CARLOS GARCIA RAWLINS/REUTERS

La inflación es el incremento generalizado de precios los cuales causan una pérdida del poder adquisitivo del dinero. Algunos autores como Fritz Machlup dicen que en ciertas épocas cuando los gobiernos emprenden un control de precios a través de prohibiciones con amenazas de sanciones contra aumentos no autorizados de precios,  entonces, muchos escritores se dan cuenta de cuán inconveniente es emplear el término inflación significando un aumento de precios, puesto que entonces estos quieren hablar o discutir la “latente” o inflación “represada” una vez que no se muestra en un índice de precios o no se presenta adecuadamente. En Venezuela han existido toda clase de controles de precios, desde incluso antes de que estallara la inflación. Basta señalar que el kilogramo de azúcar tuvo un precio controlado de 1 bolívar entre 1956 y 1974 y gracias a este congelamiento de su precio el país dejó de exportar azúcar.

En nuestro país entre el año 1958 y 1973, los precios aumentaron 1,4 veces, nada mal para 15 años. Luego en el lapso 1974-1984, período de bonanza económica y elevados precios del petróleo, nuestro principal producto de exportación en aquel entonces, los precios subieron 2,8 veces. Posteriormente, entre los años 1985-1989, período de control de cambio, y de precios, estos subieron 3,9 veces. Después, en la década de los años noventa, los precios se montaron al alza en 29,4 veces.  Aunque usted no lo pueda creer, desde 1999 hasta el año 2020 (septiembre) los precios subieron 6.147 millones de veces, como producto de la hiperinflación.

Venezuela no es el primer país, ni siquiera el último que ha marchado en la escalera de la hiperinflación. Steve Hanke, profesor de la Johns Hopkins University, hasta tiene una célebre lista. Alemania, por ejemplo, en 1923, llegó a tener una inflación mensual de 29.500%. Este proceso de destrucción de la moneda y de los salarios facilitó el inexorable ascenso de Adolf Hitler al poder. En América Latina tenemos los casos de Perú, 397% mensual en 1990; Nicaragua, 261% mensual en 1986; Argentina, 197% en 1989; y Bolivia, 183% en 1985. Nicaragua ha tenido la hiperinflación más prolongada: se extendió desde junio de 1986 hasta marzo de 1991.

¿Por qué está ocurriendo esta hiperinflación? Sencillamente porque anteriormente el Banco Central de Venezuela emitía dinero (billetes y depósitos en los bancos) apoyado por sus reservas internacionales y el cobro de impuestos del gobierno al sector interno, en la actualidad el BCV hasta le prestó a Pdvsa una cantidad exorbitante que simplemente se trata de una emisión inorgánica de dinero, es decir, no respaldada ni por reservas internacionales ni por cobro de impuestos por el fisco.  En el año 2016 la liquidez monetaria (M2) creció dos veces, en 2017 este agregado monetario aumentó 11 veces y en el año 2019 ¡49 veces!

Una buena cantidad de economistas con prestigio, tanto venezolanos como extranjeros, han advertido de esta situación, pero el gobierno ha hecho oídos sordos y lanza siempre como los malos gerentes de una empresa la culpa sobre las sanciones de Washington. De igual modo, Venezuela tiene una deuda externa pavorosa de más de 100.000 millones de dólares, la cual no honra ni con el pago de interés ni del principal.

¿Se puede derrotar a la hiperinflación?

Sí se puede: tal como los alcohólicos que para regenerarse necesitan reconocer que están enfermos, y aceptar de una vez por todas no beber más, los países con hiperinflación, necesitan paralizar la emisión de dinero sin respaldo pase lo que pase. Requieren ir al médico (Fondo Monetario Internacional) para tomar reservas internacionales prestadas y además en el caso de Venezuela, abrirse a la inversión extranjera para poner a producir de nuevo los yacimientos petrolíferos. También necesita privatizar Cantv, Corpoelec, Sidor, y pare usted de contar los hatos ganaderos, haciendas y otros bienes en manos del Estado que están improductivos. No será el primer país latinoamericano en vencer la inflación como tampoco el último.

 


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