Para entender la realidad venezolana, en su aspecto social, hay que estudiar la complejidad de la naturaleza humana y la importancia de la ética y la moral, la cual indican que el camino del hombre está signado por dos realidades: por el dilema y saber gobernarse a sí mismo. Esto nos habla de la obra y la esencia humana, por lo cual hay autores que opinan que la persona es mala por su naturaleza, por eso necesitan un cuerpo de leyes que puedan controlar sus deseos más bajos, que pueden afectar a toda una comunidad.

El hombre en la sociedad promueve valores que a veces originan prejuicios en sus semejantes, no solo raciales; también es una competencia desenfrenada para el control del poder. Para cambiar la actuación del ser humano en la sociedad es necesario hurgar en lo más profundo de su naturaleza, para producir la transformación. Factores en la sociedad moldean la condición del individuo, lo pueden convertir en bueno o en malo.

Ser lo que no se quiere ser puede obligar a las personas a asumir posturas en contra de su esencia. El problema es, quien tiene la potestad de descifrar ese dilema son las leyes, la política, la medicina o la religión que nos acerca a Dios, para mejorar nuestra existencia. O en definitiva, el hombre es racional-irracional, con su toque de emocionalidad, que define su condición.

La ciencia y la filosofía son necesarias para inferir la cualidad humana, por ende la naturaleza, es la búsqueda del equilibrio moderado, nos aleja de las facultades de la criatura humana.

La condición humana

Es difícil definir qué es el individuo, si tomamos en cuenta el entorno social donde se desarrolla. Varias disciplinas ayudan a mejorar la perspectiva, las ciencias sean humanas o sociales, tratan de indicar ese camino. Por su parte, la filosofía opta por la racionalización. Todos exploran una respuesta.

Es una búsqueda de una solución inevitable, forzosa y necesaria, ya que es el mismo hombre que quiere saber quién es y a la vez, buscar argumentaciones de su presencia en este mundo. Definirse no es fácil, más cuando las contradicciones nos embargan y nos cuesta saber si somos buenos o malos, se ansía es saber en definitiva quién es, quiénes somos.

Valorar las acciones con objetividad, para describir al ser humano como fenómeno,  necesita un piso ideal. Hay autores que se amparan para entender un suceso, en la construcción de conceptos y sobre ellos, poder deducir la realidad. En la medida que ampliamos el saber, agrandamos el conocimiento sobre la entidad humana, a pesar de que el área a abarcar es enorme, por eso se recomienda comprender pequeñas extensiones e ir ampliando la cobertura, para evitar así tropiezos y retrocesos.

Por eso la bidireccionalidad de la comunicación favorece el diálogo y el intercambio de pareceres, ya que la sustancia del hombre está compuesta por muchos fragmentos, que le dan cierta volatilidad, pero al mismo tiempo cuenta con conocimiento, que facilita su interacción con la realidad en donde se desenvuelve. Esto da pie a que cada disciplina sea científica o humanista, pueda definir al ser humano, ya que el hombre es la medida de todas las cosas.

Esto ha provocado que a pesar del interés de estudiar al hombre, se ha descubierto que es un manantial inagotable, tomando en cuenta también las situaciones que le ha tocado vivir en las diferentes etapas de su desarrollo, hace difícil fijar una idea específica de su esencia. Adentrarse en el contexto en donde se desarrolla un individuo y la interacción con otros pares, dan origen a muchas teorías sobre su comportamiento. Por eso se hace impensable encerrar una definición en cuatro paredes.

Esto es debido a que hay una realidad a tomar en cuenta, que arropa a todo hombre en compromisos y responsabilidades, que impiden un concepto puro. Esto nos lleva a la ética y tratar de definir al ser humano a través de sus valores, buscando apoyo en su forma de interactuar con su existencia, para evitar definiciones supuestas, a pesar de estudiar la materialidad de las acciones y sus consecuencias, es determinar una definición sólida.

