Hay un conocido y supuesto experimento en el que colocan a una rana en un recipiente con agua a temperatura tibia hasta gradualmente alcanzar el  punto de ebullición; el anfibio no logra notar los cambios y no reacciona, lo que finalmente le causa la muerte. Aunque los biólogos modernos demostraron que se trata de una falsedad, a manera de metáfora el asunto nos invita a recordar que la gradualidad también destruye, porque precisamente la pasividad ante los hechos en muchos casos causa la ruina de personas y países. Por ejemplo, durante más de 20 años algunos de nuestros congéneres venezolanos no han sido capaces de advertir que las políticas de Chávez y Maduro eran comparables a estar en medio de una olla en la que estaban siendo hervidos. Aún hay gente tratando de restarle importancia a la situación política que vive Venezuela y argumentan falsamente que las cosas se están arreglando, ellos me recuerdan a la historia de la pobre rana en el agua tibia.

A quienes amamos a Venezuela, hablar de la falta de libertades se nos has vuelto un tema recurrente. Mientras el país siga secuestrado no podemos dejar de denunciar la realidad, por más que algunos oportunistas de turno quieran vendernos la idea mentirosa de una bonanza nacional. Ningún dinero puede hacer olvidar que la única manera de construir un futuro es en democracia, todo lo demás es solo parte de la gradualidad.

Me asombra ver cómo aún queda gente que por dinero legitima a Maduro en las redes sociales, algunos lo hacen de manera indirecta; sobre todo hay una camada de artistas que están haciendo conciertos y visitas mostrando la imagen de un país paralelo al que padecen millones, un país al que solo tienen acceso unos pocos. Nombrar a todos los faranduleros enchufados sería perder el tiempo, todo el mundo sabe quiénes son.

Al tiempo que muchos paisanos que se encuentran en el exterior van a Venezuela a hacerse fotos en lugares de lujo pagados con dinero que no se ha trabajado en el país, un mayor número de compatriotas se marchan de nuestra tierra huyendo del hambre, la represión, la dictadura, la falta de oportunidades, y el colapso del sistema sanitario, entre otros graves problemas. Lo dejan todo en  búsqueda de una nueva vida en libertad. Pero de ellos ya no hablan quienes van a cantarle al régimen.

Para algunos de los venezolanos que van al país convertidos en turistas, “la patria es otra” y algunos que no ven más allá de sus narices, cuando aseguran que “la vaina se arregló”, no obstante muy pocos de ellos se regresan definitivamente, les basta con subir muchas fotos que le blanquean la cara al régimen y regresar a la rutina de sus vidas en alguna capital del mundo, a ellos les pido y les recomiendo que no olviden que esa mentalidad hace más daño que bien a la lucha por recuperar a nuestra nación.

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