El profesor ginebrino Charles Roig es una de las figuras prominentes del análisis político contemporáneo de las últimas décadas. En sus clases magistrales de la Universidad de Ginebra me apasioné por el estudio del lenguaje y su influencia sobre la acción política. Su obra magistral La gramática política de Lenin(La grammaire politique de Lenine, L’Age d’Homme, Lausanne, 1980) se dedica a demostrar cómo el totalitarismo se desarrolla a partir de la transformación del lenguaje de la guerra total en principio de acción política. Nos revela la inversión de la realidad comunista y el peligro latente de la siempre presente peligrosa reinvención de ese mal del siglo XX. La gramática… es una lectura fundamental para comprender cómo el socialismo del siglo XXI está tomando el poder en América Latina, a través de simbolismos engañosos que encubren la realidad totalitaria.

Un principio fundamental del leninismo es que la organización es a la revolución lo que el ejército es a la guerra. Para Lenin el principio fundamental de la acción política es “la violencia revolucionaria dirigida contra el aparato del Estado”. La única vía de acción política posible es la lucha revolucionaria ilegal y violenta contra el Estado. Una vez tomado el poder, esta violencia da un giro de 180 grados, tornándose esa violencia ilegal en la violencia estatal, la dictadura del proletariado. Lenin desarrolla, pues, desde una perspectiva marxista la tesis del Estado opresor.

Un tema central dentro de esa tesis es la concepción del partido, como eje de la revolución, al respecto dentro de su discurso:

“1) El partido es el centro único del poder.

2) Él está llamado a funcionar como un ejército de 600.000 hombres conducidos por una voluntad única.

3) Lenin se identifica a sí mismo con esta fuerza.

4) Crea un lenguaje correspondiente a esta nueva situación “.

A partir de esta concepción, la guerra se convierte en el principio de toda la política leninista. La guerra definida en términos de lucha de clase confiere un valor universal a la interpretación leninista de la política. Paralelo a esta visión está el “principio de victimización”, que es una forma de catarsis, de cara al enemigo, se trata de asegurar la cohesión social al precio del sacrificio ritual de una víctima simbólica. El maniqueísmo se convierte en el sustituto de toda argumentación.

El conflicto es la base de toda la acción política de Lenin:

“La estrategia de conflicto conduce a la marginalización del adversario, la cual constituye uno de los procesos eficaces de la ascensión al poder de Lenin utilizando las luchas ideológicas para crear situaciones de comunicación y de poder”.

Para el leninismo, el lenguaje no tiene como función la transmisión de un mensaje, sino de crear, mantener o cambiar una cadena de comunicación compleja a la cual se adhiere un sistema de poder. Esa cadena determina el mensaje. Las reglas del discurso de Lenin son entonces tratadas como una gramática original que permite generar discursos legítimos derivados.

En conclusión, el leninismo es un sistema de poder basado en la estrategia de conflicto, disfrazada por el simbolismo de un lenguaje de victimización, que tiene como fin la creación de cadenas simbólicas de lucha ideológica con el objetivo último de la toma y perpetuación del poder totalitario, ejercido por la dirección del partido. Todo esto se articula bajo una gramática ordenadora que permite generar discursos derivados. Así, revolución puede connotar protesta, lucha de clases reivindicaciones sociales; guerra se convierte en paz, y así toda una mecánica de inversión de la realidad, en la que el discurso encubre la determinación de la toma del poder bajo cualquier fórmula, incluidas las totalitarias.

Traduzcamos estos principios básicos descritos por el profesor Roig al paro colombiano:

1)     Hay una vanguardia revolucionaria, representada por la cúpula comunista, en este caso el farcsantismo.

2)     El objetivo es la instauración de la dictadura del proletariado, en este caso el socialismo del siglo XXI.

3)     Para ello se recurre a la violencia, disfrazada de protesta social.

4)     Esta se articula a través de un lenguaje simbólico: las 13 peticiones.

5)     A través de la manipulación del lenguaje, se presentan las tesis que tienen como objetivo la toma del poder por el comunismo, como objetivo loable al cual nadie se puede resistir: la paz.

6)     Con la combinación de lenguaje simbólico e imposición de la violencia se llega al poder, repito, utilizando cualquier forma posible.

7)     Una vez llegado al poder, la cúpula del partido establece la dictadura del proletariado.

8)     Esta se perpetua a través del totalitarismo.

Creo haber demostrado convincentemente, a través del análisis propuesto por Roig, que el paro -como diría uno de sus líderes máximos- no es sino la aplicación de los principios del leninismo a la coyuntura colombiana actual. Ante esa constatación me pregunto: ¿va a seguir el liderazgo democrático sucumbiendo ante la afrenta de la lucha violenta del socialismo del siglo XXI, enternecido por las falsas consignas de este, o lo va a enfrentar firmemente con las armas legítimas de las que el Estado dispone? De la respuesta a esta vital pregunta depende la suerte de la patria.

 


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