Lo de Cecilia López esta semana no fue sutil, ni indelicado. Fue un ataque directo a la actual ministra de Minas y Petróleo, Irene Vélez.

“Los países ricos tuvieron la revolución verde, usaron todo lo que nos están prohibiendo que usemos y con eso lograron la productividad que nos está sacando del mercado, y nosotros somos tan ingenuos que repetimos eso como unos loros”… “Como viene la ministra de Minas, yo tengo un mensaje: a mí me enfurece que nosotros los países en desarrollo adoptamos el discurso de los países ricos, entonces nosotros estamos diciendo que hay que proteger el mundo, etcétera, y no se dan cuenta de que lo que nos están exigiendo a nosotros es exactamente lo que ellos no hicieron”, dijo la actual ministra de Agricultura.

Cierto ello es. Aunque hay que tener en cuenta que fue el choque de dos civilizaciones, una en desarrollo, la americana, y otra en expansión, la europea. La una a caballo y con armas de fuego, la otra con mazas, picos y pocas, si alguna, cabalgaduras.

Las culturas más desarrolladas, México, por ejemplo, fue mejor que Madrid, Cuzco mejor que París. En cuanto a la tecnología, Pizarro tenía 168 hombres para vencer a Atahualpa, en Cajamarca, Perú, y Cortés en para vencer a Moctezuma, tenía 600 y hombres en Tenochtitlán, hacia 1500. ¿Patrón generalizado?

Si bien es cierto que nos quedamos en el camino del progreso. Si Latinoamérica se hunde en un cataclismo, solo perderíamos artesanías y malas noticias. Nada de tecnología. Y ¿quién es el culpable? La malaria, la fiebre amarilla, fueron los grandes depredadores de nuestros aborígenes, unos 140 millones de pobladores aproximadamente. La famosa “brecha tecnológica” sigue a plenitud, aún en medio de Arnault, Musk y de Bezos.

«¿De dónde creen que va a salir la plata para la dotación de bienes públicos del campo, las vías terciarias, los acueductos y muchas otras cosas más?», cuestionó Jorge Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC).

Ahí estamos pendientes de la exploración de recursos naturales desde Estados Unidos/Europa y sin embargo mendicantes ante las potencias del primer mundo, que nos regalan donaciones a los países del tercer mundo o mundo en desarrollo o mundo emergente. Claro que tenemos el futuro agrícola en nuestras manos.

Y en cuanto a la visita de Petro a Washington: se trajo 500 millones de dólares más para la Amazonía, teniendo en cuenta que el canciller ruso viajando por 4 países de la región y quien, en su momento, estaba estrechando la mano del supérstite de Cuba. La ayuda rusa para Brasil brilló por su ausencia.


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