Las minorías opositoras deben ser tomadas en cuenta cuando son coincidentes con las mayorías de las que dicen provenir y vayan en concordancia con ellas.  Si nadan  contracorriente, sencillamente, son satélites copartícipes de los adversarios, o de los enemigos como dicen los miserables rojos.  De manera que su condición de minusvalía numérica no los reviste de privilegios especiales, todo lo contrario. Ser minorías, en este caso, es causa para revisión; para hurgar sobre las razones de porqué son minúsculos grupos.  Las cosas no son, por lo general, como piensan los menos.  Esto choca contra las normas de la lógica más elemental.  Ellos, que dicen representar la oposición venezolana, en la realidad son un minúsculo conjunto innominado.

Tengamos presente que dentro de las fuerzas democráticas hay una minoría que tiene marca con nombre propio, que se identifica como tal, que ocuparon con dignidad ese espacio que le asignaron, de manera libérrima, los compatriotas que participan en una lucha abierta, sin remilgos, sin escrúpulos excesivos en contra del usurpador.  Estos pueden llegar a transformarse en grupos numerosos, que es la aspiración legítima y natural de toda agrupación social, entre los cuales se encuentran en primer grado los partidos políticos.

Ejemplo de solidaridad de los partidos políticos minoritarios, lo comenté hace dos semanas atrás por este mismo espacio, fue cuando se corrió el riesgo de que se fracturaran los grupos parlamentarios democráticos.  Sin embargo, estos partidos minoritarios, en un gesto de compromiso con la patria, acordaron echar a un lado la presidencia de la Asamblea Nacional que les correspondía ejercer a partir del mes de enero del próximo año, y en su lugar apoyaron la reelección de Juan Guaidó. Contrario a estos, la semana pasada, un grupo conformado por los mismos elementos químicos de los seres vivos —pero como cosa peculiar estos no tienen vida, como las piedras, la tierra o la arena— como “Mefistófeles acuden a Fausto y le proponen un pacto según el cual le concederán lo que más desee mientras vivan…”.

Por ahora, se equivocan quienes consideran que de estos sectores de dudosa inclinación política —como se ha repetido incansablemente— pueda surgir un poder que le haga contrapeso al presidente (E) de la república y presidente de la AN, Juan Guaidó. Que además cuenta con el respaldo incondicional de 82% de los venezolanos y del soporte de más de 50 países. De manera que esos escenarios están descartados plenamente de las preferencias de los venezolanos. Solo fue un teatro penoso y desolado de 4 o 5 personas que se ajustaran a su talla. Toda Venezuela era consciente de los movimientos que se producían de uno y otro lado, sabían de antemano que estaba cocinándose este hecho indignante.

Cabe preguntarse ¿por qué esta gestación rompe fuente el lunes 16 de septiembre?  Sencillamente porque pocos días atrás se habían dado tres hechos de mucha importancia que preocuparon a Nicolás Maduro y a su gente más allegada: 1) El apoyo que recibió Guaidó de los partidos minoritarios para su reelección en la presidencia de la AN. 2) La decisión del gobierno de levantarse de la mesa de negociación que se inició en Noruega y  luego se trasladó a Barbados. 3) La aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).

Para finalizar, desde ya podemos anunciar y predecir que ese grupúsculo esmirriado, palúdico, de esclerosis múltiple, dentro de pocas semanas, quizás en cuestión de días, entrará en un proceso de demolición y autismo severos…

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