estando en el poder, no han hecho nunca nada por ellos. Crean protestas subversivas que solo conllevan a caos y muertes, pero no les importa. Las muertes son solo un dato más para su estadística, “mientras más, mejor”. Así podrán indignarse aún más del gobierno y utilizar a los muertos como caballo de batalla, acusando a Dina y a las fuerzas del orden de genocidas. Es por eso que la muerte de un policía calcinado les importa un bledo, así como que la muerte de bebés que no pudieron llegar al hospital porque las carreteras estaban tomadas.

Si se preocupasen por la gente, esas vidas les importarían, y no serían solo un dato.

Son mentirosos, y mediante mentiras instigan y azuzan a un pueblo ignorante para que cumpla con su agenda destructora, pero, claro, los lideres instigadores, en la primera fila de sus “marchas”, nunca están. Aunque en realidad, no están en ninguna. Capaz están paseando en la playa, comiendo alguna langosta, o instigando a gente en alguna universidad, mientras que el que sale a golpear a los policías, a incendiar edificios, comisarias o tomar aeropuertos, es el instigado, en plan subversivo. El soldado incendiario, al que la izquierda luego lo deja botado en Lima, sin saber como regresar a su casa, tras haber cumplido con el objetivo de sus instigadores. Luego dicen que son ellos los que velan por el pueblo.

Los medios internacionales lamentan lo sucedido, condenan indirectamente lo que ha hecho el gobierno de Dina, y lloran por lo pobrecitos manifestantes, ¿Cómo no? Si quien los informa y les cuenta lo que sucede en tierras peruanas es el caviar que defiende el caos generado en provincias y en el centro de la capital, pero que claro, de seguro salió a marchar al Kennedy en Miraflores y ni se acercó a “La toma de Lima”.

¿Las mayorías? Mudas. ¿La derecha? En nada. Capaz en redes hace algo, un hilo en Twitter para explicar por qué lo que sucede en el Perú es terrorismo y no legítima protesta. No buscan explicarle a la gente lo que está pasando en verdad. No presionan al Estado para que se tomen las medidas correctas para frenar la violencia en el país. Si llegan a contar su historia a algún medio extranjero, lo hacen muy tarde, porque el caviar lo explicó primero, ¿Acaso tienen algún plan para enfrentar lo que está pasando?, ¿Hay alguna idea para demostrar que la mayoría no legitima esta subversión? La izquierda azuza masas, ¿Y el resto qué? Nada. La izquierda daña, violenta, busca lograr su propósito, sin interesarle el resto. Las mayorías están en su casa, dejando que otros actúen como si fuesen ellos.No digo que la derecha sea la mayoría del pueblo, pero sí, en este caso en particular, puedo decir que están en el mismo bando, y su nula actuación, lo demuestra.

Artículo publicado en el diario El Reporte de Perú


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