Las Academias Nacionales Científicas, en sus diferentes especialidades, siempre han  sido la máxima representación académica y de conocimiento científico  en nuestro país. Deben estar constituidas por especialistas de gran trayectoria académica y su ingreso está condicionado a normas estrictas  relacionadas con  la formación profesional y científica.

La mayoría de las academias como corporaciones científicas de carácter público ha sido fundada hace más de 100 años  y todas han contribuido siempre al progreso de la ciencia en Venezuela, han ejercido un liderazgo moral, intelectual y cultural, resaltando o ilustrando  lo más importante de acuerdo con las circunstancias y los tiempos que se viven. Siempre han ejercido, igualmente, una función de asesoría desde el punto de vista científico e institucional al Estado, a los órganos del poder público, desde la especialidad o disciplina a que correspondan.

No obstante, los tiempos en Venezuela son otros, no solo desde el punto de vista político e institucional, también desde la óptica social y económica. Por eso, lamentablemente, es imposible que las Academias ofrezcan desde su experiencia y sapiencia esa asesoría que tanta falta hace para el bienestar y fortalecimiento de las bases de una sociedad moralmente destruida  por un “gobierno” que se sigue afianzando en el poder, sin importarle la decisión  o lo que piensa la mayoría del pueblo venezolano que no quiere seguir viviendo en condiciones de pobreza, inseguridad, miseria y sobre todo sin derecho a la salud y sin las garantías de poder forjarse su propio destino en busca de la paz, la libertad y la democracia. Esto es lo que seguramente desea la mayoría de los venezolanos ante esta desastrosa experiencia del socialismo del siglo XXI.

Es indudable que la pandemia por el coronavirus tomó al mundo por sorpresa, a todos los países afectados sin excepción; nadie estaba preparado, era como imposible que sucediera algo de esta envergadura, pero ocurrió. Se generó por este acontecimiento  una  grave crisis mundial con repercusiones importantes en el sistema de salud, en el aspecto social y económico. Ha originado una crisis de salud pública mundial sin precedentes en pleno  siglo XXI, que de por sí se estaba caracterizando por tiempos convulsos y de gran incertidumbre. Sin embargo, y  es triste decirlo, en Venezuela el  transcurrir de este siglo ha sido una  pesadilla para la gran mayoría de los ciudadanos. La pandemia llegó a un país marcado  por un profundo deterioro desde el punto de vista económico y social, con un sistema de salud tan vulnerable en el que es lógico pensar que la capacidad de respuesta colectiva como del mismo Estado sería limitada en todos los aspectos.

Es aquí donde las Academias Nacionales cumplen un rol fundamental, ilustrando con adecuado  análisis científico la proyección o el curso que pudiera tener esta pandemia en nuestro país. Análisis que están en todo su derecho de hacer, y es por esto que  la Academia de Ciencias Naturales, Físicas y Matemáticas elaboró recientemente un documento sobre la proyección de la pandemia en Venezuela evaluando diferentes escenarios. En dicho análisis, basado en modelos matemáticos y en las características epidemiológicas de la enfermedad ocasionada por el covid-19, haciendo una comparación con otros países y con especial énfasis en América Latina, determinaron que no se estaban realizando la cantidad suficiente de pruebas en Venezuela, sobre todo la sugerida  por la OMS. Dicha prueba  es la  que se realiza a través del PCR-RT y que hay un subregistro de casos de al menos 60% Consideran que si no ha habido un crecimiento exponencial sino lineal, esto no significa que la epidemia pudiera detener su curso, por lo que alertan que es probable que no se haya llegado al pico de contagios. La amenaza no se hizo esperar por parte de personeros del “gobierno”, que cuestionaron dicho análisis científico, y consideraron que era una alarma inaceptable. Es decir, la ciencia también se encuentra bajo amenaza en este país, en donde en los últimos veinte años ha imperado la ignorancia, la impericia y además la ausencia  de meritocracia para manejar importantes cargos públicos.

De manera inmediata, la Academia de Ciencias Naturales, Físicas y Matemáticas emitió un pronunciamiento en el cual ratifica su rechazo a las amenazas  proferidas por el solo hecho de elaborar un informe técnico, que puede contribuir a un mejor manejo de la epidemia. Además, ratifica su voluntad de asesorar a los entes del Estado en la conducción de esta grave crisis de salud, por lo que espera una respuesta al respecto, aunque es muy probable que no la reciban. El pronunciamiento de la Academia recibió el apoyo unánime de todos los sectores del país y de la sociedad civil, lo que se debe mantener a toda costa. Las Academias alertan, no alarman. Perseguir a la ciencia no detendrá la pandemia

@mariayanesh


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