A lo largo de la gestión revolucionaria, en nuestro país ha habido muertes y desaparecidos. No hay entonces que sorprenderse si, en tales casos, las miradas inquisidoras se dirijan hacia figuras del régimen partidarias del cambio violento y profundo.

Eso precisamente ocurre en esta ocasión, con la extraña aprehensión y luego muerte de Ronald Ojeda, militar venezolano opuesto a la revolución bolivariana, quien huyó de nuestro país y estaba residiendo con su familia en Chile. El mundo democrático está impactado ante el dramático evento; y no es para menos, eso siempre ocurre cuando “algo huele mal en Dinamarca”.

Tal como es sabido, el terrible acontecimiento se inició el pasado 21 de febrero. Un pequeño grupo bien uniformado, de supuestos policías chilenos encapuchados, ingresó a un edificio que está ubicado en el sur de Santiago y procedió a sacar, en ropa interior y con agresividad, al joven militar venezolano antes mencionado. Inmediatamente después de producirse el estrambótico hecho, la sección antisecuestros de la policía civil chilena hizo acto de presencia y, en tiempo récord, logró identificar a varias personas relacionadas con la detención y posterior muerte de Ojeda. Una de dichas figuras resultó ser un joven venezolano de 17 años. También se habla de sospechosos vinculados con la conocida megabanda Tren de Aragua.

Lo que ahora está en la cabeza de muchos de nuestros compatriotas es que en el escabroso evento están metidas las manos de alguna figura de la mal llamada revolución bonita. Las razones para asumir tal postura pueden ser muchas, pero lo cierto es que, al momento de escribir este artículo, no hay -al menos en nuestro caso- elementos contundentes que permitan inculpar a alguien de la revolución mal llamada bonita.

Lo anterior no debe verse como un cheque en blanco. Tarde o temprano las espesas nubes se evaporan y abren el paso a la verdad. Mientras tanto, sólo nos queda hacer llegar nuestro sentimiento de pesar a los familiares de Ronald Ojeda.

Que nuestro aguerrido compatriota descanse en paz.


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