La palabra «aclimatarse» proviene del francés acclimater. En ciencia, la aclimatación describe los cambios biológicos que un animal o planta realiza en respuesta a un nuevo clima o a una nueva situación. En las personas es un sinónimo de acostumbrarse y  familiarizarse a una nueva realidad.

Esta expresión ha tenido otra connotación en otras epidemias que han golpeado a la humanidad a lo largo de la historia. Es el caso de la viruela en 1700, que afectó a 60% de la población, y también del brote de fiebre amarilla de 1847 en el sur de Estados Unidos. La inmunidad de la población a este último virus se le llamó «aclimatación«, una obsesión comprensible de la gente en  buscar ser inmunes a la amenaza infecciosa. La inmunidad se volvió tan valiosa que los ciudadanos estaban dispuestos a hacer todo lo posible para tenerla, incluso los esclavos que se “aclimataron” valían 25% más.

La historia a veces nos regala sorprendentes paralelismos con el presente. En la actual pandemia de coronavirus, esta actitud ha reaparecido globalmente en la forma de un «pasaporte de inmunidad» o certificado libre de riesgos. La idea es que si las personas capean con éxito la COVID-19, se les podría permitir volver al trabajo y a los espacios públicos. Sin embargo, existen problemas fundamentales con este concepto, debido a las muchas incógnitas que rodean la inmunidad del coronavirus en sí. Además, el empleo podría llevar a las personas a falsificar los certificados de inmunidad.

Si los funcionarios de salud pública y autoridades en general no pueden contener el virus se necesita comenzar una batalla diferente. En este momento, los países confían en medidas como la cuarentena y el aislamiento y esperan que sean suficientes para contrarrestar el brote. Si estas no tienen éxito, el virus podría pasar de ser la causa de un brote epidémico temporal a uno que cause una nueva enfermedad circulante. Es decir, si  las intervenciones que hacemos aún no detienen la propagación del virus, podría pasar de ser una pandemia y volverse endémico. Para los epidemiólogos, las enfermedades se vuelven endémicas cuando están continua y previsiblemente presentes en la población humana. Sin embargo, los políticos podrían considerar que una enfermedad es endémica cuando se entiende lo suficiente como para que deje de ser una amenaza desconocida para el gobierno.

Actualmente, los países están pasando la fase de pánico, los gobiernos no tienen del  todo claro qué hacer y las personas cómo reaccionar. Por naturaleza humana, las personas solo cambian sus reacciones cuando comprenden bien los riesgos. Como es bien sabido, no  tomamos las precauciones y  admitimos en serio el peligro hasta tenerlo cerca.

Debido a que todavía estamos aprendiendo sobre la gravedad del virus, las implicaciones de esta aclimatación en todos los campos del quehacer ciudadano aún son confusas. Pero, ciertamente, la progresión será impulsada por la tolerancia social y política a la nueva enfermedad, casi tanto como por la biología del coronavirus.

Entre humanos percibimos el riesgo de una forma diferente y nos sentimos mucho más cómodos con algo bien entendido y predecible. En este caso, las personas temen contraer este nuevo germen y sienten miedo e incertidumbre por lo que le pueda causar a su familia. Lidiar con lo desconocido es una herramienta evolutiva que evita hacer algo peligroso y facilita en algunos el seguimiento de las recomendaciones de salud en esta epidemia.

En general, las enfermedades endémicas, aunque parecen menos aterradoras y tienen menos incertidumbre, causan más enfermedades y muertes que los brotes epidémicos; así mismo, son mucho más difíciles de detener. Probablemente, si el nuevo coronavirus no puede ser contenido de manera efectiva, podría agregarse a la lista de enfermedades endémicas como el VIH-sida, todavia clasificada como una pandemia global. Los esfuerzos de las investigaciones en curso probablemente conducirán a aclimatarnos a una nueva normalidad. Este virus y la enfermedad que causa son tan nuevos para la humanidad que los científicos todavía están tratando de responder preguntas básicas sobre ellos. Falta dejar crecer a este bebé llamado coronavirus para conocerlo mejor.

Ojalá que el impacto de esta pandemia sirva para darnos ideas de cómo lograr un modelo social más justo y equitativo. Ya podemos visualizar que uno de los cambios por venir es precisamente una mayor demanda social sobre los Estados.

A todas luces, hemos presenciado en estas décadas pasadas que  el venezolano ya ha desarrollado una increíble resiliencia de ir “aclimatando” las crisis entre nosotros.  “Hay que aclimatarse para sobrevivir” se lee en el libro Romance nacido del engaño de Christina Mcknight.

@santiagobacci


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