Por Luis Alfonso Sandia Rondón¹

Un tema siempre pendiente a tratar en la sociedad actual, de tantos avances e innovaciones, son los abusos y agresiones que históricamente se han cometido en contra de la mujer. En muchos países aún se siguen practicando, incluso con el amparo «legal» y social, imperdonables abusos por razones de género. El ODS 5 de la Agenda 2030 pone de relieve la necesidad de superar estas desigualdades como condición para el Desarrollo Sostenible: “Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”. La igualdad de género no solo es un derecho humano fundamental, sino que es uno de los fundamentos esenciales para construir un mundo pacífico, próspero y sostenible. Se han conseguido algunos avances durante las últimas décadas, pero el mundo está lejos de alcanzar la igualdad de género para 2030². ¡No hay diferencia entre hombres y mujeres con relación a las capacidades y valores propios del humanismo! Hombres y mujeres podemos ser tan buenos y valiosos como nos lo propongamos, o tan malos y perversos como deseemos. La historia humana está llena de ambas versiones; virtuosas mujeres y hombres, pero también de malos y muy malos hombres y mujeres. En nuestra cotidianidad pasa lo mismo. El liderazgo, la valentía, la innovación, la capacidad de construir la paz y de crear vida plena de bienestar para todos, no tiene que ver con el género, tiene que ver con la humanidad, terreno en el que todos, mujeres y hombres, somos iguales.

En lo personal doy gracias a la vida, a mi madre, a mi padre, y también a mi país, y la sociedad en la que he vivido, el poder haberme formado con la capacidad y la sensibilidad para valorar infinitamente a mujeres y hombres por igual, y poder hacer lo que esté a mi alcance por derribar esas rémoras sociales que han puesto  detestables barreras y divisiones entre mujeres y hombres, trabajo que no solo hay que hacerlo en la muy necesaria acción pública, en las instituciones de trabajo o estudio, o en las empresas, sino también, y muy especialmente,  en nuestro entorno inmediato, en nuestros hogares, en nuestras familias, cuando criamos y formamos a nuestros hijos, y cuando, con nuestro proceder, damos el ejemplo.

Hay que desterrar esa sociedad donde se violenta de manera imperdonable a la mujer en su dignidad y en su condición de ser humano. En nuestros entornos de civilidad, de sociedad de logros y de valiosas realizaciones en la ciencia, la tecnología, la innovación, el arte y la cultura, conformada por individuos y sociedades que buscamos el bien común y la sustentabilidad del desarrollo y la vida humana, debemos abogar y trabajar incansablemente por un mundo más humano y de absoluto respeto a la condición humana de mujeres y de hombres, sin distingos de ninguna naturaleza.

¹ Profesor titular (ULA). Geógrafo, Doctor en Ciencias Naturales. Director del CIDIAT. Presidente de la Academia de Mérida.

² ONU (2024). Objetivos de Desarrollo Sostenible. https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/gender-equality/


Ambiente: Situación y retos es un espacio de El Nacional coordinado por Pablo Kaplún Hirsz

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