La petición de Iván Duque el 26 de julio a Estados Unidos para que declare a Venezuela como país promotor del terrorismo en realidad apunta al régimen de Nicolás Maduro, que ya figura en una lista negra de Washington.
El presidente de Colombia, que significativamente formuló la solicitud en un foro en Bogotá sobre terrorismo urbano al que también asistió el embajador norteamericano Philip Goldberg, acusa a la “dictadura de Venezuela” de albergar “a criminales de la calaña” de disidentes de las FARC como Luciano Marín Arango, alias Iván Márquez.
El canciller de Maduro –en respuesta– acusó a Duque de encabezar “un narcogobierno exportador de drogas”, pero la verdad es que la formulación de cargos penales por narcoterrorismo contra Maduro y sus socios del Cartel de los Soles el 26 de marzo de 2020 en tribunales de Washington, Nueva York y Florida situó al régimen venezolano en una lista negra en la que también figuran Siria, Corea del Norte, Sudán e Irán, y abrió las puertas para la imposición de sanciones más contundentes.
La alianza entre el régimen y la guerrilla colombiana data de 1999, cuando Hugo Chávez y las FARC decidieron “inundar” de cocaína Estados Unidos. Así se enriquecían y de paso le hacían daño al “imperio”.
Washington y Bogotá saben que a la guerrilla colombiana no solo se le ha dado dinero y espacio en Venezuela para traficar droga, sino también armas y protección. Por eso Colombia decidió el 28 de agosto de 2020 reanudar el trabajo con la brigada estadounidense de asesoría y entrenamiento contra el narcotráfico, y después anunció la creación de una fuerza élite para enfrentar el narcoterrorismo.
Eso abrió un flanco sumamente ingrato al Cartel de los Soles, que se complica cada vez más con evidencias de alianzas con la guerrilla colombiana del ELN y las FARC como las que Fundaredes presentó el 30 de junio ante el Ministerio Público. Pero en un país pervertido por la complicidad orgánica entre el régimen y la justicia, la denuncia terminó dos días después con el encarcelamiento de Javier Tarazona, director de la ONG.
A Tarazona siguen cobrándole además haber contribuido a desnudar que el régimen arrastró a la FANB a la guerra de guerrillas para defender a sus aliados de las FARC en el conflicto de Apure, donde mandos débiles –que no calcularon explícitamente los costos posibles– capitularon ante los rivales de Iván Márquez en el negocio de la droga.
Para terminar de crispar los nervios del régimen y su canciller, el presidente Duque pidió en el foro antiterrorista en Bogotá –en presencia del embajador Philip Goldberg– que Alex Saab sea extraditado a Estados Unidos. El testaferro de Maduro probablemente responda pronto, entre otras cosas, por el lavado del dinero sucio del crimen organizado en el sistema financiero norteamericano. Está en la lista negra.