En esta oportunidad se va a tratar un tema que apasionaba a las generaciones del siglo pasado y que hoy sigue vigente siendo objeto de candentes debates políticos, además de los debates en la crítica académica y universitaria que van desde el ámbito de las ciencias duras, la medicina, hasta las ciencias sociales y humanas, el cual es la libertad de expresión.

Antes de continuar, es importante plantear una hipótesis necesaria: sin libertad de pensamiento, no existe libertad de expresión y mucho menos de prensa. Partiendo de este silogismo, resulta absurdo pensar que en un sistema de educación pública y obligatoria, como realmente lo es, existe libertad de expresión y mucho menos libertad de prensa.

Ya que, veremos en la prensa escrita o no, lo normalmente aceptado por los convencionalismos sociales implantados e impartidos en el sistema educativo y por ende en todo el sistema, sabiendo además que este sistema responde al interés político y económico instaurado con su respectiva ideología y cosmovisión, por tal motivo, se está ante un régimen social que controla no sólo la libertad de expresión, sino también la libertad de prensa, porque se controla su origen, el cual descansa en la libertad de pensamiento, que es la unidad primordial de todo el sistema de derechos, deberes y libertades fundamentales; ya que por medio de la dirección del sistema educativo desde la más temprana edad y como refuerzo constante de la programación mental y humana de los medios en velar porque esto sea así, se está a expensas de los convencionalismos de todo el sistema.

La cadena de la tradición de la democracia occidental vive tan persuadida en la costumbre de una educación pública, gratuita y obligatoria como un derecho universal contra una población analfabeta, que no atisban sus dirigidos y paladines defensas que tal modelo del sistema educativo es un adoctrinamiento, supeditado y controlado por un Estado paternalista, que funge de forma errada de ser todopoderoso, donde no sólo están limitando la democracia en Occidente, sino las libertades universales como lo son la libertad de pensamiento, que es la causa de la libertad de expresión, y libre prensa y todo el edificio de libertades, derechos y deberes universales; además de que, como consecuencia, se limitan los derechos fundamentales, como el derecho a la vida y el derecho a la propiedad, pues estas abstractas libertades naturales son la triada del gran árbol de la vida que representa la democracia moderna, salvaguarda de los derechos universales en el planeta.


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