En el artículo anterior (https://www.elnacional.com/opinion/es-la-cultura-estupido/ ) aludíamos a la nueva forma del comunismo de luchar contra la democracia liberal, la cual inspirada en las ideas de Gramsci, actúa en la esfera cultural de manera de minar la base ideológica (que es la cultura) de la sociedad. El socialismo del siglo XXI sigue al pie de la letra esta estrategia, y basado en el leninismo lo hace de una manera militar: la guerra cultural. Por lo tanto, los partidarios de la libertad y la democracia, debemos afrontarlo de la misma manera, enfocando nuestra lucha contra el comunismo en una guerra cultural.

Como toda guerra esta lucha debe tener una estrategia, y adoptar la táctica con base en las circunstancias coyunturales, la estrategia debe contener acciones en el corto, mediano y largo plazo. Como todo lo cultural, esta lucha contra el socialismo del siglo XXI es de largo aliento, por lo tanto, debemos considerar que es al largo plazo que se ganará esta guerra, pero por supuesto, si no se realizan las batallas del corto y mediano plazo, no se logrará el triunfo en el largo plazo. A continuación lo que considero un boceto de la guerra cultural contra el socialismo del siglo XXI en Colombia.

Corto plazo

  • Definir que se debe presentar una candidatura única de la centro-derecha en 2022.
  • Estar claros que la propuesta programática de ese candidato debe basarse en la premisa de que se debe realizar una guerra cultural contra el socialismo del siglo XXI.
  • Definir a la droga como el enemigo número uno de Colombia y por lo tanto todas las acciones gubernamentales deben tener como eje transversal la lucha contra el narcotráfico.
  • Esta se debe realizar a dos niveles: macro, en el cual se lucha contra los grandes carteles de la droga y micro, en el que se trata de eliminar el microtráfico.
  • Entender que esa lucha no se puede ganar mientras se permita que el mayor cartel de la droga del mundo (las Farc) continue impunemente con sus cultivos y demás delitos de lesa humanidad.
  • Por lo tanto es menester que se inicie de inmediato las reformas necesarias al Acuerdo de Paz a ese fin.
  • No se puede hacer una guerra cultural sin una educación exitosa. En consecuencia, esta debe ser el pilar fundamental de las políticas públicas.
  • Una educación exitosa requiere una revolución en la calidad de la misma, se debe acometer una transformación radical de los contenidos y la metodología de la educación a todos los niveles.
  • Emprender una educación en valores a todos los niveles educativos, comenzando por la reintroducción de la historia y la cívica en los pensa.
  • Efectuar campañas masivas de educación en valores a través de los medios.
  • Eliminar el adoctrinamiento ideológico en las escuelas, en consecuencia eliminar los privilegios de los que goza Fecode (por ejemplo, eliminar la cotización obligatoria, obligar a la elección democrática de sus autoridades, eliminarles el poder de veto, prohibir las huelgas de personal educativo, someter a control sus finanzas).
  • Luchar contra la guerra cultural de los medios (creación de medios de comunicación verdaderamente independientes, regulación estricta de la difamación e injuria cometida desde los mismos, promoción de medios difusores de valores).
  • Estímulo a creadores, intelectuales, artistas y comunicadores democráticos para contrarrestar la hegemonía de la izquierda en ese sector.
  • Política de reactivación económica basada en el mercado.
  • Privatización de las empresas públicas.
  • Política de empleo no asistencialista.
  • Reformas estructurales en los sectores fiscal, pensional y laboral.
  • Condición “sine qua non” de esta guerra cultural es una reforma radical a la justicia.

Mediano plazo

  • Impulso a la productividad en todos los sectores económicos.
  • Crecimiento cuantitativo y cualitativo del sector ciencia, tecnología e innovación.
  • Afianzamiento de una Economía Social de Mercado, basado en el ordoliberalismo.
  • Promoción de una economía basada en fundamentos ortodoxos que propicien un liberalismo económico con adecuada regulación.
  • Estímulo a una cultura basada en valores.
  • Promoción de la familia como base de la sociedad.
  • Programas de estímulo al desarrollo de las capacidades cognitivas y creativas en la infancia.
  • Promoción de gremios y sindicatos basados en valores democráticos.
  • Establecimiento del ahorro como base de la actividad económica.
  • Estímulo a un crecimiento acelerado de la economía colombiana (estilo Corea).
  • Reducción drástica del rol del Estado en la sociedad.
  • Expansión del rol de Colombia en la economía internacional.
  • Promoción de la integración democrática

Todas estas acciones conllevarán a que en el largo plazo Colombia sea un país verdaderamente democrático, desarrollado económicamente, con una sociedad basada en valores y con un alto desarrollo cultural, científico y tecnológico.

Pero es imperativo impedir que el socialismo del siglo XXI se tome el poder por la vía electoral siguiendo la estrategia de la Carta del Foro de Sao Paulo. Un triunfo del farcsantismo, sea en su versión radical petrista o en su versión light de la Coalición de la Esperanza o de un candidato “independiente” sorista, significará la entronización del socialismo del siglo XXI, impidiendo de entrada la implementación de la estrategia a corto y mediano plazo. Es una guerra cultural, por lo tanto, se debe ir a la base ideológica de ella, la cual es la instauración de una verdadera sociedad democrática y no de una dictadura comunista camuflada de socialismo del siglo XXI.

 


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