Roy Barreras ha sido un líder fundamental del sistema político colombiano desde finales del siglo pasado. Es el típico “lagarto” de la politiquería en que caen los sistemas cuando no existen partidos políticos con ideología sólida y propuestas programáticas firmes, en donde los caudillos suplantan a las ideas.

Comenzó su carrera política en Cambio Radical, como escudero de Vargas Lleras, luego fue connotado líder del uribismo (al punto de darle un hijo de ahijado al presidente), fundó el partido de la U como maquinaria política de este, pero luego fue artífice de la traición de Santos a Uribe y puso la U al servicio del traídos, ahora es baluarte del petrismo.

Las volteretas de los políticos son más bien costumbre en Colombia, en estas lo acompaña otro arlequín del farcsantismo el flamante diplomático Benedetti, pero lo que sí es inusual (me atrevería a decir que único) es como por décadas Roy ha brillado en una misma estrategia. Infiltrar un movimiento político, para desde adentro destruirlo en favor de un político del bando contrario.

Roy Barreras por tres décadas se ha ocupado de aparecer como escudero de un líder, pero estando al servicio de otro. Petro, Cepeda, Bolívar, Iván Márquez, Claudia López y muchos otros líderes de la guerrilla o que se han congraciado con esta, son deleznables especímenes del progresismo del SSXXI, están equivocados en su pretensión de instalar una dictadura socialista en Colombia, pero son sinceros y claros en ese propósito. Pero Juan Manuel Santos y Roy Barreras son repugnantes como traidores, representantes del lagartismo en política, mercenarios al mejor postor en el bazar electoral en el que se ha convertido la política colombiana.

Santos se infiltró en el uribismo en nombre de las FARC, de la cual formó parte con el alias de Santiago (https://co.pinterest.com/pin/577797827162396972/), para obtener el objetivo que las FARC se habían propuesto desde que Fidel les ordenó acabar con la subversión: utilizar la paz como señuelo para llegar al poder (https://www.youtube.com/watch?v=C94c55GeFvw). Ya desde los noventa Santos había presentado su inclinación traicionera y golpista al proponer un gobierno de acuerdo nacional entre el establishment liberal, los narcos y las FARC (https://www.semana.com/nacion/articulo/el-complot-de-santos/34308-3/), por ello es inconcebible la ingenuidad de Uribe al haberse dejado engatusar por Santos y poner a este en la Presidencia.

Alfil de la entrega del país a las FARC por Santos fue Roy, quien desde el gobierno de este hace lazos con Petro hasta encumbrarse como el segundo a bordo del Pacto Histórico. Desde esta posición el vil Roy fue artífice de la campaña de desinformación que acabó con la reputación de figuras que se interponían al triunfo de Petro: Fajardo, Gaviria, Fico, esta campaña se presentó al desnudo en videos en donde el estratega de comunicación de la campaña actual cónsul en Chile Sebastián Guanumen indicó claramente “correr la línea moral” típico de la izquierda y de sus compañeros de camino como Roy.

Ahora que está consumado el objetivo del farcsantismo: la llegada de un gobierno abiertamente de izquierda en Colombia, que imponga la dictadura del socialismo del siglo XXI y convierta el país en un narcoestado, lo cual se logrará con el fin de la entrega del país al narcoterrorismo con el PetroELNismo, Roy de nuevo hace su jugada: con el acto de este martes en el que presenta su partido, debido a como dice Gustavo Bolívar “la ministra Corcho se paró en la raya y no cede a los múltiples intereses que él representa Roy sus intereses”, Roy hace de nuevo su  eterna jugada y ahora aparentemente quiere implosionar el Pacto Histórico, siguiendo siendo alfil de Juan Manuel Santos, presentándose como de “centro” frente al “radicalismo” de Petro y ahora sí presentándose él como posible candidato a la Presidencia.

Lo que cabe preguntarse es si esta vez Roy hace su eterna jugada sinceramente y quiere presentarse dentro del petrismo como una opción frente al radicalismo de Petro y sus activistas del decrecimiento, o si es una jugada del mismo Petro, quien ante al  rotundo rechazo del pueblo a su pretensión totalitaria hace una jugada de distracción, lanzando a Roy para engañar y terminar imponiendo su candidato , si no es que reforma la Constitución para ser él mismo , en todo caso Roy sigue como el eterno lagarto que se mueve en las aguas del partidismo, para siempre usufructuar del poder y siempre en estrategias deleznables de su patrón Juan Manuel Santos. En todo caso creo que esta vez si el pueblo no comerá cuento, es demasiada la mala reputación de Roy como para poder seguir viviendo de una fachada para engañar al electorado.

 


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