En cualquier sociedad la familia constituye el núcleo y la esencia de la misma, ya que es la primera aproximación que cualquier individuo tiene con la realidad. De esta primera aproximación dependerá, en gran medida, el resto la existencia de esa persona. No son pocos los ejemplos históricos que se pueden citar a propósito de esto, personajes como Adolfo Hitler y Joseph Stalin, entre muchos otros, nacieron en familias que les dejaron traumas y resentimientos. Tanto daño puede hacerle una mala familia a una sociedad que pueden dejarle personajes como los antes mencionados, que estremecieron al mundo por su falta de sensibilidad, por su falta de conciencia; en fin, por su falta de familia.

El papel de la familia es indispensable e irremplazable para cualquier sociedad que busque el progreso, la justicia y la paz. Es en la familia donde se debe dar la formación humana que cada individuo necesita para su vida. Dicha formación humana se debe centrar en los valores morales y éticos que van a conducir a esa persona y a esa sociedad a su autorrealización.

Si una familia no cumple con ese papel, la sociedad entera tendrá que cargar con ese individuo producto de dicha familia disfuncional, intentando darle la formación moral y ética básica en sus primeros años, mediante los preescolares, los colegios y organizaciones religiosas. Sin embargo, si estos mecanismos no son suficientes para inculcarle a la persona los valores que debieron ser inculcados por su familia, la sociedad cargará con esa persona, que muy probablemente infringirá daños a los demás.

Lamentablemente, en las recientes décadas han acontecido fenómenos sociales que han golpeado fuertemente a la institución familiar. Grandes migraciones, nuevas ideas ique progresistas y,  una cultura basada en el individualismo y en lo material, han dejando como residuo el caos social que vivimos hoy en día, es decir, una sociedad con cada vez menos valores morales, éticos y humanos; que ha causado la insensibilidad de la gente, el egoísmo a alta escala, la mentira como forma de vida, la falta de respeto generalizada, la irresponsabilidad a todo nivel, la falta de personalidad de la población, entre muchos otros grandes males.

Ni los gobiernos, ni los colegios, ni organizaciones civiles o religiosas y menos la ayuda internacional, pueden corregir esta situación. Por esto, es la propia sociedad a través de la institución familiar la que debe remediar y revertir esta crisis, asumiendo el rol social que verdaderamente tienen.

La profunda crisis nacional lleva consigo una crisis social. La falta de confianza, la incapacidad para ponernos de acuerdo, la falta de empatía nos hablan de una crisis en la sociedad venezolana. ¿Y cuál es la base de la sociedad? La familia. De manera tal que también se evidencia una crisis familiar que pudiera ser uno de los orígenes de las patologías sociales que hoy vivimos. La institución familiar debe ser el modelo de desarrollo social a seguir por toda nación que quiera alcanzar los niveles más altos de estabilidad, progreso y desarrollo.

Es aquí donde los padres: mamá y papá, tienen un papel fundamental. Los deberes de los padres no son solo darle alimentación, vestido y calzado a los hijos; eso es lo que creen muchos por el mismo materialismo que existe en nuestros días. Los padres son los encargados de humanizar a esa pequeña criatura que trajeron al mundo; y humanizar implica inculcarles los valores que todo ser humano debe poseer; y eso solo se hace con amor, con constancia, con sacrificio, con devoción, con dedicación y con buenos ejemplos.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!