GETTY IMAGES

Ni la mayoría, ni la moda y ahora tampoco la ley positiva son criterios de verdad, quien se adhiera a la verdad es malo para el poder, se encuentre este representado en un totalitarismo o en una democracia de consensos, la legalidad nos dice lo que está permitido, obligado o prohibido por la ley, no si es moralmente justo o no, el hombre ha vivido los horrores de la maldad muchas veces, tuvo la ilusión tras la tragedia ocurrida entre 1939 y 1945 que había aprendido algo, el mundo católico así lo expresó en los documentos del Concilio Vaticano Segundo, pero no pasó de ser una ilusión y hoy por hoy estamos en una tragedia de proporciones aún mayores bajo la indiferencia absoluta de todos, incluso la catolicidad. Algunos ejercen el mal radical (son conscientes de su maldad, aquí hay empresas, inmensas corporaciones, grandes filántropos, artistas, literatos, científicos, políticos y gobiernos) como lo definió Hannah Arendt, para citar a una pensadora vinculada a la tragedia judía del Holocausto, y está el resto, una inmensa mayoría que sigue la ola por falta de reflexión, lo que la autora llamó la banalidad del mal, mientras un reducido número de seres humanos mantienen la cordura e intentan a contracorriente hacer lo que hay que hacer, ya Pio XII sufrió enormemente al tener que callar por prudencia y para salvar al mayor número de judíos, desde dónde estoy, muy abajo en la escala jerárquica del poder no alcanzo a ver las presiones que la gente buena en altas esferas puede  estar viviendo y eso podría llevarme a juzgar mal, intento que no pase.

Indudablemente el horror del aborto, la ideología de género, la eutanasia, los tres convertidos en ley positiva por muchos gobiernos, entre los cuales empiezan a figurar también países hispanos, hacen de este tema un punto crucial para el renacimiento de la hispanidad, la hispanidad debe renacer desde la periferia hispana, esto es el nuevo mundo, aquí deben brillar Venezuela, México, Paraguay, Centroamérica, y los hispanos residentes y descendientes de hispanos en Estados Unidos). En estos países todavía hay una reserva de fe en el pueblo que puede iniciar la contrarrevolución, no será fácil pero es necesario. En el último documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Dignitas infinita del Pontificado actual se expresa con diáfana claridad, voy a citarlo de manera textual porque es necesario conocerlo.

“…hay que concluir que «aumentó la riqueza, pero con inequidad, y así lo que ocurre es que “nacen nuevas pobrezas”. Cuando dicen que el mundo moderno redujo la pobreza, lo hacen midiéndola con criterios de otras épocas no comparables con la realidad actual». Como resultado, la pobreza se extiende «de múltiples maneras, como en la obsesión por reducir los costos laborales, que no advierte las graves consecuencias que esto ocasiona, porque el desempleo que se produce tiene como efecto directo expandir las fronteras de la pobreza».[61] Entre estos «destructores efectos del Imperio del dinero»,[62] se debe reconocer que «no existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo».[63] Si algunos nacen en un país o en una familia donde tienen menos oportunidades de desarrollo, hay que reconocer que eso está reñido con su dignidad, que es exactamente la misma que la de quienes nacen en una familia o en un país ricos. Todos somos responsables, aunque en diversos grados, de esta flagrante desigualdad.”

La pobreza es la excusa para forzar a las mayorías a un control férreo de la natalidad, llegando a veces hasta a la esterilización no voluntaria de mujeres pobres y ahora también de hombres, la pobreza abre la puerta a la maldad del aborto, y hasta a la ideología de género, pues los poderosos que ejercen el mal radical, son conscientes de estar actuando malvadamente, le presentan al pueblo llano, la ideología de género a modo de pan y circo, minucia que aprendieron de Roma ,que pena que en lugar de reeditar las grandezas del Imperio, imiten solo la maldad que contribuyó a su destrucción.

Vamos ahora a lo medular del documento:

“La Iglesia no cesa de recordar que «la dignidad de todo ser humano tiene un carácter intrínseco y vale desde el momento de su concepción hasta su muerte natural. Precisamente la afirmación de tal dignidad es el presupuesto irrenunciable para la tutela de una existencia personal y social, y también la condición necesaria para que la fraternidad y la amistad social puedan realizarse en todos los pueblos de la tierra».[88] Sobre la base de este valor intangible de la vida humana, el magisterio eclesial se ha siempre pronunciado contra el aborto. Al respecto escribe san Juan Pablo II: «entre todos los delitos que el hombre puede cometer contra la vida, el aborto procurado presenta características que lo hacen particularmente grave e ignominioso […] Hoy, sin embargo, la percepción de su gravedad se ha ido debilitando progresivamente en la conciencia de muchos. La aceptación del aborto en la mentalidad, en las costumbres y en la misma ley es señal evidente de una peligrosísima crisis del sentido moral, que es cada vez más incapaz de distinguir entre el bien y el mal, incluso cuando está en juego el derecho fundamental a la vida. Ante una situación tan grave, se requiere más que nunca el valor de mirar de frente a la verdad y de llamar a las cosas por su nombre, sin ceder a compromisos de conveniencia o a la tentación de autoengaño. A este propósito resuena categórico el reproche del Profeta: “¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal!; que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad” (Is5, 20). Precisamente en el caso del aborto se percibe la difusión de una terminología ambigua, como la de “interrupción del embarazo”, que tiende a ocultar su verdadera naturaleza y a atenuar su gravedad en la opinión pública. Quizás este mismo fenómeno lingüístico sea síntoma de un malestar de las conciencias. Pero ninguna palabra puede cambiar la realidad de las cosas: el aborto procurado es la eliminación deliberada y directa, como quiera que se realice, de un ser humano en la fase inicial de su existencia, que va de la concepción al nacimiento».[89] Los niños que van a nacer «son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana en orden a hacer con ellos lo que se quiera, quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo».[90] Se deberá, por tanto, afirmar con total fuerza y claridad, también en nuestro tiempo, que «esta defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano. Supone la convicción de que un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo. Es un fin en sí mismo y nunca un medio para resolver otras dificultades. Si esta convicción cae, no quedan fundamentos sólidos y permanentes para defender los derechos humanos, que siempre estarían sometidos a conveniencias circunstanciales de los poderosos de turno. La sola razón es suficiente para reconocer el valor inviolable de cualquier vida humana, pero si además la miramos desde la fe, “toda violación de la dignidad personal del ser humano grita venganza delante de Dios y se configura como ofensa al Creador del hombre”». Merece mencionarse aquí el compromiso generoso y valiente de Santa Teresa de Calcuta en defensa de todo lo concebido.”

El holocausto fue terrible, las muertes provocadas por la represión en la Unión Soviética y en la China de Mao fueron numerosísimas, se cuentan en millones, pero estas cifras palidecen frente al aborto en los países ateos primero y en los católicos después, la política de un solo hijo en China produjo millones y millones de abortos, que además inclinaron la balanza hacia el lado femenino, y se ve hoy, en  la diferencia numérica entre hombres y mujeres en la población de la China actual. Francia la hija predilecta de la Cristiandad, estando ya al borde del precipicio moral, ha dado un paso más y ha escrito es su constitución que el aborto es un derecho, no es que esté despenalizado, es que la Constitución lo recoge como derecho, y obvio las nuevas generaciones tenderán a pensar, por dignidad jerárquica que si está escrito ahí debe ser bueno.

Otra de las modas que atentan contra el hombre hoy es la eutanasia y sus leyes, para vergüenza hispana, Colombia figura entre los países que han convertido este crimen nefando en derecho regulado por la ley positiva, ni que decir de España.

“Hay un caso particular de violación de la dignidad humana, más silencioso pero que está ganando mucho terreno. Tiene la peculiaridad de utilizar un concepto erróneo de la dignidad humana para volverla contra la vida misma. Esta confusión, muy común hoy en día, sale a la luz cuando se habla de eutanasia. Por ejemplo, las leyes que reconocen la posibilidad de la eutanasia o el suicidio asistido se denominan a veces “leyes de muerte digna” (“death with dignity acts”). Está muy extendida la idea de que la eutanasia o el suicidio asistido son compatibles con el respeto a la dignidad de la persona humana. Frente a este hecho, hay que reafirmar con fuerza que el sufrimiento no hace perder al enfermo esa dignidad que le es intrínseca e inalienablemente propia, sino que puede convertirse en una oportunidad para reforzar los lazos de pertenencia mutua y tomar mayor conciencia de lo preciosa que es cada persona para el conjunto de la humanidad…..”

Es importante despertar de la abulia generalizada que mantiene a la hispanidad postrada ante una vorágine de hechos consumados que nos conducen a la miseria y ruina moral y económica, el diario ABC del 8 de mayo,  recoge entre varias noticias que el Tribunal Constitucional respaldará castigar con prisión el rezar frente a clínicas abortistas con  ponencia de la magistrada María Luisa Balaguer  quien considera que la reforma del Código Penal de 2022 se ajusta a la Carta Magna. Otra noticia expresa la prohibición hecha en Mallorca, parte integrante del  Reino de España, (Mallorca está en España no en Reino Unido) de impartirle la educación pública en español a varias familias que así lo han solicitado, porque en la España de hoy  el hablar español  está mal visto en muchas provincias con aspiraciones secesionistas.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!