No ha habido un estadista que haya encapsulado con mayor realismo y claridad los fines y objetivos de la política exterior de una nación como Lord Palmerston, primer ministro y secretario de relaciones exteriores del Reino Unido durante la era Victoriana. “Nosotros no tenemos enemigos permanentes ni eternos aliados, sólo nuestros intereses son permanentes y eternos”. ¿Qué hay detrás de la sigilosa aproximación de la Casa Blanca con el gobierno de Maduro? Intereses. Veamos.

Las repercusiones geopolíticas y la onda expansiva de la invasión de Rusia a Ucrania se extienden con mayor o menor intensidad, por todo el mundo y, por supuesto, Venezuela no es una excepción, especialmente si consideramos que abriga en el subsuelo una de las mayores reservas de hidrocarburos del planeta. Desde la Segunda Guerra Mundial no había ocurrido un trance militar con tantas repercusiones internacionales como el de Rusia/Ucrania y el temor es que desencadene eventos que trascienden este conflicto. Así como la Guerra Civil española de 1936 y la invasión japonesa a China en 1937 fueron preludios de la Segunda Guerra Mundial, el conflicto Rusia/Ucrania pudiera ser el anticipo de un desenlace más amplio.

De modo que más que sentido de solidaridad, con este masivo apoyo logístico y militar a Ucrania y de punitivas sanciones a Rusia, Estados Unidos y la OTAN solo han puesto en acción la doctrina conocida como Análisis Estratégico de Múltiples Niveles de Disuasión. Se trata de un sistema orgánico de información para entender al adversario. Es un sistema jerárquico que ayuda a analizar a una determinada sociedad u organización adversa. El programa se centra en los fundamentos científicos de la disuasión y se enfoca en las motivaciones del adversario para decidir una acción, sus intenciones y la estructura de su contrariedad. En el fondo pues de toda esta parafernalia de soporte a Ucrania se desliza un mensaje con destino, China.

China y el laboratorio de Ucrania

La globalización ha permitido que el dicto capitalista de aumentar la renta y que la producción tenga lugar donde los costos son más bajos, se ha hecho una realidad, pero ha redistribuido áreas de poder. En la década de los 90s Estados Unidos y Europa fabricaban el 80% de la producción mundial de semiconductores. En el 2020 era de 20%. Taiwán y Corea del Sur son hoy los mayores productores de semiconductores capaces de producir los chips de 5 nanómetros, los más avanzados. Para aquellos que no están familiarizados con la tecnología moderna, los semiconductores son componentes esenciales de los dispositivos electrónicos, como las comunicaciones, la informática, la atención médica, los sistemas militares, el transporte, la energía limpia y muchas otras aplicaciones.

Los cuatro rubros principales de exportación de Rusia son: petróleo crudo, petróleo refinado, gas y briquetas de carbón. De allí la irónica expresión del difunto senador McCaine de que Rusia es solo una gran estación de servicio. Europa consume mucha más energía de la que produce y compensa la diferencia con importaciones de Rusia. Parte de un cálculo estratégico de Putin fue duplicar la expansión de la energía nuclear de Rusia a fin de aumentar sus exportaciones a Europa que en su obsesión ambientalista cerró las plantas de energía nuclear, cerró campos de gas y se negó a desarrollar métodos avanzados como el fracking. El resultado fue desalentador. En el 2016, el 30 por ciento del gas natural consumido por la Unión Europea provino de Rusia. En 2018 era de 40%. En 2020 era 44%, en 2021 de 47%. En medio del conflicto Putin ha exigido a Europa que pague en rublos. La UE lo acusa de chantaje.

La Rusia de Putin aislada es un tigre de papel, pero en un futuro, bajo el ala de una potencia como China puede ser otra cosa. Esto explica la desesperación de Biden “Putin no puede permanecer en el poder”. En el gran esquema mundial de China si Putin sobrevive a las reacciones internas de su fracaso en Ucrania, será útil para bloquear fuentes de energía a Europa y con presencia militar e influencia en el Medio Oriente perturbar los flujos petroleros de aliados de Estados Unidos. Estos serían factores cruciales si China quisiera torcerle el brazo a la Unión Europea y la OTAN, en la hipótesis de un conflicto que involucre a Estados Unidos y China.

