Partiendo de la interpretación que tenemos todos sobre lo que representa la impulsividad, se podría decir que generalmente tenemos una idea ya preconcebida. Sin embargo, es importante analizar tanto las ventajas como sus desventajas para entender cómo podemos manejarla de forma adecuada. Por otro lado, es igualmente oportuno entender que consiste en esas reacciones resultado del estímulo de algún agente externo, que se traduce en una respuesta inmediata cargada de emoción y que busca protegernos de posibles amenazas.

Entre algunos puntos positivos que se pueden mencionar está la espontaneidad, pues las personas impulsivas suelen expresar sus observaciones rápidamente y por lo general de manera automática. Esto hace que no sean muy conscientes de su reacción, pues las emiten de forma natural. Así mismo, tienden a descargar su energía interior, realizando muchas acciones a la vez, puesto que si no lo hacen así sienten que no están aprovechando el tiempo al máximo,  por lo cual se mantienen continuamente ocupadas.

Por su parte, un aspecto desfavorable es que, debido a su falta de control antes de manifestar una opinión, suelen hablar sin darse cuenta de que sus observaciones pueden resultar ofensivas, agresivas o dolorosas para quienes les rodean. Es importante, entonces, analizar cuál es la causa de estas reacciones con el fin de moderarse, pues pueden ser percibidos como individuos a los que no les preocupan los demás. Del mismo modo, suelen estallar con facilidad, dejando así expuesto ante los otros su tendencia a irritarse. Además, está comprobado que no se concentran en una sola acción, debido a su impulsividad.

Los impulsivos se caracterizan por ser muy impacientes y por desear resultados inmediatos. Por esta razón, no viven de manera plena, pues, basado en su forma de ser, dejan a un lado disfrutar el momento. Generalmente, no se sienten complacidos con lo obtenido, por lo que,  de inmediato les surge el deseo de proseguir, posponiendo con su actitud la oportunidad de obtener gratificación, pues, debido a su impulsividad no se regocijan con el presente.

Para mejorar, con el fin de cambiar y hacer este aspecto algo más favorable, es relevante analizar la forma de actuar en cada uno, no permitir que los impulsos prevalezcan, evitando reaccionar de forma inmediata, tomando el tiempo debido para pensar antes de realizar cualquier acción. Con este propósito, es necesario detenerse y controlar las energías que nos llevan a actuar sin pensar, analizar en la mente nuestra conducta y las palabras más adecuadas, antes de ejecutarlas o verbalizar nuestras ideas.

Debemos tener presente que las personas en exceso impulsivas pueden generar aversión en otros, pues ellos no necesariamente entienden o aceptan esta actitud, que puede resultar agresiva o desagradable. Por eso, la importancia de  manejarla  de forma acertada para lograr el bienestar propio y la armonía requerida con los demás.


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