I

Rudolph Joseph Rummel (1932-2014) fue un politólogo y profesor estadounidense en la Universidad de Indiana, la Universidad de Yale y la Universidad de Hawai, en Manoa. Dedicó su vida y carrera a estudiar datos sobre la violencia colectiva y la guerra con miras a ayudar a su resolución o eliminación. Recibió su Licenciatura y Maestría en Artes de la Universidad de Hawai en 1959 y 1961, respectivamente, y su doctorado en ciencias políticas de la Universidad Northwestern en 1963.

Rummel fue autor de veinticuatro libros académicos y publicó sus principales resultados en dos libros: Entendiendo el conflicto y la guerra (Understanding Conflict and War, Beverly Hills, California: SAGE Publications, 1975) y El poder asesina (Power Kills: Democracy as a Method of Nonviolence. New Brunswick, New Jersey: Transaction Publishers, 2002 y 1997).

La publicación por la que conocí los trabajos de Rummel fue su modelo de Hélice de Conflicto (The Conflict Helix: Principles & Practices of Interpersonal, Social & International Conflict & Cooperation, Rutgers, New Jersey, USA: Transaction Publishers, 1991) que seguidamente expongo.

II

La Teoría de Catástrofes formulada originalmente por el matemático francés René Thom (1923-2002), consiste en un desarrollo perteneciente al campo de la topología y versa sobre una cierta propensión de los sistemas estructuralmente estables a manifestar discontinuidad, divergencia e histéresis. Aquí, la catástrofe es definida como la pérdida repentina de la estabilidad.

Aunque en la teoría generalizada hay más, de acuerdo con el teorema de clasificación de Thom, hay 7 tipos de catástrofes elementales. Una de ellas, la llamada “Mariposa”, constituye el modelo matemático sobre el cual se fundamenta el modelo de Hélice de Conflicto (Conflict Helix Model), modelo que puede ser utilizado para explicar el surgimiento, secuencia y terminación de la dinámica paz-conflicto a todo nivel social, esto es, desde el ámbito interpersonal hasta el internacional.

Acepten los lectores del artículo, que existe un espacio denominado “campo social” en el cual se encuentran los actores con sus diversas interacciones, mismas que pueden ser visualizadas en fuerzas sociales y psicológicas. Dentro del campo social, tales fuerzas alcanzan equilibrios temporales de dos tipos: uno es el Balance de Poderes y el otro es la Estructura de Expectativas.

El Balance de Poderes consiste en un equilibrio entre los intereses, capacidades y voluntades de los actores. La Estructura de Expectativas  por su parte, está caracterizada por todos aquellos acuerdos y contratos, tácitos y explícitos, entre los actores y sobre tales acuerdos se fundamenta la confianza y como consecuencia de la confianza surge la cooperación. En este sentido puede definirse una situación de orden social (paz) entre las partes como aquella estructura de expectativas que permiten la confianza y la cooperación.

En las proximidades de ocurrencia del conflicto, el balance de poder y la estructura de expectativas de los actores, en virtud de su brecha creciente, se encuentran en desequilibrio. Luego de ocurrido, el conflicto define una nueva estructura de expectativas, en congruencia con un nuevo balance de poder, que gobernarán la situación.

Ahora bien, en la dinámica así descrita por el modelo, un actor presenta disposiciones generales de conducta hacia otro actor que son una función de sus intereses relativos, capacidades, experiencia  y voluntad. Dentro de la hélice, existe una fuerte presión psicológica actuando sobre cada actor en la dirección de reducir la brecha entre su disposición y conducta: a incrementar la conducta conflictiva cuando la disposición es más agresiva y a reducir la conducta conflictiva cuando la disposición es de tipo pacifista.

La buena noticia es que la disposición no es una variable social ni política: es una variable  psicológica y el poder de influir sobre dicha disposición reside en el campo de dominio de los líderes: mientras mayor sea la presión psicológica sobre la conducta pacifica, menor será la probabilidad de que cualquier evento sirva como detonante del conflicto.

Así y de acuerdo con el modelo de Rummel, las iniciativas y los esfuerzos de un grupo patrocinante de la acción no-violenta deben  estar dirigidos en primer lugar, a disminuir la brecha entre el balance de poder y la estructura de expectativas. En segundo lugar, a agrandar o ampliar al máximo posible, la brecha entre la disposición a la acción violenta de todos los actores y su muy probable ocurrencia ulterior. Disminuir la primera y agrandar la segunda, constituye el espacio fundamental de acción de un grupo perfectamente identificado con la no-violencia.

Con este modelo de la Hélice de Conflicto se comprende mejor que ese espacio fundamental es sumamente difícil y escabroso de transitar. Al final del camino y en el caso de la estructura de expectativas, se espera lograr un nivel de confianza tal que posibilite la cooperación y claro, nunca a costa de coronar injusticia e impunidad.

 


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