A lo largo de la historia ha sido objeto de intenso debate y críticas. Un sistema político y económico, basado en la propiedad colectiva de los medios de producción e igualdad social, ha dejado huella lamentable y atroz en la historia mundial. Sus defensores argumentan que busca la justicia social e igualdad, es innegable que la izquierda comunista y socialista ha generado consecuencias terriblemente negativas para la humanidad.

La situación de la izquierda en América Latina es heterogénea y varía de país en país. México, la mejorcita, no por su líder populista sino por la nación misma; es pueblo de revoluciones, y codo a codo con Estados Unidos, gruñe, pero se porta bien pensando en negocios y empleos. Su ubicación geográfica le favorece para el comercio.

La que se trata de imponer en Colombia es cosa diferente, a manos del exguerrillero desalmado, electo presidente en una competencia de margen estrecho con el empresario que le regaló el triunfo. Territorio bastante conservador, aunque lo gobernaran hombres de izquierda moderada con larga trayectoria democrática. Las instituciones funcionan, los poderes son independientes y equilibrados, no se puede dar órdenes al fiscal general, quien hace respetar su autonomía. De tal forma que intimidarlo no resulta y, por el contrario, ha creado un nuevo líder opositor.

El oficialismo difunde teorías a contramano de la tradición colombiana, genera controversia con un discurso antiestadounidense; insulta al rey de España, defiende la siembra, comercio y consumo de drogas; se alía con el castro-madurismo y sus posiciones, encontrando decepción y rechazo de los ciudadanos.

En Ecuador, el izquierdismo liderado por el fugitivo en Bélgica está desestabilizando al país, pero no han podido arrinconar del todo al presidente banquero, demócrata e inteligente, que ha sabido resistir y mantener la estabilidad. En Perú, la situación es incierta, nadie sabe con exactitud qué está pasando, entretanto, el Congreso está dividido en facciones y el expresidente con sombrero recluido espera juicio. La tierra de los incas es una incógnita.

En Bolivia el chulo y cobrón chavista sigue teniendo peso, pero no es quien gobierna, y en Chile, la izquierda empeñosa y liderada por un presidente inexperto e incompetente ha sido superada por la derecha conservadora, que ahora tiene mandato e influencia en lo que falta del período del fracasado y desconcertado gobierno.

La Argentina de la viuda tracalera, líder de las emociones politiqueras, acumula méritos para pasar unas vacaciones tras las rejas, pero será electa senadora, tuvo la viveza de imponer un presidente servicial que la obedece. Paraguay ha elegido a un joven que reconocerá al madurismo, pero no se dejará influenciar; mientras Uruguay sigue siendo el más educado, pacífico y sólido de la región.

La izquierda continental ha tenido grandes esperanzas con el oriundo del sindicalismo, y tras un primer período presidencial buscando liderazgo; en este nuevo tiempo habla prudente y cuidadoso de la zurda siniestra, pero no parece estar ejerciéndola.

El castrismo venezolano, por su parte, se encuentra cada vez más solo, aislado y sin recursos económicos; ahogado en contradicciones y víctima de ladrones revolucionarios. Aliado de mandatarios con problemas, consciente de que en nada los puede solucionar. La única ventaja del oficialismo, además de la dureza de su espíritu criminal y del apoyo militar; es la falta de fe ciudadana en sectores opositores confusos, sospechosos de colaborar y cohabitar con el régimen..

América Latina ha tenido altibajos y su desempeño varía. Es importante seguir de cerca su evolución y los desafíos que enfrenta en cada contexto. Si bien ha sido defendido como un sistema igualitario y de justicia social, su historial es pésimo y negativo para la humanidad. Sus problemas económicos, violaciones de los derechos humanos y la falta de libertad, así como, su impacto en la sociedad y cultura, son aspectos que deben ser considerados críticamente. En lugar de promover el bienestar humano, la izquierda comunista y socialista ha demostrado ser una ideología perversa, amenazadora, problemática y deleznable. Aprender de las lecciones del pasado, es importante, para evitar los errores cometidos.

@ArmandoMartini


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