Hoy este ejercicio de plasmar en letras y versos, quisiera hacerlo con la necesidad que sentimos quizás la mayoría de los venezolanos luego del profundo aunque resarcible daño que ha hecho la «revolución bonita» sobre todo el territorio nacional y es en el rescate indiscutible del valor de la Familia como institución social suprema y el núcleo sustancial de progreso en nuestro país y nuestra sociedad.

Tristemente y de forma arrasadora, el núcleo familiar se ha fracturado y ha estado sujeto a variaciones y a constantes transformaciones donde uno de los principales y más grandes daños que ha hecho este régimen es cambiar la conciencia de los venezolanos, inculcando la violencia entre los mismos y expulsando los valores que de generación en  generación se han ido transmitiendo.

Hay factores que han sido determinantes para el declive de este valor y se haya visto manchado, vejado, maltratado y humillado en los últimos tiempos. Unos de los tantos es la creciente anarquía social, la inconsciencia colectiva, la inmoralidad, la gigantesca crisis de valores que han ido tomando auge bárbaramente y para dolor de muchos, seguirá incrementando si no cambiamos la mirada indiferente de la colectividad.

En la actualidad, la únicas y pocas opciones que se poseen para sobrevivir en esta jungla que se ha convertido la sociedad venezolana, han dejado una serie de consecuencias irremediables que debemos corregir con prontitud. Una de ellas, es que el hogar venezolano se ha convertido en un coco seco, hueco y sin sentido porque sus integrantes han tomado la decisión de marcharse a nuevas y peligrosas aventuras sin importar el efecto negativo que deje. Padres, hijos y hasta abuelos han ido migrando hacia otros lugares buscando mejor calidad de vida porque eso en vez de ser una tranquilidad se ha vuelto una obsesión.

Otro punto que no hay que dejar pasar, es que la mesa, lugar de encuentro familiar alrededor de la comida, ha sido reemplazada por la habitación en la que cada miembro tiene su televisor y desde allí­ ha logrado construir la isla que lo mantiene distraído. También, se ha visto fracturada en los últimos años ya que los que ocupan sus sillas no están presentes por muchos y entendibles motivos y en su lugar, existen conversaciones por teléfono o alguna red social.

Para muchos, la familia lo es todo en la vida, es nuestra energía vital, la sonrisa, esa que sale desde el corazón, las pilas cuando se está por desfallecer, cuando se está cabizbajo, son sus brazos los que levantan el ánimo y la motivación. Es por ella por quien se vive, ella es la más sincera felicidad y lo mejor de todo o al menos lo que siempre se ha admirado es la unión entre todos en cada momento sin importar el lazo sanguíneo, lo bueno, lo malo o lo peor. Es pilar, ejemplo, fuerza, el aliento para seguir. Y como no verla con tanto amor, si nos enseñó a volar, creyó en nosotros cuando nadie más lo hizo. Es allí­ donde se resume todo, es Familia es amor, el más puro que existe después de Dios.

Por eso, a pesar de todo, este régimen de facto ha fallado porque no a todos les cambió la conciencia y todavía, a pesar de todo siguen existiendo familias que mantenemos ardiendo la llama de los valores y que a diario luchamos a capa y espada para que vuelvan y que rezamos constantemente por nuestro País, no porque vuelva el de antes sino, por la pronta venida de una Mejor Venezuela donde se respiren aires de tranquilidad y de amor en todas las calles, hogares y en cualquier rincón.

Como diría un admirable amigo y tiene toda la razón: «Hay que elevar nuestro grado de consciencia para alcanzar una mejor sociedad». No me cansaré de decirlo jamás: “un País no solo es conocido por su gobierno, por sus bellos paisajes, su contagiosas costumbres y su admirable historia, un País es conocido primordialmente por la calidez de su gente, y nosotros somos gente buena, por eso ¡viva la familia venezolana!

@JorgeFSambrano

#RendirseNoEsUnaOpcion


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