¿Contribuirá este desaguisado militar de Rusia en Ucrania junto con el programa gringo Estratégico de Múltiples Niveles de Disuasión a que China desista de su intención de invadir a Taiwán? Chen Ming-tong, jefe de la oficina de seguridad nacional de Taiwán, estimó la pasada semana que China aplazaría un ataque durante el resto del mandato presidencial de Tsai Ing-wen, que termina en 2026. Pese a que el nivel de entendimiento personal entre la Rusia de Putin y la China de Xi Jinping es alto, los dos países no son formalmente aliados, pero existe un nivel de coordinación que habría tenido alguna significación si China hubiera contribuido de alguna manera en las operaciones militares rusas. No ha sido así y ya es difícil que ocurra. China ha sido cautelosamente distante. Solo han observado los efectos positivos y negativos que este laboratorio que Rusia les ha ofrecido.

El amor y el interés…

Centros de estudios estratégicos coinciden que, en virtud del fracaso ruso en Ucrania, China no lanzaría un ataque, por lo menos antes de 4 años. Algunos analistas lo extienden hasta 6 años. Reuter cita a asesores chinos que sostienen que la guerra enseñó «grandes lecciones» al Ejército Popular de Liberación de China, «especialmente lo relacionado con sobreestimar a Rusia en sus ataques de precisión de largo alcance». Rusia calculó mal sus planes de guerra, no analizó adecuadamente la inteligencia. Muchos de estos deslices son comunes en organizaciones militares bajo gobiernos autocráticos. A sus líderes les dicen lo que quieren oír.

¿Qué efecto tendrá este barajo geoestratégico en Venezuela? Como hemos visto, el petróleo es un engranaje clave en la estrategia de Putin y le será útil a China que carece de grandes recursos energéticos. En 4, 6 u 8 años, cuando China decida invadir a Taiwán, un probable objetivo de la estrategia logística del binomio China/Rusia es Europa, un flanco energético débil. Asegurar para entonces que las reservas más grandes del mundo estén a la disposición de Estados Unidos es de una lógica sin contestación. Esta previsión que devendría en unos años le explica a aquellos que, confundidos con la primera aproximación de Estados Unidos hacia Maduro, no entendían cómo una industria petrolera devastada podría compensar el inmediatismo de los efectos en los precios de la gasolina. Estados Unidos ya lo ha resuelto con el uso de las Reservas Estratégicas de Energía. El interés de la Casa Blanca con Maduro es a mediano o largo plazo, los años que los estrategas estima que China estará lista para invadir a Taiwán.

Una vez acotamos en este espacio que la dinámica que caracteriza a la oposición venezolana, adicta a las divisiones y a peleas intestinas han creado un cuadro político sui generis: un gobierno más débil electoralmente, pero más sólido políticamente; una oposición aún más débil electoralmente y casi irrelevante políticamente. En una compleja situación geoestratégica mundial como la que se anticipa, los problemas de esta oposición, irresueltos en más de 20 años, serán vistos desde esta perspectiva geopolítica como minúsculos, microscópicos, comparados con los intereses en juego. Nadie, en su sano juicio podrá objetar que Biden haga del gobierno de Maduro un aliado incondicional y recupere a Pdvsa en los años por venir con una intensiva inversión y la avanzada tecnología de Chevron, Exxon, Conoco/Phillips, entre otras. Con todas las consecuencias para la oposición venezolana y la demócrata en Florida.

Todo esto se produciría bajo la premisa del interés estratégico descrito por Lord Palmerston o el expresado más gráficamente por el presidente F.D. Roosevelt en la ocasión en que le criticaron su alianza con el dictador Somoza: “cierto, es un hijo de puta, pero es ‘nuestro’ hijo de puta”.

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