Por eso para entender la realidad de las cosas, se acude a la ética, para conocer el contexto en donde se desarrolla el ser humano y así, descifrar los preceptos y valores, donde cualquier cosa vale y toda acción tiene justificación.

Sin embargo, para convivir en sociedad, hay principios que hay que respetar, como la vida, la libertad de acción, pensamiento, expresión e información, elementos importantes que facilitan la coexistencia y garantizan la dignidad. Esto nos da a entender que la ética se pone a prueba en cada acción del hombre, aunque no da soluciones definitivas, sólo ofrece la oportunidad de discernir sobre situaciones dudosas. Por ende, el ser humano en su accionar, pone a prueba su moral para hacer frente a situaciones, amparado por normas, consejos, principios, preceptos, reglas que le indican el camino.

Ética y moral

La ética tiene como fin apoyar al ser humano ante una disyuntiva y ayudarlo, para que le haga frente de la mejor manera. ¿Y la moral? Su finalidad es mantener activas las normas que definen una sociedad. Entonces, entre universalidad (ética) y especificidad (moral), se trata de entender al hombre en su desempeño.

La moral nos ayuda a enfrentar el presente, nos hace responsables de los actos y sanciona de inmediato. Mientras la ética juega más con el tiempo, nos explica qué es ser responsable y qué acontecimientos pueden esperar.

Las discusiones ético-morales

En todo sistema político, la ética es un factor importante para establecer un proyecto, realizar una revolución o cambiar de régimen. Esto con el fin de fijar normas de comportamiento, tanto para los gobernantes como para los gobernados. Lo importante es legitimar un modo de proceder, para que así todos acepten las reglas de juego.

A pesar de que se puede caer en la manipulación, ideología o populismo, lo importante es siempre tener como norte la utilidad y el bienestar colectivo. Para evitar eso, están las leyes y la ética, que es inherente a la condición humana, el derecho nos indica nuestras obligaciones.

La aplicación de las leyes, ayudan a restablecer el equilibrio social, combatiendo la impunidad. Además, los representantes en las asambleas o congresos están obligados con sus actuaciones a garantizar el Estado de Derecho.

La ética abarca temas como la justicia, la autonomía y la beneficencia, en ramas que se expresan a través de prácticas, con el propósito de preservar la honorabilidad humana. Esto con el fin de dignificar al hombre y diferenciarlo de los animales. Además, el libre albedrío permite al ser humano construir su propio futuro.

La condición dilemática

El comportamiento del hombre le da la oportunidad de resolver situaciones, pero a veces se le presentan varias opciones para solventar un problema. Comienza así una introspección, para buscar la mejor opción. Aquí entra la ética, que ayuda a encarrilar la mejor opción, para así tener una actitud acorde a sus principios, facilitando una mejor convivencia con su comunidad, ya que todo ser humano es gregario y forma parte de una sociedad. El respeto a las normas y los preceptos morales son elementos de la ética.

El hombre por tener la capacidad de reflexión, puede solventar situaciones, aunado con una preocupación constante para su formación, podrá evadir el bombardeo comunicacional, que pueden alienarlo para el momento de tomar decisiones, esto nos ayudará a saber gobernar y ser gobernados.

Por ende, el poder no debe castrar las posibilidades de libertad del ser humano. Además, la ética debe propiciar una continua formación del hombre, esto para garantizar lo preciado que es la vida para todo individuo y a su vez, el respeto hacia sus semejantes, para evitar ser manipulados por demagogos, truhanes y encantadores de serpientes.

Conclusiones

Para terminar esta disertación, tomo las palabras de Ramón Batista, que en un par de líneas expresa la esencia de lo que hemos esbozado anteriormente. Dice lo siguiente: Ética, moral. ¿Dónde estás que no te encuentro? ¿Dónde estás que no te siento? ¡Es que acaso te has marchado! ¡O es que el hombre te ha olvidado!

 

 


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